20/Sep/03 Los científicos meditan acerca de la felicidad La ciencia y el budismo se acercaron en un encuentro en el que participó el Dalai Lama exploró formas de aliviar el sufrimiento del mundo. Neurocientíficos, psicólogos y especialistas en ciencias de la conducta analizaron los puntos en común que podrían tener los conocimientos científicos y los principios budistas. Ahora resulta que los investigadores creen que pueden aprender mucho de los monjes. (Wired News) Vestido con una túnica carmesí y zapatos deportivos al tono, el Dalai Lama se destacaba entre los académicos de tweed durante una reunión realizada en el MIT el fin de semana pasado; y sin embargo, el líder tibetano no estaba del todo fuera de lugar. El ganador del Premio Nobel de la Paz, de 68 años de edad, ha dicho en reiteradas ocasiones que si su destino no hubiera sido ser monje, seguramente habría sido ingeniero. La fascinación por la ciencia y una curiosidad natural por saber cómo funcionan las cosas lo acompañaron toda su vida. Es por ello que no sorprendió verlo en diálogo durante dos días con neurocientíficos, psicólogos y especialistas en ciencias de la conducta, analizando los puntos en común que podrían tener los conocimientos científicos y los principios budistas, y buscando la forma de que la ciencia moderna extraiga enseñanzas de los 2.500 años de prácticas de meditación de la tradición budista. La conferencia Investigating the Mind (Investigando la Mente), patrocinada por el McGovern Institute del MIT (Instituto de Tecnología de Massachussets) y el Mind & Life Institute (Instituto de la Mente y de la Vida) de Colorado, fue la décimoprimero de una serie de extraordinarios encuentros de diálogo, iniciados por el Dalai Lama hace diecisiete años con el objeto de ofrecerle al mundo un método práctico para aliviar su sufrimiento y dominar las emociones y los impulsos destructivos que dan origen a los conflictos humanos. Hasta el momento, todos los encuentros se habían llevado a cabo en privado en la casa del Dalai Lama en Dharamsala, India, y a continuación se habían publicado libros que recogían los temas tratados. Pero el fin de semana pasado, las conversaciones se realizaron por primera vez en público, cuando los budistas y los científicos se reunieron ante una audiencia para establecer estrategias y metodologías de colaboración con miras a investigaciones futuras. Esta colaboración llega en un momento más que indicado, sostiene Adam Engle, presidente de Mind & Life. Nunca hubo mayor interés del público en las creencias budistas, como quedó comprobado en el número de personas (13.000) que pagaron entrada para asistir a una charla abierta que el Dalai Lama dio antes de la conferencia. Además, señala Engle, "Vivimos en una época propicia en la cual, por primera vez en la historia, contamos con una tecnología fantástica que permite que se lleve a cabo este tipo de investigación". Recientes adelantos tecnológicos, como la máquina de resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI por sus iniciales en inglés), brindan la posibilidad de que los investigadores analicen en profundidad el cerebro de un monje meditando e incluso tomarle fotografías. El año pasado, el doctor Richard Davidson, director del Laboratory for Affective Neuroscience (Laboratorio para la Neurociencia Afectiva) de la Universidad de Wisconsin y presentador en la conferencia, empleó una máquina fMRI para trazar un mapa del cerebro del monje Matthieu Ricard. Mientras Ricard, un monje con más de treinta años de experiencia en prácticas contemplativas, se encontraba en situación de lo que los budistas llaman meditación compasiva, Davidson midió la actividad de su cerebro. Las imágenes mostraron una actividad excesiva en la corteza perifrontal izquierda (justo detrás de la frente) del cerebro de Ricard. Por lo general, las personas de temperamento alegre exhiben un nivel elevado de actividad en la corteza perifrontal izquierda, área asociada con la felicidad, la alegría y el entusiasmo. Quienes tienen mayor tendencia a la ansiedad, el miedo y la depresión exhiben un nivel de actividad mayor en la corteza perifrontal derecha. Pero el grado en el que el lado izquierdo del cerebro de Ricard se iluminó superó con creces el de los otros 150 sujetos que Davidson había medido. No se puede saber si Ricard habría exhibido los mismos resultados antes de convertirse en monje. Pero dado que sus lecturas estuvieron siempre orientadas a la búsqueda del camino hacia la felicidad, Richardson cree que estudiar las mentes de los monjes meditando nos puede ayudar a averiguar cómo puede la meditación moldear nuestros cerebros a fin de desarrollar temperamentos más felices y menos afligidos. Los budistas sostienen desde hace tiempo que la meditación les brinda grandes beneficios a sus mentes y cuerpos, pero el mundo empírico demandaba pruebas más contundentes que los testimonios personales. Como dijo este sábado Ajahn Amaro, abad del Monasterio Budista Abhayagiri del norte de California: "la gente cree en el gran dios de los datos." En consecuencia, el Dalai Lama espera que los investigadores prueben científicamente que la meditación tiene beneficios médicos y emocionales, para luego divorciarla de sus raíces espirituales budistas y ofrecerle al mundo un método secular que lo ayude a aliviar el sufrimiento y encontrar la felicidad. El encuentro, que se llevó a cabo en el marco de su apretada gira de verano alrededor de Estados Unidos (que incluyó una visita al Presidente George Bush), fue calificado por el Dalai Lama como la parte más importante de su itinerario. Sentado en el acogedor Auditorio Kresge del MIT ante un público que colmaba el lugar, en el que se encontraban la actriz Goldie Hawn y el actor Richard Gere, el Dalai Lama estaba de piernas cruzadas con sus pies protegidos sólo por medias sobre un asiento cubierto de almohadones, fascinando a la audiencia con su alegría irreverente y su picardía. En un evento de prensa previo a la conferencia donde se habló de los beneficios que los budistas esperaban obtener a partir de su encuentros con los científicos, el Dalai Lama dijo: "La cosmología, la neurobiología, la física, la psicología: esas son las cosas que realmente deben estudiar los académicos budistas." Pero antes de que el público pudiera exteriorizar su aprobación, añadió: "¡Para refutarlas!" En realidad, el Dalai Lama sostiene que por la naturaleza del budismo se encuentra abierta a la exploración y el cambio. Y aseguró que si el resultado de la colaboración con los científicos llegara a negar los beneficios de la meditación, estaría dispuesto a replantearse miles de años de tradición budista. "Si la ciencia encuentra datos que chocan con los principios budistas, el budismo debe cambiar para adaptarse a esa realidad. Siempre tenemos que adoptar una perspectiva que concuerde con la realidad", escribió hace poco en el anticipo de un libro sobre las más recientes colaboraciones científicas. Durante el transcurso del fin de semana, los participantes trataron numerosos asuntos y desarrollaron temas posibles para investigaciones futuras. Entre ellas tal vez se encuentre un estudio para analizar la capacidad de los meditadores budistas para mantener un nivel inusitado de atención y concentración. Mientras los occidentales consideran que la atención es algo que por lo general exige un gran esfuerzo, el entrenamiento budista hace que con el tiempo la concentración se logre prácticamente sin esforzarse. También se espera poder examinar la vividez de las imágenes mentales de los monjes budistas, aunque podría resultar difícil diseñar métodos adecuados para medir esto. El encuentro respaldó al menos una creencia budista. El reconocido psicólogo del desarrollo Jerome Kagan, por caso, destacó que los budistas siempre sostuvieron que un fuerte sentido de la ética es inherente a nuestra naturaleza, y, en efecto, se trata de "una característica biológica de nuestra especie." Pese a las estadísticas sobre el delito que parecerían indicar lo contrario, y pese a la presencia de agentes del Servicio Secreto que montaron guardia alrededor del escenario del auditorio durante todo el encuentro, Kagan afirmó que es probable que los seres humanos, como siempre creyeron los budistas, "tengan mayor tendencia a ser benevolentes que a ser malévolos". Quizás no fue casual que la visita del Dalai Lama a Estados Unidos coincidiera con el segundo aniversario del 11 de septiembre. Durante el fin de semana hizo varias referencias indirectas a los ataques al World Trade Center. "La tecnología es algo bueno dijo en un momento. Pero el uso de la tecnología en manos de personas que carecen de vidas humanas bien desarrolladas puede resultar desastroso". Observó que quienes causan sufrimiento también sufren en su interior, inevitablemente. En consecuencia, su objetivo de difundir la meditación por todo el mundo es egoísta, puesto que si se dominan las emociones destructivas y los impulsos peligrosos que suelen acompañarlas, se conseguiría mucho en pos de la reducción de los conflictos humanos. Al resumir los dos días de discusiones, Eric Lander, biólogo molecular a cargo del Proyecto Genoma Humano, instó a que más científicos abrieran sus mentes a las enseñanzas de la meditación budista y otras prácticas similares. Llamó a los científicos a entender que el sendero de la ciencia es tan sólo un modo de alcanzar la comprensión. "La ciencia constituye un paradigma muy poderoso y eficaz dijo, y sin embargo, sabemos que no posee todas las respuestas para las necesidades humanas. Como cualquier dieta unidimensional, el consumo exclusivo de ciencia lleva a la desnutrición". Es por ello que el año próximo, el Mind & Life Institute llevará a cabo un programa de verano en Garrison, Nueva York, para incentivar a que más científicos y académicos budistas aprendan mutuamente de sus disciplinas. El proceso de inscripción será publicado en el sitio web del instituto en diciembre. Si las cosas siguen progresando a este ritmo, Lander tiene grandes esperanzas de que la meditación sea un día parte integral de nuestras vidas diarias. "Las autoridades sanitarias de Estados Unidos recomiendan que se realice actividad física durante por lo menos sesenta minutos, cinco veces por semana apunta. No es del todo inconcebible que en diez o veinte años recomienden sesenta minutos de ejercicios mentales cinco o seis veces por semana." |