2001: el profano contraataca
Alejandro Alonso

 

¿Adivinen cuál es la nota periodística de moda? ¿Cuál es el lugar común en el que fanáticos de la cf y profanos en el tema se animan a incursionar no una, sino mil veces? Sí, acertaron... Me refiero, obviamente, a esa fibra de revisionismo que obliga a unos y a otros a la comparativa de este 2.001 que supimos conseguir y aquél que proyectara en la década del ´60 Arthur Clarke.

Cualquier periodista se siente con derecho a hacer la exégesis de las palabras del escritor. O, peor aún, a hacer la comparativa. Bien, ¡me tienen hasta la coronilla! Pero no es por la razón que ustedes imaginan...

Vamos desde el principio (y aquí renegaré un poco de mis primeras palabras y entraré durante uno o dos párrafos en ese territorio común). Casi cualquier científico que trabaje en la tecnología de reconocimiento de la habla natural, reconoce en HAL 9000 su antecedente más significativo. Lo mismo, para quienes desarrollan algoritmos de inteligencia artificial, o interfases más amigables entre máquinas y personas. ¿Tiene sentido entonces comparar lo logrado a la fecha con aquello que Clarke profetizó? ¿No será que todos, de alguna forma, nos vimos influenciados por este modelo y obramos en consecuencia?

En una interesante charla que dio Gregory Benford hace cuatro años en España con motivo de la entrega de los Premios UPC (de hecho aparece publicada completa en el volumen correspondiente a 1996, Ed. Nova nº 96), el escritor decía: "A menudo los científicos leen ciencia ficción cuando son jóvenes y luego la dejan, pero muchos conservan un lugar para ella en su corazón. Algunos, como yo, hacemos de puente entre ambas comunidades."

La cuestión, creo yo, no está en comparar arbitrariamente cuánto acertó Clarke (o cualquier otro escritor) de nuestro futuro, sino en entender cabalmente que mucho de nuestro presente fue moldeado por esa ciencia ficción que le precedió. Y éste es un punto crucial que separa lo que de ciencia ficción conoce el lego y lo que nosotros, fanáticos del género, sabemos mejor. ¿Confuso?

Empecemos por el principio. ¿De qué hablamos cuando hablamos de ciencia ficción? ¿Cuál es la función y qué es lo que caracteriza a la cf?

Algunos tips:

  • La cf no se limita a contar cómo será el futuro. No es futurología. Si bien, a menudo, utiliza ese contexto y ese escenario para contar sus historias. En general la cf cuenta historias que pasan por lo humano, lo social, procesos que pueden (o no) tener su correlato en nuestra propia historia. Piénsenlo de esta manera: si la cf hiciera futurología, entonces sería un fracaso al no haber predicho la magnitud de la Internet y sus consecuencias.
  • La cf predice, sí, pero ésa es tan sólo una función particular del género... y muy estrecha. También advierte, refleja y destaca procesos y situaciones, especula, ensaya, y juega con diversos aspectos de nuestra realidad. En este contexto, deben interpretarse las historias netamente alienígenas o las ucronías. Los límites están establecidos por la verosimilitud y la coherencia interna del relato.
  • Trasvasar una aventura de piratas o de vaqueros o una guerra al espacio exterior, no hace mucho por darle magnitud y elevación al género. Pero hay que reconocer que, bien utilizados, son recursos válidos, y fueron elegido en muchas de las historias más interesantes de la cf. Ejemplo de esto es "Tropas del espacio" ó "El juego de Ender". Incluso la serie "Star Trek". En esta última, se nos obliga a una suspensión mayor de la realidad (por ejemplo, el hecho evidente de que no habrá en este cuadrante del espacio semejante cantidad de razas antropomórficas). Sin embargo, algunas de las historias de STNG, están indiscutiblemente entre las páginas (televisivas) más notables de la cf.

Y, en este devenir, la literatura moldea la forma en que pensamos. ¿Cuánto hizo la cf por evitar una guerra termonuclear global? ¿Cuánto hizo por aumentar nuestra tolerancia con el que es distinto (y ese periodista incauto, que no vio la metáfora, pensaba que sólo hablaba de marcianitos...)? Cómo podría ser nuestro futuro sin las tres leyes asimovianas de la robótica o el ascensor espacial de Clarke, por citar dos de los ejemplos más conocidos.

Lo más maravilloso es que el lector de cf vive en una suerte de permanente estado de fascinación, en el que reconoce profecías autocumplidas y en el que, influido por esas ideas, actúa y construye el futuro en su ámbito de influencia.

¿Y qué sigue? "Un mundo feliz", "GATACA", "Marte Rojo", "Blade Runner"...

Decía Charly García (Serú Girán) en "Mientras miro las nuevas olas":

Quiero estar en la playa cuando se han ido
los que tapan toda la arena con celofán.
Recordar las estrellas que hemos perdido
y pensar a suerte y verdad nuestro porvenir.
Será cómo yo lo imagino
o será un mundo feliz?
Quiero estar convencido después del ruido
descubriendo por qué olvidamos y volvemos a hablar.

Y pensar qué sería de nuestras vidas
cuando el fabricante de mentiras deje de hablar.
Mientras miro las nuevas olas,
yo ya soy parte del mar.

Por un 2.001 de cf (y con final feliz), ¡salud!

 

 

Alejandro Alonso



Axxón