Material publicado originalmente en la revista Axxón 78, Abril de 1996. Probablemente éste sea tan sólo un cuarto del reportaje que yo quería escribir. Por razones que me exceden (y cuando uno dice eso, se está refiriendo al ámbito laboral y al personal) apenas puedo dar un esbozo de la charla que mantuve con Carlos Gardini aquel domingo por la tarde, que de eso se trata esta nota. Prometo que no faltará la oportunidad de terminar en alguna otra ocasión con la parte que no transcribí hoy. Sin embargo, la extensión no tiene que engañarlos, el valor agregado está en la palabra de Carlos y dicen que lo bueno si breve... Alejandro Alonso P.D.: Además, quién puede competir con un tipo que se hace llamar Alter Ego.
Entrevista con Carlos Gardini La Estación de Devoto de los domingos por la tarde tiene una paz muy especial, una paz cargada de recuerdos. Por supuesto que ésa es una posición absolutamente subjetiva, pero creo que de alguna manera condicionó la charla que tuve después con Carlos Gardini. En las cuadras que me separaban de su casa, traté de recordar algunas de las preguntas que había anotado para hacerle pero, de más está decirlo, la charla estaba predestinada a seguir sus propios carriles. Influencias del domingo por la tarde, supongo. Gardini parece un hombre de mundo, difícil precisar si por sus viajes o por su cultura a toda prueba. No se lo pregunté, prefiero la duda. De alguna manera, ciertas certezas llevan al encasillamiento y, él me lo hizo saber en una de sus respuestas, odia las etiquetas. Sobre todo, si se trata de su obra... No concibo el asunto de la Ciencia Ficción como si fuera una especie de club. Me siento cómodo, pero no es mi único interés. Digamos, que me interesa la literatura y por algunas razones, porque uno se siente más cómodo moviéndose con cierto tipo de imágenes, me manejé con la CF No sabe cómo, pero comenzó a escribir a los quince o dieciséis años. Hoy tiene cuarenta y siete, y lo sigue haciendo. La pregunta obligada era: ¿Por qué la Ciencia Ficción y no otra forma de literatura? La CF permite integrar. Hay un tipo de literatura que parece que funcionase como ajena a todo, te da la impresión de que le pasa por encima a todo. De pronto uno está viendo la forma en que se mueve la tecnología y las ciencias en el último siglo, y algunas literaturas lo muestran como si se divorciaran los vecinos: son un poco estrechas. La CF es varios géneros al mismo tiempo. Un ejemplo concreto es Hyperion, de Dan Simmons. Ahí se ponen elementos interesantes, porque la novela plantea una especie de imaginería religiosa y una peregrinación como contexto. Cada personaje es un peregrino, y a la vez cada uno hace una parodia de un tipo de literatura. Entonces se van integrando varios estilos, y varios enfoques de la realidad, e inclusive es interesante el contexto, la civilización que se plantea, donde vemos un nivel de Inteligencia Artificial muy importante en las jerarquías de poder. Uno ve que en toda esa imaginería, donde hay mucha inteligencia puesta, se dan un montón de elementos, cosa que en otros géneros no se podría hacer. Ahora bien, no me interesa que la CF funcione como literatura de divulgación científica. Y tampoco me interesa que funcione como futurología. Todo ese aspecto me parece superficial. Creo que el aspecto especulativo es el más interesante. Lo que sucede es que vivimos en un mundo de CF Vemos una realidad en muchos retazos, y bombardeada desde muchos lados. Hoy en día somos muy conscientes de estar conviviendo con culturas distintas. Varias décadas atrás, cada cual vivía en su capullo. En este momento, en todo el planeta, se da esa especie de convivencia constante de sociedades que podés llamar medievales, con otras de alta tecnología. Y uno ve el contraste en forma continua. De alguna manera, la CF tiene las herramientas para captar esos contrastes. Contemporáneamente permite tocar temas que son mucho más difíciles de tratar con otro tipo de narrativas. Creo que el aspecto que más me interesa de la Ciencia Ficción es la parte surrealista, esa capacidad de contrastar cosas. Los surrealistas tenían interés en las imágenes contrastantes. En ese momento representaban una rebelión contra cierta poesía formalizada. Se buscaba la unión de imágenes oníricas, asociaciones... por ese entonces comenzaba a difundirse el psicoanálisis. Entonces se daba el tipo de imagen, hoy no tan sorprendente, que se puede ver en Dalí, o en una película como El Perro Andaluz. Este es el aspecto que me interesa de la CF Sin darnos cuenta, entre surrealismo e imágenes contrastantes, nos encontramos hablando de los temas y de las motivaciones que alimentan los relatos de Carlos Gardini. La génesis, la idea que da fuerza a la chispa. La imagen... la pregunta concreta se refería a El Libro de la Tierra Negra y a cómo se originó. El proceso inicial del Libro de la Tierra Negra es una imagen, como de alguien navegando por un río. Una especie de imagen fabulosa, con fuertes connotaciones medievales. Empecé varias cosas con eso, y después las tiré, e incluso me olvidé. Hace cinco o seis años empezó a tomar forma algo concreto. Después estuve un par de años corrigiendo todo eso. Pero, para escribir una novela, una imagen no basta. Hay que procesarla, darle forma, hacerla crecer. Personalmente creo que hay dos formas de escribir. La primera es dejándose llevar por la historia, la segunda es construyendo una estructura sólida y después rellenándola. En el caso de El Libro de la Tierra Negra, ¿cómo se dio ese proceso creador en Carlos Gardini? La imagen inicial existía y hubo varios intentos con cosas que tiré porque no servían de base para nada. Pero la imagen mental seguía y en un momento dado salió. Ahí hay que dejarse llevar. Después estuve un par de años corrigiéndolo y ahí aparece el elemento de la estructura. Pero ese dejarse llevar es importante en un primer momento para no matar a la inspiración... Evidentemente esa combinación de las dos formas a que hacías referencia se da durante el proceso creador, y no siempre la misma persona utiliza los mismos recursos todas las veces. Me ocurrió lo mismo con cuentos. En algunos casos te sentás, y la cosa sale de A a Z de corrido. En otros casos, escribís el medio, después el final, después el principio, y lo armás. Porque tenés una estructura y lo vas rellenando. Y al final le pasás la herramienta para que los costurones no se noten. El tema importante para mí es darse cuenta cuando la cosa está chata. A veces uno empieza la historia, y nota que lo que está haciendo es chato, pero lo tiene que seguir. Uno puede pensar que lo que escribe es una pavada y que tal o cual frase está mal, pero va saliendo algo. Con el tiempo se revisa. El problema es no matar la inspiración del momento..., pero después hay que volver. Ese es el problema que tienen muchos, que creen que lo que salió primero es lo importante. Alguien decía que un libro no se escribe, sino que ser reescribe, y eso lo resume todo. Encima, hoy en día, es un proceso mucho más fácil físicamente. Con los procesadores de texto, la tarea es mucho más agradable. Uno tiene la sensación de estar esculpiendo, y eso te permite una mirada totalmente distinta. Antes, si no tenías una secretaria, era muy difícil; y una secretaria era algo más bien para ricos. Yo lo he hecho, pero cuando vi la maravilla de estos últimos años... además podés corregir, hacer anotaciones y fichajes, y tenés todo a mano. Eso hace más imperdonable que la gente no reelabore lo que escribe. Además de escritor, la actividad profesional de Carlos Gardini es la de traductor. De hecho, muchas obras de CF atravesaron con dignidad la barrera lingüística gracias a su habilidad estilística. La cuestión es, ¿cómo influye eso en la escritura? Para mí es agradable porque implica, diariamente, una gimnasia de estilo. Eso ya lo tengo, me guste o no. Además, hay muchos libros que tengo que traducir, que si no fuera por mi trabajo, igualmente los leería. O sea que me viene bárbaro, porque me permite leer con mucho detenimiento, aunque a veces es fatigoso, pero me mantiene al tanto de las cosas. Es un reservorio de ideas, todo pasa por mi cabeza. El material depende un poco de la editorial para la cual esté trabajando. Un poco de todo. En este último tiempo se vino dando una combinación interesante, porque por un lado estoy trabajando para Ediciones B, entonces estoy traduciendo básicamente cosas de CF En general son cosas interesantes, excepto alguno que otro bodrio que, de última, también puede ser interesante. También estoy trabajando con otra gente de Chile, que se especializa en publicar ensayos de todo tipo. En general son de muy buen nivel. Así que todo confluye. La preocupación religiosa es algo que aparece de cuando en cuando en los relatos de Gardini. Pero, ¿será religioso? No soy creyente, por lo menos no al estilo católico, pero sí tengo una preocupación religiosa más o menos constante. Supongo que son las preguntas que se hace todo el mundo, de dónde venimos, a dónde vamos, etcétera. Mi cabeza funciona mucho con imágenes, creo que tengo cierta capacidad para el pensamiento abstracto pero, de todas maneras, creo que no me responde del todo. El hecho de escribir todas estas cuestiones de las que hablábamos (de dónde venimos, a dónde vamos y toso eso) a través de cuentos, de armar narraciones, me plantea mejor las cosas. Sino se me hace muy trivial. La mención de las imágenes como disparadoras del proceso creativo me lleva a la siguiente cuestión: ¿Cómo influyó el cine en Gardini? ¿Qué películas le gustaron más? Y es más que eso, no sé si "influencia" sea la palabra adecuada. Me gusta mucho el cine, me gustó desde siempre. De todos modos, no sería por una sola película. En cuanto a las películas que me gustan... son muchas y uno las va cambiando. En una época, una película que me había fascinado es Hace un año en Merienbad, una película que se hizo alrededor del año sesenta y que era muy innovadora. Estaba curiosamente inspirada en la Invención de Morel (Alain Resnais, que es el director, alguna vez lo comentó), aunque no tenía nada que ver con ese libro. Trataba sobre el tiempo y la memoria. Todo se ambientaba en este lujoso hotel europeo que estaba desierto y uno va siendo llevado a través de un recitado en off. En esa película hay partes panorámicas y partes laberínticas. Hay una recorrida constante. Pero además produce una suerte de efecto hipnótico, porque vas viendo una proyección de imágenes con ese recitado de fondo. Una historia de encuentro y desencuentros entre un hombre y una mujer, que uno puede ir armando. También me gustó el cine de Sergio Leone, que lamentablemente murió. Erase una vez en el Oeste es una película muy recomendable. Tiene una serie de elementos muy interesantes: el guión lo hacía Leone con Bertolucci y Darío Argento. Hay elementos donde podés decir "esta parte la hizo Argento". En ese sentido, creo que los italianos renovaron el Western. Hay otras películas como El Padrino o el cine de Walter Hill. Y del género también, aunque es medio difícil. En lo que se ha visto en los último años, en primera instancia a partir de 2001, pero sobre todo a partir de Star Wars, lo que cambió mucho fue el look de las películas. Una que me gustó bastante en su conjunto fue Alien, en sus tres partes. Porque fueron hechas por equipos distintos, con ideas distintas y son tres cosas totalmente diferentes. La primera es una película de terror, la segunda es una especie de Rambo del espacio, y la tercera se da en un ambiente carcelario. Son imágenes muy fuertes, todo ese enfrentamiento de Ripley con la otra madre (en Alien 2) es muy fuerte. Otras fuentes pueden estar en la pintura... En un tiempo me interesaba mucho la pintura surrealista, desde Bosch hasta Archimbauld: ese tipo de imagen extrañas. Otro de los temas recurrentes de Gardini es la guerra. Y no es para menos, muchos de sus relatos están asociados con la Guerra de Malvinas, ¿cómo influenció ese hecho en su vida? Cosas como las de la Guerra de Malvinas golpean. Lo curioso es que muchos de los cuentos que yo escribí y se asocian con Malvinas, han sido escritos mucho antes. El único que se escribió después es Primera Línea. Yo siempre he tenido un interés en la guerra, es una actividad donde se movilizan una cantidad de recursos humanos y materiales para destruir a otros, y uno se pregunta qué lógica tiene. Cómo funciona la mente de cada participante. Por otra parte, en lo que hacía a la realidad inmediata de esos cuentos, la situación de guerra tampoco era nueva. No había guerra externa, pero el clima interno no era bueno. Además había ocurrido cierta movilización con el tema de Chile, así que la cosa se vivía de cerca... La charla sigue, y el cassette en el grabador no llegó ni a la mitad... quedan muchas cosas por preguntar pero el tiempo de esa revancha no está muy lejos. La seguimos después... (Nota de Junio de 2000: lamentablemente, la cinta con la grabación se perdió.) |