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12/Nov/03

Millones de polillas caen sobre Sydney

TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Lepidoptera, Lepidópteros, Polillas, Agrostis infusa, Noctuidae

Nadie sabe por qué millones de grandes polillas, llamados bogongs por los locales (Agrostis infusa, Noctuidae), de cinco centímetros de envergadura alar, caen sobre las luces de varias ciudades australianas todas las primaveras, entre fines de octubre y parte de noviembre, generalmente para morir a montones. Durante los juegos olímpicos en Sydney estos lepidópteros causaron tantas molestias que los organizadores debieron disminuir la intensidad de las luces del estadio, mientras los espectadores y los atletas se las quitaban de encima a los manotazos.

Millones de estos insectos de alas peludas se lanzaron sobre el estadio Telstra en Sydney el mes pasado, en el momento que 78.000 espectadores trataban de ver como el equipo nacional francés de rugby le ganaba a sus rivales escoceses por 51 a 9. Como sus primas las mariposas, las bogongs no son peligrosas para los humanos, aunque no hace mucho se descubrió que cargan una importante cantidad de arsénico en sus cuerpos.

David Britton, quien dirige la colección de entomología del Museo Australiano, dijo que estas polillas viajan de noche y son atraídas por las luces urbanas, justamente las del tipo que se utiliza en los grandes eventos deportivos. Las polillas migran a lo largo de la costa este de Australia, recorriendo hasta mil kilómetros a la búsqueda de un verano más fresco en los Alpes Australianos del sur. Vienen de las planicies de tierra negra de Queensland y el oeste de New South Wales y se dirigen a las montañas, donde pasan el verano refugiándose del calor en cuevas. En su ruta se encuentran con varias ciudades, como Camberra, Melbourne y Sydney, la capital de Australia, y parece que muchas no pueden resistir la tentación y abandonan su viaje para lanzarse en picada sobre las fuertes luces.

Mucho antes de que se organizaran fiestas deportivas internacionales en Australia, estas polillas eran un sabroso bocado para los aborígenes australianos. Y aún siguen siendo populares entre las tribus actuales, que las juntan cuando descansan dormidas sobre arbustos, les quitan las alas y las hacen tostadas. Aunque es posible que el contenido de arsénico, proveniente de alguna fuente moderna de contaminación, le debe producir dolores de estómago y quizás problemas mayores. Algunos dicen que las bogongs tienen un sabor como de nuez. Otros que saben como el pollo.

En la zona alpina se puede encontrar capas de un grosor de 1,5 m formadas de cuerpos de polillas que se han ido juntando durante miles de generaciones.

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