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27/Ene/04

Los insectos picudos de la soja avanzan en Argentina

TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Coleoptera, Coleópteros, Curculionidae, Curculiónidos, Gorgojos, Sternechus pinguis

Adulto de Sternechus pinguis La Estación Experimental del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina) informó que se ha encontrado el denominado "picudo de la soja", cuyo nombre científico es Sternechus pinguis (Coleoptera : Curculionidae) en la zona de Sáenz Peña (provincia de Chaco, Argentina).

De inmediato se recomendó a los productores de soja y técnicos del área que revisen sus lotes, prestando especial atención y teniendo en cuenta no sólo a chinches y orugas, sino también a estos insectos, que representan una plaga que genera preocupación.

La historia comenzó cuando se les informó a las ingenieras María Simonella y Mariela Fogar, de la sección Entomología del INTA Sáenz Peña, acerca de una sintomatología de daño en plantas de soja, que aparecía distinta a la provocada por las plagas comúnmente encontradas en esta época (chinches y orugas). Las profesionales recorrieron algunos lotes de soja cercanos a la Estación Experimental, donde pudieron encontrar tanto ejemplares adultos como así también plantas con el daño característico producido por el Picudo de la soja.

Larva de Sternechus pinguis El picudo de la soja fue descubierto en Brasil allá por el 1973 y para fines de la década del 80 ya se pulverizaban unas 30 mil hectáreas de soja para controlarlo. Más tarde, a principios del 90, apareció en Itapúa (Paraguay) y en el transcurso de la campaña 1987/88 fue encontrado en Tartagal (Salta). En 1989 fue citada por primera vez la presencia de Sternechus pinguis como una nueva plaga de la soja en la Argentina.

Más tarde, los adultos colectados por productores de Campo Hardy, en el norte de Santa Fe, en la campaña 1999/2000, confirman la presencia de S. pinguis en dicha provincia, según la identificación realizada por el ingeniero Raúl Rizzo del INTA Castelar.

En la campaña 2002/2003 los Ingenieros Carlos Simons y Luis Vicente de la zona de Charata alertaron sobre la presencia de dicha plaga en esa zona del Chaco.

Los adultos del picudo son gorgojos grandes, de aproximadamente 8 mm de largo por 6 mm de ancho, con el rostro corto encorvado hacia abajo, de color negro brillante y con franjas amarillas en la parte dorsal del tórax próximas a la cabeza; las alas duras, formadas por pequeñas escamas. Su cabeza está armada con una fuerte trompa con la que rasga los tallos. Las larvas presentan la forma típica de los curculiónidos: son blancas, levemente curvadas, grasientas, con la cabeza castaño oscura, sin patas y de aproximadamente unos 10 mm de longitud.

Este insecto presenta una sola generación por año. La emergencia de los adultos ocurre a partir de octubre. La hembra realiza la postura de huevos entre noviembre y marzo; hace un anillo en el tallo principal cortando la epidermis y parte de la corteza; luego coloca los huevos sobre los tejidos previamente desgarrados. Cuando las larvas nacen, penetran en el interior del tallo donde se alimentan, desarrollan y generan la agalla, visible exteriormente sobre la zona del anillo.

Las larvas presentan cinco estadios, en el quinto de los cuales preparan cámaras en el suelo, en profundidades variables (5 a 10 cm), donde entran en diapausa. En este estado permanecen desde febrero a octubre —en algunos casos hasta noviembre— y no se alimentan; a partir de octubre se transforman en pupas y permanecen así durante un período relativamente corto (octubre a diciembre).

Los adultos comienzan a aparecer a partir de octubre. Después de la germinación de la soja, empiezan a salir de sus cámaras hasta alcanzar el pico poblacional, a mediados de diciembre.

Los daños son ocasionados tanto por adultos como larvas. Los adultos (picudos o gorgojos) atacan tallos y pecíolos, fundamentalmente el brote principal, deshilachando los tejidos exteriores y produciendo el anillado característico donde la hembra coloca los huevos. Al nacer las larvas, estas penetran el tallo y se desarrollan en su interior, ejerciendo una acción endoparasítica que provoca la destrucción del sistema vascular al roerlo con sus mandíbulas.

Esto ocasiona la irritación de los tejidos vegetales, que reaccionan formando una agalla y dificultando la circulación de agua y nutrientes (deformación de gran tamaño en tallos y ramas). La aparición de esta agalla pone en evidencia la presencia del picudo que afecta al cultivo. En infestaciones elevadas pueden encontrarse desde tres a ocho plantas dañadas por metro en una misma hilera.

El ataque de la plaga es más intenso en lotes de siembra directa y labranza mínima aunque es posible encontrar también plantas dañadas por larvas y adultos en soja bajo labranza convencional. Según información del Paraguay, el potencial de daño es alto porque tanto los adultos como las larvas perjudican a las plantas, especialmente cuando la población es alta y ocurre en la fase inicial del cultivo. En esta fase puede haber pérdida parcial o total del cultivo.

En el norte del país, durante la última campaña, se vio un incremento de poblaciones del "picudo de la soja" que afectó el stand de plantas del cultivo, especialmente en las cabeceras.

Se adoptaron los niveles establecidos para el picudo de la soja en Brasil para la plaga en Argentina. hasta tanto no se ajusten a nuestra especie y condiciones agroecológicas. La clave radica en saber ver el adulto en el campo y detectarlo en los estadios iniciales de crecimiento del cultivo. A partir de un adulto/m en el estadio fenológico de V3 y de dos adultos/m en V6 se observaron diferencias en rendimiento y altura de planta, comparados con el testigo sin la presencia de la plaga.

Algunos elementos aconsejados desde el INTA para conocer el manejo de la plaga son la rotación de cultivos, la elección de la época de siembra, los sistemas de labranza, cultivos trampa, los controles natural y químico.

- La rotación de cultivos con plantas no hospederas puede interrumpir el ciclo del insecto por la falta de alimento. Las gramíneas y el girasol pueden incluirse en la rotación de cultivos estivales para sustituir el monocultivo de soja en siembra convencional o directa porque estos cultivos no son atractivos para la plaga (Silva, 1998).

- La época de siembra puede conformar una buena práctica para emplear en el manejo de algunas plagas, especialmente las de ciclo anual, como es el caso del picudo de la soja. Evaluaciones realizadas en Brasil indican que anticipar la época de siembra puede contribuir a la reducción de la infestación (Hoffmann Campos et al., 1989). En la Argentina, por tratarse de una plaga secundaria y nueva, todavía no se tiene información. Franjas con siembras más tempranas podrían actuar como franjas trampas para detección y control de la plaga.

Los sistemas de labranza influyen en el establecimiento y la actividad de esta plaga; consecuentemente, las poblaciones se incrementan y la productividad de las plantas decrece con labranza cero, y ocurre lo inverso en suelos bajo labranza convencional.

Más información:
Advierten sobre accionar de una plaga sojera en el Chaco
Picudo de la Soja
El picudo de la soja

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