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25/Jun/04

Insectos en la ciencia: estudio sensorial de la lengua de las moscas

TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos. Diptera, Moscas, Drosophila, Sentidos, Gusto

Se ha obtenido el primer mapa sensorial del órgano equivalente a la lengua que poseen las moscas. El resultado es que dicho órgano parece superar a los mamíferos en su habilidad de diferenciar entre sabores amargos. Los científicos creen que dicha información podría usarse para mejorar los repelentes contra plagas.

Cabeza de mosca Este trabajo fue reportado en el número de 22 de junio de Current Biology. La investigación fue apoyada por la entidad National Institutes of Health de los Estados Unidos.

El análisis, realizado por investigadores del Centro Médico de la Duke University, Estados Unidos, revela que el órgano primario que emplean las moscas para discriminar entre sabores, un grupo de células especializadas situadas en su cabeza que adoptan la forma de un par de labios cubiertos por pelos, es capaz de responder tanto a los sabores dulces como a los amargos, de manera semejante a como lo hacen las células que se hallan en la lengua humana.

Sin embargo, mientras que los mamíferos poseen células sensibles al sabor amargo básicamente idénticas entre sí, las moscas poseen distintos grupos dotados de diferentes combinaciones de receptores. Los receptores son interruptores de proteínas que hacen que las células nerviosas envíen señales a los centros del cerebro que procesan el sentido del gusto en respuesta a alimentos específicos u otras sustancias.

"Esta codificación especial de las células gustativas eleva la posibilidad de que los insectos puedan discernir entre distintos sabores amargos con más precisión que los humanos u otros mamíferos", explica Hubert Amrein, profesor de genética.

Esto no es una casualidad. Los sabores amargos se asocian generalmente a comida con mal gusto o toxinas, de manera que para las moscas, su habilidad les permitiría seleccionar el mejor alimento posible entre una selección habitualmente poco óptima. Por ejemplo, una mosca que aterrizara sobre varias manzanas podridas, infectadas con diferentes bacterias, podría seleccionar aquellas que menos daño le hicieran al consumirlas.

El sentido del gusto juega un importante papel en los mamíferos a la hora de decidir qué comer y qué evitar. De hecho, los científicos ya han descubierto muchos de los genes subyacentes y sus funciones.

En la mosca de la fruta Drosophila, los receptores gustativos se encuentran en varias zonas de su cuerpo, en el órgano antes citado y también en las patas y a lo largo del margen de las alas. Cada pelo gustativo contiene células nerviosas quimiosensoriales equipadas con receptores de proteínas que responden a compuestos particulares.

Amrein y sus colegas creen que muchas, sino todas, las habilidades gustativas del insecto están gobernadas por unos 60 genes relacionados con los receptores gustativos, o Gr (Gustatory Receptor). Pero se sabe poco de cómo examina los alimentos el insecto y decide qué comer.

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