30/Ago/05

Agricultura controla la plaga del picudo en las palmeras con un zepelín teledirigido

TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Rhynchophorus ferrugineus, Coleoptera: Curculionidae: Rhynchophorinae

Los técnicos de la Conselleria de Agricultura en Valencia, España, se enfrentaban a un problema serio. Las larvas del picudo rojo o gusano de hierro (Rhynchophorus ferrugineus (Olivier, 1790), Coleoptera: Curculionidae: Rhynchophorinae), que atacan a las palmeras hasta matarlas, son muy difíciles de detectar en el interior de los árboles y casi imposible de combatir. Cuando se capta su presencia suele ser ya tarde: el tronco del ejemplar en cuestión está literalmente hecho un colador y varios de los insectos han llegado a la fase adulta de escarabajos y han pasado a otras palmeras, donde habrán puesto ya sus huevos.

En una palmera afectada pueden encontrarse más de mil bichos vivos y la cuestión ya no es salvar ese árbol, que no se puede, sino evitar que la plaga se siga multiplicando e invada otras palmeras próximas.

Pero ¿cómo saber si una palmera tiene gusanos o no? Muchas veces se llega tarde. El síntoma más visible desde el suelo es la aparición de ramas secas, cuando el mal está hecho. No es sólo que ese árbol esté clínicamente muerto, sino que muy probablemente han emigrado cientos de escarabajos a hacer sus puestas a otros ejemplares.

Desde el aire

Hay un único modo de llegar a tiempo, y consiste en inspeccionar con detenimiento y destreza el estado del cogollo superior de cada palmera, para ver si se aprecian los síntomas iniciales de destrozos causados por las primeras fases larvarias del insecto, anticipándose a su posterior desarrollo a fase adulta, porque entonces, el escarabajo levanta el vuelo y la persecución resulta inútil.

En cambio, si se detecta a tiempo, en los primeros estados de los gusanos, recién salidos de las puestas, se puede intentar su tratamiento con insecticidas y, si se ve que no sucumben, se corta de inmediato la palmera y se quema por entero. Sólo así hay plena seguridad de ir frenando la expansión de esta plaga que tiene en vilo a quienes poseen palmeras y al importante sector de la jardinería.

Ahora bien, ¿cómo hacer para encaramarse a lo alto de una palmera de varios metros de altura? ¿Con una escalera? Sería lento, costoso, peligroso (las hojas pinchan) y el resultado no acabaría de ser bueno del todo.

Puestos a pensar, los técnicos de Agricultura idearon que podrían utilizar un globo, un zepelín, un dirigible doméstico, de poco tamaño, del que colgarían una cámara de televisión o fotográfica. Lo situarían justo encima de cada palmera y podrían observar detenidamente, justo en el sitio exacto que deben escudriñar.

En esto ha tenido bastante que ver José Manuel Lloréns, de la dirección provincial de la Conselleria de Agricultura en Alicante, un acreditado especialista en entomología (ciencia que estudia los insectos) que además es un gran aficionado a la fotografía y al cine, hasta el punto de que ha conseguido premios por sus fotos y películas sobre la evolución de diversas plagas del campo de la Comunidad Valenciana y de sus enemigos naturales. En algunos casos ha logrado captar imágenes inéditas, a base de paciencia y profesionalidad.

El concurso de la empresa MRW, de transporte urgente y fotografía aérea, ha sido la pieza necesaria que ha acoplado en el engranaje. Sus zepelines de pequeño tamaño (unos tres metros de largo), que habitualmente se utilizan para publicidad y para fotos desde el aire, se han convertido en la herramienta imprescindible para tener a raya al dichoso gusano ferruginoso.

Fuente: Las Provincias

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