22/Nov/04
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Físicos británicos están desarrollando una tecnología ultraprecisa para medir el tiempo
Esta tecnología promete, al menos teóricamente, mantener la exactitud durante mil millones de años.
(BBCMundo) El tiempo es una categorías que siempre ha fascinado a la humanidad. ¿Pero es posible un reloj que no adelante ni atrase en absoluto
durante ese lapso? Los científicos británicos creen que sí. Y explican que la nueva tecnología se basa en la oscilación de átomos sometidos a muy bajas
temperaturas, captados por rayos láser veloces que cuentan cada tic tac.
Varios laboratorios trabajan actualmente en los llamados relojes atómicos ópticos, pero el equipo del Laboratorio Nacional de Física (NPL, según sus siglas en
inglés) del Reino Unido parece ser el que más ha avanzado en la materia.
La revista Science incluso afirma que el trabajo de los británicos podría "redefinir el segundo".
"Es una de las contribuciones más significativas de este equipo y uno de los mayores desarrollos del NPL en sus más de 100 años de historia", dijo el líder del
grupo, el profesor Patrick Gill.
Lo que Gill y sus colegas hicieron fue mejorar una tecnología emergente para medir el tiempo.
Los actuales relojes atómicos funcionan siguiendo el ritmo de átomos de cesio saltando hacia adelante y hacia atrás entre distintos niveles de energía.
Este movimiento ocurre a frecuencias de microonda, por lo que se necesitan 9.200 millones de saltos para completar lo que para nosotros no es más que un
efímero segundo.
El mejor de estos relojes gana o pierde menos de un segundo cada 30 millones de años.
El mundo moderno se basa en estos cronómetros ultra-precisos para sincronizar transmisiones de televisión, calcular transferencias bancarias, organizar datos en
la internet y guiar aviones de manera segura en todo el mundo.
Momentos imperceptibles
Pero los nuevos relojes atómicos ópticos operan a frecuencias más altas y, por lo tanto, permiten una descripción aún más exacta del tiempo.
El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos abrió el camino en 2001 con un dispositivo basado en las transiciones energéticas de un ión
de mercurio enfriado (el ión es —en este caso— un átomo que ha perdido uno de sus electrones).
En este aparato los rayos láser cuentan los saltos del ión, nada menos que mil billones por segundo (un uno seguido de 15 ceros).
El NPL británico se basó en el mismo principio, pero en lugar del mercurio prefirió el estroncio.
Según la revista Science, este elemento químico permite una medición "tres veces más exacta que cualquiera de las anteriormente reportadas".
Los físicos creen que una descripción más precisa de cada segundo mejorará servicios de navegación satelital tales como el GPS (o Global Positioning System),
entre otras ventajas.
"Además, si la idea es enviar naves a sitios más distantes de la galaxia, también se necesitarán relojes cada vez más perfectos", afirma la doctora Helen
Margolis, del equipo británico.
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