23/Nov/04
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Descubren las tonalidades de las estatuas antiguas
Las obras clásicas no eran de un blanco purísimo, como se creía. Ahora,
gracias a tecnologías sofisticadas, se pudo determinar cómo eran
originalmente.
(Clarín) Revolución en uno de los salones de los Museos Vaticanos. La gran estatua del emperador Augusto descubierta cerca de la Prima Porta de
Roma, que normalmente está expuesta en el Brazo Nuevo de los museos, preside con su blanco cándido una muestra extraordinaria titulada "Los colores del
blanco". Junto al espléndido mármol, un calco que la copia con exactitud, muestra al mismo Augusto pero con radiantes colores. Y muy cerca de allí se puede
ver también el famoso busto del emperador Calígula en las dos versiones, pálida y en colores intensos.
¿Qué pasó? ¿Acaso se trata de una versión modernista de las obras maestras de la
escultura clásica? De ninguna manera. Equipos de arqueólogos, químicos
y filólogos trabajaron durante años en las colecciones del Vaticano y de los museos Glyptothek de Copenhague y Munich para tratar de determinar cómo
veían los antiguos griegos y romanos esas estatuas que llegaron hasta nosotros "lavadas" de color.
Lo lograron utilizando sofisticados equipos de rayos láser, barridos de luces ultravioletas, exámenes microscópicos y análisis químicos, y escudriñando cada
centímetro cuadrado de mármol a la caza de un rastro, aunque fuera mínimo, de los tonos originales. Y el trabajo siguiente fue repetirlos, tratando de respetar
las metodologías antiguas.
El resultado es una muestra inédita de arte, recién inaugurada y que se extenderá hasta el 31 de enero, con piezas que van desde la Grecia del siglo
VI antes de Cristo hasta el período romano bizantino del siglo VI de nuestra era. Según los más entusiastas, la exposición cambia incluso la historia del
arte porque se ha descubierto que la recuperación de las policromías del arcaísmo griego "no es un detalle secundario", como afirma el curador Paolo
Liverani. "Involucra el significado mismo de la escultura", aclara.
La muestra agrupa quince obras, con sus colores ahora restaurados y reproducidos en sus copias. Es fantástico el resultado en la famosa Kore del
Peplo, del año 520 antes de Cristo, traída desde el Museo de la Acrópolis de Atenas, con una réplica que reconstruye la fabulosa policromía original.
La copia más lograda y bella es la del Arquero Troyano del 490-480 antes de Cristo, que permite revivir al guerrero Parides de la antigüedad pleno de
colores en su uniforme. De todos modos, la pieza que más impresionó al público y a los críticos es la de Augusto. El original "blanqueado" es la
estatua más famosa del gran emperador, encontrada en la Prima Porta dentro de la villa de su mujer, Livia.
En el calco que recupera los colores originales, rastreados con láser y luces ultravioletas, el emperador luce el manto rojo que sólo él podía
llevar como signo de su autoridad militar. Un color radiante obtenido en la época con una laca orgánica. En la coraza, cuyo fondo mantiene el blanco
luminoso del mármol de Paros, brillan el azul, el rojo y el marrón de las enseñas restituidas a los romanos, que las habían perdido a manos de los
partos en una batalla. El color transmite, según el experto Paolo Liverani, "un mensaje político claro e inmediato con una técnica casi publicitaria".
Por otra parte, en el busto de Calígula, la copia realizada en el museo de Copenhague permite revivir el encarnado de una piel rosa intenso.
Los quince originales fueron elegidos "porque en ellos se encontró el mayor número de indicios", dijo Liverani, quien trabajó junto con el danés Jan
Stubbe y el alemán Vinzenz Brinkman.
"La que hacemos es una muestra experimental. Las investigaciones se han basado la mirada de los arqueólogos y en la tecnología más moderna", señala
Liverani. "Hay que ver estas obras con los ojos de aquellos años e imaginárselas bajo el sol penetrante y cegador del verano griego, o
contrastando con una pared de estilo pompeyano, pintada en rojo y negro o con las paredes del Foro romano de Augusto, de mármol pintado en azul
intenso con festones rojos. Eran contrastes fuertes para luces fuertes", agrega.
La exposición representa, señalan los críticos de arte, los enormes esfuerzos realizados por los expertos "para que podamos entender mejor las
esculturas antiguas, porque es inmenso el nivel de abstracción del mármol blanco al que estamos habituados".