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05/Dic/04




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Fábulas invernales convocadas por la sueñera

Al cierre de la primera jornada del Segundo Encuentro Argentino de Creadores de Género Fantástico —organizado por la Fundación Ciudad de Arena y celebrado en el Club del Progreso (en la Ciudad de Buenos Aires), el viernes 26 de noviembre—, tuvieron lugar dos charlas que acapararon la atención del público protagonizadas por Ana María Shua y por Carlos Gardini.

Una de las intervenciones más aplaudidas de la jornada del viernes fue el diálogo que Gabriel Guralnik, presidente de la Fundación Ciudad de Arena tuvo con la escritora Ana María Shua, a propósito de su libro La Sueñera. Contrario a lo que muchos asistentes pensaban, el título del libro parte de un poema de Borges ("Fundación mítica de Buenos Aires"): ¿Y fue por este río de sueñera y barro / que las proas vinieron a fundarme la patria? / Irían a los tumbos los barquitos pintados / entre los camalotes de la corriente zaina.

Shua contó el derrotero que sufrió su obra antes de ser publicada, hasta llegar a Marcial Souto en la década del ´80, habló de la construcción del relato corto y de la tradición que dicho género tiene en Hispanoamérica (Julio Cortázar, Isidoro Blaisten, Marco Denevi, Edmundo Valadez, Augusto Monterroso).

Para la autora, los microrrelatos presentan "mucho trabajo del lenguaje", y están en un territorio "lindero al chiste, a la poesía, a la sentencia moral". Shua compara el trabajo del escritor de microrrelato con el del escultor al tallar la piedra: tiene que ser perfecto.

Ante una pregunta del público, Ana María Shua comentó que el humor siempre está presente en su obra, y que toda literatura es subversión del lenguaje: "Hay que romper el lenguaje cotidiano y reconstruirlo. Romper el lenguaje y con los restos construir algo nuevo".

Durante el diálogo, del que también participó (y abundantemente) el público, se leyeron fragmentos de La sueñera.

Se vienen las fábulas

Cerca de las 20.00, las puertas del Club del Progreso se abrieron para permitir la entrada del público en general. ¿El motivo? La presentación en Buenos Aires del libro Fábulas Invernales de Carlos Gardini, finalista de la primera edición del Premio Minotauro. La moderación de la charla estuvo a cargo de Alejandro Alonso y, a requisitoria de Gardini, realizó algunas intervenciones el escritor y editor Sergio Gaut vel Hartman.

Alonso aprovechó los primeros minutos de la charla para presentar al autor y pasar revista a su obra —dentro de la cual figura la primera novela electrónica en español: El libro de la Tierra Negra (Axxón #17, febrero de 1991)— y resaltó el mérito de Minotauro al apostar por obras en español a través del Premio.

"La ciencia ficción es, entre otras cosas, una literatura de viajes —comentó Gardini al principio de la charla—. Viajes imaginarios, en el tiempo, en el espacio, y sobre todo viajes al interior de la mente. Fábulas Invernales es en cierto modo un libro de viajes. El protagonista es un funcionario de una entidad política que sufre el exilio, y éste es su primer viaje. Después va teniendo un viaje interior, una evocación de su pasado, donde a través del cuento que hace de su historia se va descubriendo a sí mismo. Y el lector viaja hacia el mundo del protagonista, el mundo histórico, las distintas culturas que lo rodean. De modo que también saca pasaje y hace su propio viaje. Lo menciono porque está de moda destacar una serie de aspectos negativos de la ciencia ficción, en el sentido de que nos presenta mundos en los que no quisiéramos vivir. Pero creo que también hay un aspecto, a menudo olvidado, que es el costado heroico". En este sentido, el escritor también destacó que una de las atracciones que tiene la ciencia ficción, a menudo poco mencionada, es "la creación de una mitología moderna".

Parafraseando a George Mallory (el escalador del Everest desaparecido en 1924, y cuyo cuerpo fuera hallado hace cinco años perfectamente conservado), Gardini dijo: "Nosotros con estos viajes imaginarios tratamos de escalar las cumbres de la imaginación y descubrirlas. Porque están ahí en realidad, y sólo están ahí una vez que las descubrimos". El autor destaca que "Una de las atracciones que tiene la ciencia ficción aunque no se diga es, por un lado la creación de una mitología moderna.

En referencia de Fábulas Invernales, Gardini agrega: "En el mundo donde transcurre este relato, aparecen un montón de personajes de distintas mitologías: hay mantícoras, sirenas, vampiros. Se toma desde la mitología clásica a la cinematográfica. Todo esto tiene una explicación, que no les voy a dar aquí, pero existe una especie de tecnología, casi de magia, llamada el Carnífice, que es una combinación de nanotecnología con ingeniería genética, si bien los personajes no tienen la menos idea ni usan estas palabras técnicas. Carnífice es el fuego alquímico en español, y antiguamente era el nombre del verdugo. De alguna manera, cuando se someten a estas transformaciones, esa magia los transforma y los mata. La aparición de los distintas criaturas y mitos tiene una explicación, pero el lector sólo la irá registrando hacia el final."

En otras partes de la entrevista, de la que también participó brevemente el público, Gardini analizó los puntos en común entre sus obras (El libro de la Tierra Negra, El libro de la Tribu, "El libro de las Voces" y Vórtice, entre otras), donde destacó aspectos como la música, y el mito del libro que se escribe a sí mismo. "En Fábulas Invernales, específicamente, hay personajes que se hacen escribir libros en la piel con la sangre de sus cautivos. Es un proceso doloroso. El liderazgo político de estos seres depende de lo que dice el libro. En ese libro también está escrito su destino, y si no se cumple lo que allí se dice, el personaje pierde su liderazgo".

Gardini también realizó una interesante defensa del género y de los lectores que gustan de él. "Durante el siglo XX, la literatura de ciencia ficción, a pesar de la ignorancia de académicos y críticos, produjo no sólo aventuras fascinantes, sino que también ha producido algunos de los libros más exquisitos del siglo. No siempre logrados, pero sin duda sumamente refinados. Cualquiera que haya leído las novelas de Sam Delany, puede ver un montón de guiños intelectuales".

En este punto, a pedido de gardini, intervino Sergio Gaut vel Hartman, quien también puso su grano de arena en el debate. "Se podría nombrar también a Roger Zelazny y a tantos otros que, además de usar la literatura como vehículo de ideas, trabajaron los textos de un modo refinado e incluso exquisito, tratando de hacer literatura. Cumpliendo además con la pauta que habitualmente se proponen algunos escritores de literatura general, que es hacer hermosas construcciones. a las cuales nosotros, como lectores de ciencia ficción, las vemos sufrir de cierta vacuidad".

Durante la charla, también se hizo referencia a la edición de El libro de las Voces, publicado por Página/12, que reúne las dos novelas cortas de Carlos Gardini que resultaron premiadas con el UPC (otorgado por la Universidad Politécnica de Cataluña): una de ellas, la que da título al volumen (Premio UPC 2001), y la otra ganadora en 1996, "Los ojos de un dios en celo".




<< Posdata 2: El encuentro sirvió también para que algunos miembros del viejo CACyF se reencontraran. ¿Adivine quiénes están en la foto? (Pasando el cursor del mouse sobre la misma obtendrá la respuesta). 
 


 

Más información:
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