13/Dic/04
Publicaciones recibidas: Mundo espejo, de William Gibson
Bien, probablemente lo primero que haya que aclarar sobre esta novela es que, por esas cosas de la traducción, el Pattern Recognition del título en inglés terminó convirtiéndose en Mundo espejo. Desconozco las causas de ese cambio, imagino que el nuevo título pegaría más que un vacilante Reconocimiento de patrones. Los lectores sabrán cómo valorar estas alteraciones. En lo personal, me resultan un tanto molestas, sobre todo teniendo en cuenta que el libro ya viene discutiéndose a través del weblog de Gibson y luego publicitándose una vez aparecida la versión en inglés, y por esas razones tiene ciertos antecedentes que se identifican con el título original. Lo segundo a aclarar es que la novela no es de ciencia ficción ni se codea con el género fantástico. Es, de punta a punta, una novela con pretensión realista. Sin embargo, lo que llama la atención, es que sigue siendo "un Gibson de pura cepa", y el estilo es comparable con otras novelas del autor (baste citar la célebre Neuromante, Conde Cero, Mona Lisa acelerada y un extenso etcétera). Quien haya llegado a esta novela por la vía de sus antecesoras, se encontrará con un Gibson levemente más destilado y asequible, que escribe desde y acerca de las fronteras del marketing y la tecnología. Los que arriben a este libro desde el costado más betsellerista, tendrán primero que acostumbrarse a filtrar (o procesar, si son capaces) la media docena de connotaciones que Gibson es capaz de colar en cada frase. Pero la novedad, acaso el logro más destacable de Mundo espejo, es el punto de vista. Porque la historia es contada a través de los ojos (el intelecto, el alma) hipersensibles de Cayce Pollard, una joven gurú del marketing que posee un rechazo patológico por las marcas y logos más conocidos. Es precisamente este barniz el que dota a la novela de un extrañamiento y de una posibilidad de permanente contextualización relativamente novedosos, que permite además la introducción de personajes singulares y situaciones movilizadoras. El mismo Gibson admite, en los agradecimientos del final, que la novela tuvo una redacción azarosa. Y esto se nota sobre todo en la primera parte. Sin embargo, superado cierto tramo (con los personajes principales delineados y acostumbrados ya al alud de referencias que desbordan de cada frase), la novela alcanza un cierto ritmo y se desliza casi sin problemas hasta un final de cuento de hadas (y sobre este punto, tal vez convenga no decir más). Los focos de la historia pasan principalmente por tres ejes que se cruzan en la protagonista. El primero es el trabajo de Cayce Pollard como gurú marketinero capaz de decir si un logo será efectivo ante el gran público o no. Esto la lleva hasta las puertas de la gran corporación Blue Ant y al creador de la compañía, un brillante publicista con gran iniciativa. El segundo eje es la afición de Cayce por "el metraje": segmentos de video que son depositados en la Internet y que concitan la atención de multitud de fanáticos, que los discuten, razonan e interpretan obsesivamente. El tercer foco, sobre el cual se hizo hincapié durante la promoción de la novela, pero que en realidad es sólo una pequeña parte del todo, es el 9/11 (los atentados del 11 de septiembre de 2001): el padre de Cayce, un agente de inteligencia norteamericana, desapareció durante los atentados a Nueva York, y su halo se extiende permanentemente sobre quienes lo rodearon. Con estos componentes, el filtro de la hipersensibilidad y la memoria de contexto infinita de la protagonista, y una gran cantidad de idas y venidas (que nos transportan desde Londres a Tokio y a Moscú, vistas siempre a través de los ojos de Cayce, lo que siempre resulta novedoso), Gibson construye una novela interesante y atractiva, que si bien dista mucho de ser una monumental pieza literaria, al menos nos aportará algo novedoso, lo que ya es mucho decir. Alejandro Alonso para Axxón y Garrafex News. Más información:Ediciones Minotauro El novelista William Gibson le pone fin a su weblog Willian Gibson en el presente |
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