13/Feb/05

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Fallece Arthur Miller

Captó como pocos el lado oscuro del sueño americano en obras como La muerte de un viajante o El precio. Arthur Miller, pareja memorable de Marilyn Monroe, murió en su casa de Connecticut tras agravarse su enfermedad.

(La Razón Digit@l, Prensa latina) El gran retratista del lado oscuro del sueño americano, Arthur Miller, galardonado hace tres años con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, falleció el jueves a los 89 años en su domicilio de Roxbury de un ataque al corazón, según informaron ayer fuentes cercanas a su familia. El autor, uno de los mejores dramaturgos estadounidenses, con el permiso de Tenessee Williams, deja tras de sí una importante obra literaria, coronoda con el Pulitzer en 1949 por su gran éxito La muerte de un viajante, protagonizada por el fracasado Willy Loman, uno de los mejores iconos de la contracultura surgida tras el New Deal rooselveliano.

El dramaturgo, según se pudo saber de fuentes muy cercanas del autor de Las brujas de Salem, trabajaba en la actualidad en la segunda parte de sus memorias Vueltas al tiempo, pero no se ha llegado a precisar en qué estado se encontraba ahora el texto. Por otra parte, la editorial Tusquets tiene previsto publicar el próximo año Descenso del monte Morgan, una obra teatral ya estrenada en 1991 en Londres, una reflexión en torno a la traición y la bigamia, las crisis y las reconciliaciones. En la actualidad, el realizador Nicole Kassell y el actor Michael Douglas trabajan en la adaptación cinematográfica.

Se desconoce por ahora si llegarán a España próximamente las traducciones de dos piezas que ya han subido al escenario pero que siguen siendo inéditas en libro. Se trata de Resurrection Blues, una sátira ubicada en una república bananera donde está prevista que se televise la ejecución de un revolucionario. Mucho más esperada es Finishing the picture, estrenada el pasado octubre en el Goodman Theatre de Chicago, y que recupera como personaje a la que fuera segunda esposa de Miller, la actriz Marilyn Monroe, durante el rodaje de la película que escribió para ella, Vidas rebeldes, rodada en 1961 por John Huston. Retomando el camino iniciado en Después de la caída, pieza teatral sobre Marilyn escrita muy poco después de su extraña muerte, en Finishing the picture Arthur Miller quiso, sobre todo, cargar las tintas contra el llamado método interpretativo, potenciado por el matrimonio Paula y Lee Strasberg.

Arthur Miller acostumbraba a decir que se dedicaba al teatro porque "es mi arte, y cada vez soy mejor en esto". Tal vez por eso en los últimos años en Broadway había vuelto a resurgir su estrella gracias a importantes produccciones como el redescubrimiento, gracias al actor Chis O'Donnell, de Un hombre con mucha suerte, original de 1943. En este sentido el productor teatral de Miller, David Reichenthal, planeaba con el propio escritor el regreso a los escenarios londinenses de Las brujas de Salem.

En una época en la que era difícil definirse como hombre de izquierdas en Estados Unidos, especialmente gracias a la caza de brujas de Joseph McCarthy, Miller fue uno de los pocos soplos de aire fresco. Hijo de un comerciante de abrigos arruinado durante la caída de Wall Street en 1929, Arthur Miller vio por primera vez la luz en Manhattan, el 17 de octubre de 1915, estudió en la Universidad de Michigan, donde se mostró pronto cercano a los planteamientos marxistas. Fue precisamente en Michigan donde comenzó su carrera de dramaturgo.

Pronto se casó con Mary Glace Slattery, madre de sus dos primeros hijos. Son los años en que sorprende a Estados Unidos con textos de la riqueza de Todos eran mis hijos (1947) o La muerte de un viajante (1949), aparte de la novela Foco (1945). En este sentido, de gran ayuda fue su colaboración con Elia Kazan, responsable de la puesta en escena de algunos de sus primeros textos. Gracias precisamente al afamado realizador, en 1951, viajó a Hollywood con la intención de vender los derechos de The Hook a una productora. Ni Kazan, ni Miller tuvieron suerte esos días, pero el dramaturgo pudo conocer a una actriz rubia platino contratada en la Fox, aunque por aquellas fechas marginada a papeles secundarios: Marilyn Monroe.

Caza de brujas

Cinco años más tarde la situación para ambos, divorciados de sus respectivas parejas, había cambiado, especialmente para una Marilyn, instalada en Nueva York donde esperaba romper con la imagen que le había esculpido la Fox. Se trata de una etapa en la que Miller fue investigado por el paranoico Comité de Actividades Antiamericanas a consecuencia de Las brujas de Salem. Muy pocas veces hablaría públicamente de su matrimonio con la actriz, a excepción de lo aparecido en sus memorias Vueltas al tiempo. Sin embargo, este año el realizador Peter Bogdanovich publicó una interesante entrevista con Miller en el que éste se sincera sobre aquella etapa de su vida, algo que no veía como un cuento de hadas. En sus memorias Miller dejó escrito que todo aquello fue una experiencia dolorosa, por otras cosas, aparte de la obvia intromisión. Pronto advertí que algo en mí se enorgullecía de mi identificación con Marilyn, y también me di cuenta de que nuestra extraña unión formaba parte de lo que nos convirtió en noticia.

Los excesos con las drogas, la infidelidad de la Monroe con Yves Montand, sus problemas para tener hijos y el rodaje de Vidas rebeldes sirvieron como punto y final de aquel matrimonio. Fue precisamente durante el rodaje de esa película, en 1961, cuando Arthur Miller conoció a una fotógrafa de la agencia Magnum, buena amiga de Cartier-Bresson, que sería a la larga la última esposa del escritor: Inge Morath. Al año siguiente tuvieron una hija y continuaron juntos hasta el fallecimiento de Morath, una enamorada de España, en 2002.

Arthur Miller fue una de las pocas personas a las que Joe DiMaggio, el segundo marido de Marilyn, decidió invitar al entierro de la actriz en agosto de 1962. Miller declinó la invitación apuntando que no iré porque ella no estará allí. Todo aquello al final quedó expuesto, a la manera de un exorcismo, en la obra teatral Después de la caída, estrenada por Elia Kazan en 1963 y recibida con duras críticas. Miller siguió trabajando en su teatro, aparte de marcarse cada vez más con su actitud crítica ante determinados acontecimientos de la vida estadounidense. En este sentido se mostró partidario de la truncada candidatura a la Casa Blanca de Robert Kennedy y se mostró activamente contrario a la guerra en Vietnam.

El cine siguió en los años 90 llamando a la puerta de Arthur Miller, cediendo por ejemplo en 1997 Las brujas de Salem para que fueran llevadas a la gran pantalla, en esta ocasión bajo el título de El crisol, con Winona Ryder y Daniel Day-Lewis como protagonistas. Curiosamente el actor acabaría casándose con la hija de Miller, Rebecca, con la que tiene dos hijos. En otra película, Eden (2001), adaptación de su novela, aparece el propio Miller como actor.

Homenajes

La muerte del damaturgo norteamericano Arthur Miller despertó hoy un sentimiento generalizado de tristeza unido a la evocación de una obra en la que se mezclan la agudeza crítica, la valentía y una radiografía lacerante de su tiempo y su país.

El ministro de Cultura de Francia Rennaud Donnedieu de Vebres lo recuerda como un hombre comprometido, que puso su pluma al servicio de las causas más humanas y lo citó cuando dijo: algún día, afirmó que "si tiene suerte, el escritor puede cambiar el mundo".

Miller falleció la víspera de una insuficiencia cardíaca, aunque desde hace varios meses se le diagnosticó un cáncer que progresivamente lo minó.

En los últimos días se deterioró con rapidez, y el martes último pidió que lo trasladaran a su hacienda de Connecticut, en el noroeste de Estados Unidos, donde expiró rodeado de su familia. Tenía, además, un falla cardíaca congénita.

La Fundación Príncipe de Asturias, de España, que le otorgó hace apenas tres años el lauro de las letras que entrega esa institución, le rendirá homenaje póstumo.

El director de la Fundación, Graciano García, expresó: Se extingue "una figura universal, que influyó en varias generaciones de ciudadanos de todo el mundo y especialmente en los españoles".

Su teatro refleja conflictos que nos atañen a todos. Luchó contra la intolerancia, el puritanismo y todo tipo de dogma, añadió.

Señaló que el autor de Las brujas de Salem soñaba con que Asturias fuese el primer lugar de Europa donde se representara su última pieza.

Harold Pinter, considerado el dramaturgo británico más relevante de la década del 60 (Retorno al hogar, Viejos tiempos), catalogó a Miller como una de los pilares del pasado siglo XX, pero sobre todo era —subrayó— una persona extraordinaria.

Miller unió en un solo haz su talento artístico y su activismo político. Fue un hombre de izquierda, fiel hasta el final a sus ideas. Hay consenso en que ese es uno de sus legados más invaluables.