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La NASA explora en México buscando vida similar a la que podría haber en Marte
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Los investigadores de la agencia espacial estadounidense tratan de definir qué tipo de vida se desarrollaría en las condiciones imperantes en el planeta rojo.
(nai.arc.nasa.gov) - Según científicos de la NASA, en las aguas de un grupo de pozas situadas en el desierto de Chihuahua, al norte de México, llamadas
las 'Cuatro Ciénagas', se
podrían hallar bacterias primitivas que podrían dar idea de cómo podría ser la vida extraterrestre.
Se trata de un área que guarda el origen de la biodiversidad en el planeta y que tiene ciertas características similares a las de Marte. Se considera único en el
mundo por sus más de 300 pozas de agua cristalina y por su riqueza en microrganismos que forman estructuras calcáreas fósiles, similares a las encontradas en el
planeta rojo.
La NASA comenzó a analizar los denominados "estromatolitos”, que son estructuras rocosas que consisten en capas de algas con lodo en su interior.
"Estos organismos pueden ser nuestro mejor ejemplo de qué buscar en otros planetas", explicó Brad Bebout, un investigador del Centro de Investigación Ames
de la NASA.
Los estromatolitos son, por definición, estructuras organo-sedimentarias laminadas (principalmente de carbonato de calcio) adheridas al sustrato, producto de la
actividad metabólica de microorganismos (principalmente cianobacterias o algas cyanoprokariotas), aunque también las clorofitas participan en la precipitación
de carbonatos.
Entre la microflora también se pueden encontrar diatomeas, hongos, crustáceos, insectos, esporas, polen, rodofitas y fragmentos y sedimentos de todo tipo. La
variedad orgánica dependerá del tipo de ambiente en que estén creciendo: hipersalino, dulceacuícola, intermareales, submareales, etc. Son estructuras rocosas y
porosas, de superficie rugosa-gelatinosa, producto de las secreciones mucilaginosas.
Sobre la superficie van creciendo las algas, al tiempo en que van precipitando carbonatos y atrapando sedimentos, que después de años se consolidarán como
roca. De esta manera la estructura aumenta en tamaño, horizontal y/o verticalmente.
Los estromatolitos pueden tener muchas formas distintas: columnares, domales hemiesféricos, en forma de cabezal, en forma de "cama" o de "twinky wonder", en
forma de cono o en forma de arbusto, pueden ser cónicos, alveolados o con combinaciones de forma.
Existen estromatolitos en cualquier era geológica (desde el Precámbrico), incluso actualmente siguen creciendo en muchos lugares del mundo. En México pueden
encontrarse estromatolitos actuales en la laguna de Alchichica, Pue., en Las Huertas, Mor., en Cuatrociénegas, Coah., y en otras localidades de Oaxaca,
Yucatán y San Luis Potosí.
Los estromatolitos tienen 5 aspectos que los hacen sumamente importantes dentro de la geología y la biología: son la evidencia de vida más antigua que se
conoce en la Tierra, son organismos que han mantenido hasta hoy su línea evolutiva, son los primeros recicladores del carbono, son los primeros oxigenadores
de la atmósfera y son los primeros en formar zonas de arrecifes.
Las rocas ígneas más antiguas de la Tierra están en Groenlandia y tienen 3.800 millones de años. Los estromatolitos más antiguos son de Warrawoona, Australia
y tienen unos 3.600 millones de años (Precámbricos). La edad de la Tierra como planeta independiente se calcula en 4.800 millones de años. La teoría dice que,
dadas las condiciones en esa época, los primeros habitantes de la Tierra debieron ser organismos unicelulares, procariontes, heterótrofos y anaerobios, pero no
hay registro fósil de ello.
Dentro del registro fósil existen organismos pancrónicos, es decir que no se han extinguido desde su aparición. Algunos ejemplos son el pez celacanto
(Coelacanthus sp.), el árbol ginko (Ginko sp), las cícadas y los estromatolitos (incluidos microorganismos).
Gracias a ello, pueden conocerse los cambios morfológicos, ecológicos e incluso fisiológicos que han tenido los microorganismos constructores a través del
tiempo, ayudando así a la inferencia de paleoclimas, paleoambientes, etc.
El ciclo del carbono es fundamental en los procesos atmosféricos (concentración de CO2, conversión de ozono, formación de carbonatos, etc.), climáticos
(efecto invernadero) y biológicos (como base principal de moléculas orgánicas). Es un elemento que se recicla constante y perpetuamente en la Tierra. Una
manera de entrar al ciclo del carbono es fijándolo en forma de sal (como el carbonato de calcio, CaCO3), como hacen las algas que fabrican estromatolitos.
Los organismos constructores de estromatolitos son fotosintéticos oxigénicos, es decir que al hacer fotosíntesis, liberan oxígeno a la atmósfera. El incremento de
este oxígeno está evidenciado geológica y biológicamente. Actualmente el 98% de los organismos eucariontes prescinde del oxígeno para llevar a cabo funciones
metabólicas vitales.
El tipo de crecimiento de los estromatolitos está siempre ligado a cuerpos de agua (salinos, salobres y dulceacuícolas), y el crecimiento óptimo se da en zonas no
más profundas de 15 m. Al crecer en masa, forman arrecifes, que ofrecen un ecosistema distinto para miles de especies, ofrecen alimento, refugio, aguas
tranquilas (ideal para la reproducción de peces, moluscos, crustáceos, etc.), sustrato para organismos rastreros o para otras algas, evitan el arrastre del sustrato
por embate de las olas. Al crear nuevos ecosistemas, promovieron la especiación de muchos grupos taxonómicos a través de millones de años.
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