12/May/05

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Se estrenará "Adiós, querida luna"

La película de Fernando Spiner se estrenará hoy en la Argentina.

(La Nación) Cuando todavía no imaginaba que en el futuro el cine habría de convertirse en una meta, Fernando Spiner cursaba sexto grado y soñaba, como muchos chicos, con ser jugador de fútbol. A pesar de no interesarle demasiado, a instancias de algún docente comenzó a coleccionar estampillas y una casualidad lo reunió con una serie emitida en los Estados Unidos como homenaje al vuelo de la Apolo XI y su exitosa misión lunar.

Unas décadas más tarde, tras estudiar cine en el Centro Experimental de Roma, dirigir algunas obras objeto de culto —como el corto Balada para un Kaiser Carabela, con Luis Alberto Spinetta y el largo en video Ciudad de pobres corazones, con Fito Páez— y la excelente miniserie Bajamar y debutar con el largometraje fantástico La sonámbula, Spiner volvió a la carga con Adiós, querida luna, una propuesta de ciencia ficción en tono delirante que, tras presentarse en 2004 en la competencia del Festival de Mar del Plata y proyectarse durante el verano en las trasnoches del cine Atlantic, en Villa Gesell (donde el director pasó buena parte de su vida) se estrenará el 12 de mayo.

Spiner recuerda que fue en reuniones entre amigos como nació la idea de llevar la obra de Sergio Bizzio (titulada "Gravedad") al cine. Así, con la colaboración del también guionista Javier Diment, Alejandro Urdapilleta, Alejandra Flechner primero, Gabriel Goity y Horacio Fontova después, se lanzó a una aventura que entremezcla humor corrosivo y tono verbal subido, con efectos especiales desarrollados en la Argentina mejor aprovechados que muchas producciones del género.

Perdidos en el espacio

La acción tiene lugar en el espacio, en 2068, cuando el planeta es constantemente atacado por fenómenos climáticos adversos. Un científico argentino, Estanislao Frydman, atribuye estos desastres a la inclinación del eje terrestre, producto de la fuerza gravitatoria que ejerce la Luna y llega a la conclusión de que si fuera destruida todo volvería a la normalidad.

Desafiando a la ciencia mundial que rechaza de plano la teoría, el gobierno argentino envía una nave (comprada, usada y en estado lamentable) a Corea, rebautizada con el nombre de aquel científico, con una mínima tripulación en una "misión secreta" con el fin de terminar con el satélite. Pero no todo sale como estaba planeado y, entre el delirio del trío protagonista, la insólita aparición de un personaje diabólico y la decisión de la cúpula militar argentina de abandonarlos en el espacio, sus vidas entrarán en crisis terminal.