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Una ayudita para Robert Sheckley
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La Semana Negra de Gijón mandará US$ 2.000 para que el autor de ciencia ficción Robert Sheckley pueda pagar el hospital en Kiev.
(El Correo Digital) Se pinta al gremio de escritores como una especie de corral atestado de gallos mal avenidos. Esa imagen vanidosa y egoísta del
escritor se ha venido abajo, al menos por unos días. El director de la Semana Negra de Gijón, Paco Ignacio Taibo II, anunció ayer que las arcas del certamen
pagarán la factura exigida al autor de ciencia ficción Robert Sheckley en una clínica de Kiev, en la que está ingresado.
Sheckley, de 78 años y con 60 libros en su haber, fue a la capital de Ucrania invitado por un congreso, tomó un frío que pasó a mayores y se dio cuenta de que
había perdido el papel del seguro médico. Horas después de ocurrir esto, a finales de abril, Sheckley estaba entubado y asistido con respiración artificial.
El autor estadounidense (Nueva York, 1928) está considerado como una estrellas de la época dorada de la ciencia ficción, esto es, los años cincuenta y sesenta
del pasado siglo. Pero ahora vive con una magra jubilación que no le da para pagar la internación de la clínica. Su mujer, la escritora Gail Dana, se puso en
contacto con los colegas de su marido y entre todos pusieron el primer dinero encima de la mesa. Pero, como el internamiento se está alargando, el recibo sigue
subiendo.
Paco Ignacio Taibo II recordó que Sheckley había pasado dos veces por el festival asturiano y ha adelantado US$ 2.000. Espera recuperarlos con la venta de
2.000 ejemplares de un cuento del americano, famoso por haber introducido la veta cómica en la ciencia ficción, como en su obra "Omega", donde los
personajes viven en una sociedad que les obliga a delinquir.
La gloria de Sheckley se ha pasado, aunque también está dejando atrás su enfermedad. De hecho, el fin de semana quizá pueda dar los primeros paseos. El
escritor, poco dado a los ahorros, vendió mucho en la antigua URSS mientras estaba en lo más alto, pero los soviéticos no le dieron un duro por las ventas, ya
que el Kremlin se negó siempre a firmar la Convención de Ginebra en lo tocante a los derechos de autor, quizá por considerarlo un capricho burgués. Ahora ya
es tarde para que Sheckley pueda pedir lo que le deben, y con lo que podría pagar el hospital.
El pasado lunes, el autor pudo respirar un par de horas sin ayuda de oxígeno suplementario. 'Atrapado en un hospital': quizá fuera un título aceptable para una
historia sobre un escritor que cae enfermo en un país lejano, del que no puede salir por no poder pagar la factura del médico. Lástima que esté basado en
hechos reales.
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