26/Sep/05

Revista Axxón Axxón en facebook Lectores de Axxón en facebook

Miniciudades cerradas: dos mil familias ya viven en barrios con escuelas, shoppings y clínicas

(Clarín) - Todos los días, Ana Flores despierta a sus cuatro hijos, les pone el uniforme y los sube a su auto. Estaciona frente a la entrada del Colegio Los Robles, cruza la calle y entra a su trabajo en el Centro Cívico. Los domingos va a misa, en el mismo lugar. Hasta aquí una historia común y corriente. Lo peculiar es que para entrar a todo, el colegio, la capilla y el centro cívico, hay que pasar varias garitas de seguridad. Ana es una de las 800 habitantes de Estancias del Pilar, uno de los seis "pueblos privados" del Gran Buenos Aires, Argentina.

Son la punta de lanza de una nueva tendencia inmobiliaria: grandes emprendimientos con una superficie promedio de 500 manzanas y que concentran todo lo necesario para vivir puertas adentro. De un año a esta parte se convirtieron en un boom de ventas. Dentro de sus límites ya viven casi 2 mil familias.

Si bien Nordelta —el más grande del mercado, con la firma del empresario Eduardo Constantini detrás— empezó a planificarse en los 70, el desembarco formal de los megas fue en 1999, cuando se escrituraron los primeros lotes en Nordelta y Estancias del Pilar. También ese año se lanzó Mirasoles de Monte Grande, en Esteban Echeverría y Buena Vista, en San Isidro. En 2000 se inauguró Pilar del Este y en 2005, El Nacional, en General Rodríguez.

Los folletos los bautizan de distintas maneras: pueblos privados, megaemprendimientos o ciudades satélites. El gerente de marketing de Nordelta, Agustín Benedit, prefiere llamarlo nuevo núcleo urbano. "Salvo Brasilia o La Plata, en el mundo, las nuevas ciudades surgen de iniciativas privadas o mixtas", dice en una oficina hiperordenada con vista a un lago lleno de cisnes.

Y, para muchos, la definición de megaemprendimiento es un poco como ese despacho. Nacen sobre el tablero de un urbanista que prevé todo lo que contendrá la nueva ciudad en un masterplan. Ese plano regirá hasta el destino del último arbolito que se plante en sus calles.

Sumados, los seis pueblos privados que ya existen en el GBA (ver Uno por Uno) tienen capacidad proyectada para 35.000 familias. Sólo por Nordelta pasan 4.000 trabajadores por día, de rubros como mantenimiento, servicios y construcción. Las inversiones también son a lo grande, la ciudad pueblo de Tigre costó hasta ahora US$ 200 millones. Si bien casi todos incluyen varios barrios para distintos perfiles sociales, en su mayoría son de un nivel socioeconómico medio alto o alto. Con terrenos desde U$S 25.000 y casas que promedian US$ 120.000.

¿Por qué se mudan? Según desarrolladores y brokers, la seguridad es determinante, pero la calidad de vida pesa más. "Buscan un estilo de vida que los conecte con la naturaleza pero que les garantice el acceso a todos los servicios de una ciudad", asegura Alejandro Villar, gerente comercial de Pilar del Este.

Y los servicios incluyen desde supermercados a capillas, pasando por destacamentos policiales, colegios y shoppings. Todo cercado con alambrado perimetral y custodiado por guardias privados. Una alternativa que para muchos puede parecer asfixiante, pero que generó casi 2.000 escrituras en los últimos seis años. En Nordelta, aseguran que reciben una nueva familia por día.

María, vecina de esa miniciudad, niega cualquier claustrofobia: "Mantengo mis relaciones de Capital. Es más, sigo trabajando afuera". Héctor dice que pensó en la seguridad cuando compró su lote en El Nacional. "Teníamos una quinta y nos robaron varias veces. Acá disfrutamos del campo sin preocupaciones".

Y la seguridad estuvo más que presente en la recorrida que hizo Clarín para esta nota. Apareció no sólo en la cantidad de garitas que tuvo que atravesar para circular en los megaemprendimientos, sino en una especie de sentimiento colectivo de sus vecinos. De seis propietarios que consultó este diario, sólo uno accedió a dar su nombre y apellido.

Esta tendencia inmobiliaria ya genera polémicas. El titular de la cátedra de arquitectura, de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, Alberto Varas, advierte sobre el riesgo de la formación de guetos. "Reproducen un sólo perfil social en un modelo de ciudad cerrada que remite a poblados medievales. Pero por otro lado, Buenos Aires tiene cada vez más sectores no del todo agradables y mucha gente elige aislarse. No es tan difícil de entender". En el libro "Los que ganaron" (Editorial Biblos), acerca de los countries, la socióloga Maristella Svampa asegura que "representan un estilo de vida que vuelve posible la producción de un modelo de autonomía protegida, 'puertas adentro'."

Los desarrolladores responden que los megaemprendimientos suponen contactos con el exterior y generan nuevas identidades. "Finalmente, la gente que vive en San Isidro o en cualquier barrio abierto ya no puede participar en actividades comunes porque están aislados detrás de rejas por la inseguridad", asegura Esteban Zorroaquín, de Estancias del Pilar. Y aclara que el centro cívico del mega de Pilar y sus clubes están abiertos a la comunidad.

"Claro que nuestros vecinos tienen identidad —dispara Benedit, de Nordelta—, ya se formaron varias asociaciones vecinales y la Fundación Nordelta, una ONG que ayuda a Las Tunas, un barrio carenciado cercano". Postales de un debate que está cambiando la manera de pensar la Ciudad.