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Michael Winterbottom y el mundo del mañana
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Se estrena en Buenos Aires la película Código 46 (2003), con Tim Robbins y Samantha Morton.
(La Nación) - El inglés Michael Winterbottom es reconocido por varios aspectos de su cine (el talento narrativo, la creatividad visual, la experimentalidad y la
diversidad temática), pero si hay algo que distingue por sobre todo a este director de 44 años es su enorme capacidad de trabajo, que lo ha llevado a convertirse
en uno de los artistas más prolíficos e inclasificables del mundo. La prueba más contundente son los 13 largometrajes que ha rodado en exactamente una década,
y a esa hiperproductividad hay que sumarle además unas cuantas incursiones en la televisión, industria en la que ya había hecho sus primeras armas a mediados
de los años 80.
Lejos de encasillarse en un estilo o en un género o de intentar construir un reconocible universo personal en lo temático o lo estético, Winterbottom ha probado
prácticamente de todo: desde ambiciosas historias de época a partir de novelas clásicas (la épica romántica Jude, corazones atormentados o el western
El reclamo, ambas basadas en textos de Thomas Hardy) hasta películas corales y costumbristas sobre la clase trabajadora londinense (la notable
Wonderland), pasando por melodramas sobre enfermedades degenerativas (Amo la vida), contundentes manifiestos contra la guerra de los
Balcanes (Bienvenidos a Sarajevo) o contra la situación de los refugiados afganos (In this World, ganadora del Oso de Oro en el Festival de
Berlín), una reconstrucción de la movida musical inglesa (Manchester 1970-1990: la fiesta interminable), una muy audaz mixtura entre el rock y el sexo
explícito (Nueve canciones) o un acercamiento a la ciencia ficción como Código 46, cuyo estreno comercial se anuncia en la Argentina para
mañana, jueves.
Código 46 es, hasta el momento, el antepenúltimo largometraje de Winterbottom, ya que posteriormente rodó la apuntada Nueve canciones y
acaba de presentar en la competencia del Festival de San Sebastián Tristram Shandy: A Cock and Bull Story, su particular versión de The Life and
Opinions of Tristram Shandy, Gentleman, novela escrita por Laurence Sterne en el siglo XVIII.
Protagonizada por Tim Robbins y Samantha Morton, Código 46 es una nueva colaboración entre Winterbottom y su habitual guionista Frank
Cottrell-Boyce (el mismo de la reciente Millones). Rodado principalmente en las calles de enormes urbes como Shanghai, Hong Kong, Kuala Lumpur o
Dubai y en algunas zonas desérticas de la India con un presupuesto bastante acotado de 7 millones de dólares, este film combina la fábula romántica con
elementos propios de la ciencia ficción, más precisamente del universo de Philip K. Dick, al que el cine ya se había acercado en films como Blade
Runner, El vengador del futuro, Minority Report: Sentencia previa o El pago.
Vigilar y castigar
Estados totalitarios, ciudadanos rigurosamente vigilados, poderosas megacorporaciones, marginados que luchan por conseguir como sea permisos para dejar
de vagabundear por el desierto y poder acceder a las modernas ciudades. Eso es Código 46. En el medio, una intensa historia de amor imposible con
elementos edípicos, abusos de las tecnologías de punta, clonaciones e investigaciones genéticas.
"La idea de 'Código 46' indica Winterbottom surgió cuando con Frank [Cottrell-Boyce], que es amigo y colaborador mío desde la época universitaria,
terminamos de filmar 'Manchester'. Como habíamos hecho una película sobre un lugar específico, basada en la vida real de músicos famosos, optamos por hacer
exactamente lo opuesto: inventar un mundo desde cero, incorporarle todos los aspectos que quisiéramos, incluso cayendo en anacronismos. Preferimos viajar
por muchas ciudades y buscar allí elementos futuristas antes que construir sets artificiales, como ocurre en toda película de ciencia ficción. En esa búsqueda,
Pudong, la nueva zona de Shanghai, que ha tenido una impresionante explosión edilicia en los últimos 15 años, surgió como un ámbito ideal para rodar buena
parte de los exteriores".
El director de Wonderland, cuyos principales modelos son los europeos Rainer W. Fassbinder, François Truffaut, Federico Fellini y Bernardo Bertolucci,
admite: "No soy un experto en ciencia ficción ni mucho menos. Incluso era bastante naïf e inocente en mi acercamiento al género. Durante un año y medio el
guión fue mutando hacia una historia edípica, fue cambiando de lugares y encontrando nuevos climas y atmósferas durante el propio rodaje. Fue una apuesta
bastante experimental".
Fue precisamente esta búsqueda de investigación y por momentos de improvisación la que complicó bastante el trabajo de Robbins. "Tim es un actor
acostumbrado a un trabajo intelectual y muy metódico, a discutir el personaje, la historia, los diálogos, las implicancias psicológicas, a trabajar con un esquema
de rodaje muy rígido y con un guión de hierro. Samantha [Morton] es exactamente lo opuesto: arriesgada, intuitiva. Si bien a ambos les costó en un principio
conectarse con la propuesta de trabajo, creo que el resultado es muy interesante y poco convencional."
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