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Profundos cambios en la NASA de cara al viaje a la Luna
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Bajo Michael Griffin, su nuevo administrador, se pretende dar más importancia a las aptitudes científicas que a las políticas y hacer olvidar los problemas que han
agobiado a la NASA.
La NASA ha iniciado profundas reformas para hacer realidad el proyecto del Presidente de EEUU, George W. Bush, de poner una vez más a un
estadounidense en la Luna y preparar futuros viajes tripulados a Marte.
La filosofía de Griffin
Griffin, un científico e ingeniero de 56 años de edad, asumió el cargo en abril, al recrudecerse las críticas contra la NASA por el desastre del transbordador
Columbia ocurrido el 1 de febrero del 2003.
Griffin no tardó mucho en mostrar cuál es su filosofía. A las pocas semanas sustituyó a ocho de los 14 miembros del estado mayor de la agencia con la mira
puesta en la visión de Bush de iniciar los preparativos para repetir el mayor triunfo espacial estadounidense: poner un hombre en la Luna en la próxima década,
un hito que en 1969 puso a EEUU a la cabeza en la carrera espacial.
No es una revolución
"Busco conocimientos y esto es algo que no se puede negociar. Es algo fundamental. Para hacer esto sí hay que ser un científico experto en cohetes", manifestó
Griffin en una entrevista concedida al diario The Washington Post.
"Los cargos que teníamos, a mi juicio, no eran lo que necesitábamos para el cambio de dirección que deseábamos emprender", agregó. Para conseguir sus
objetivos, Griffin no propone una revolución en la NASA, sino más bien un retorno al estilo que prevaleció en este organismo en los primeros años de la década
de 1960, cuando llevó a cabo el exitoso programa Apolo.
¿Mantener los transbordadores?
"Fue lo mejor de la NASA en toda su historia. La diferencia en esta ocasión es que yo seré el experto tecnológico", agregó. Pero los planes del nuevo
administrador están en medio de un dilema: o prepararse para cumplir las metas marcadas por Bush, o mantener el programa de transbordadores y los planes
para la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).
La balanza parece inclinarse en favor de la visión que el Presidente enunció a comienzos del año pasado de volver a la Luna en la próxima década e iniciar los
preparativos para la partida de naves tripuladas a Marte en las décadas siguientes.
Esos planes tendrían que realizarse al costo, posiblemente, de dejar a un lado los transbordadores espaciales, una flotilla reducida a sólo tres naves y cuya
retirada, de todas maneras, estaba prevista para el 2010.
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