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La glesia decide cuál es el destino de las almas de los que mueren sin bautismo
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Revisa la Iglesia Católica el concepto del limbo. El tema está en manos de una Comisión Teológica Internacional. El Catequismo actual sostiene que aquellos
seres son recibidos "en la misericordia de Dios".
(La Nación) - La Iglesia Católica estaría por archivar el limbo, el lugar donde, según la doctrina tradicional cristiana, van las almas de quienes mueren sin el
bautismo.
Una Comisión Teológica Internacional está analizando desde anteayer en el Vaticano esta delicada cuestión para darle una explicación teológica que ponga punto
final a una visión limitada del limbo como un sitio abstracto, separado, donde se cree que, además de los niños que mueren sin bautismo, terminaron también los
patriarcas y profetas de Israel que vivieron antes de Cristo.
Si bien el actual Catequismo de la Iglesia Católica dice que el destino de los niños que mueren antes de ser bautizados no puede ser otro que "la misericordia de
Dios", aún no existe una explicación adecuada. Y la suerte que les toca a esas almas sigue siendo considerada por la religión una zona gris, que dura por la
eternidad, en la cual no hay castigo, pero tampoco la alegría plena de la presencia de Dios.
Evolución
El limbo, una palabra que, por cierto, no existe en la Biblia, es un concepto que ha ido evolucionando de una posición más rígida si no hay bautismo, no hay
paraíso a una más flexible.
Presidida por el cardenal norteamericano Joseph Levada, el sucesor de Joseph Ratzinger al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la comisión
teológica reunida en el Vaticano está tratando esta cuestión. Según la agencia de noticias ANSA, la comisión de teólogos tiene en sus manos el primer borrador
de un texto que versa sobre "la suerte de los niños muertos sin bautismo, en el contexto del diseño salvífico de Dios, de la unicidad de la mediación de Cristo y
de la sacramentalidad de la Iglesia en cuanto a la salvación".
La cuestión de los niños que mueren sin bautismo fue un problema desde los inicios de la Iglesia. El limbo, un intento de responder a esto, también fue objeto de
disputas desde tiempos antiquísimos. El Concilio de Cartago, en 418, por ejemplo, se pronunció en contra de la teoría de que los niños muertos sin bautismo
están totalmente admitidos a la felicidad sobrenatural, impulsada por Santo Tomás de Aquino. Esta posición reinó durante toda la Edad Media, cuando Dante
Alighieri escribió su famosa "Divina comedia" que se divide en Infierno, Purgatorio y Paraíso, en la que colocó al limbo antes del Infierno.
El actual Catequismo de la Iglesia Católica dice que "la gran misericordia de Dios nos permite esperar que haya salvación para los niños muertos sin bautismo".
Como fue publicado en 1992, durante el pontificado de Juan Pablo II, también tuvo el visto bueno de Ratzinger, entonces custodio de la ortodoxia católica, por
lo que puede esperarse que el limbo sea "archivado".
Aportado por Alejandro Alonso
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