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06/Ene/06



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Publicaciones recibidas: Oceánico, de Greg Egan

Un comentario de tres trabajos de un autor tan interesante como Greg Egan siempre es bueno tenerlo.

(Axxón) - Ya nadie discute que Greg Egan es uno de los grandes nombres de la ciencia ficción contemporánea. Sus relatos parten de una sólida (y la mayor parte de las veces, compleja) base científica, que le permite internarse en territorios inexplorados, o explorados sólo superficialmente. Sin embargo, lo que más atrae de Greg Egan es la capacidad de provocar con ideas frescas, e incluso brillantes. En este último aspecto, considero que la obra de Egan sólo es comparable con la de Ted Chiang, otro estupendo creador de mundos y universos.




Título: Oceánico
Título original: "Oceanic" (1998), "Oracle" (2000), "Singleton" (2002)
Autor: Greg Egan
Traducción: Luis Pestarini y Claudia De Bella
Ediciones Cuásar
Buenos Aires, 2005
188 páginas.

Oceánico, publicado por Ediciones Cuásar en 2005, es una patente muestra de lo que afirmamos en el párrafo anterior. El volumen reúne tres novelas cortas de Egan, una de las cuales —la que da nombre al volumen— arrasó con cuanto premio Hugo, Locus o Asimov se le puso en el camino.

A lo largo de las tres novelas, podremos apreciar un interesante catálogo de los temas que obsesionan a Egan, entre los cuales figuran las realidades cuánticas alternativas —tratado en "El asesino infinito" (en la revista 2001 #1, de noviembre de 2001), en Cuarentena y, en menor medida, en Ciudad Permutación—; la esquiva asociación entre la fe, la identidad y el órgano que las soporta —me refiero al cerebro, que puede ser afectado por drogas, cirugías o tratamientos psiquiátricos; puede ser potenciado mediante componentes electrónicos; o incluso permanecer digitalizado en una máquina (recomiendo la lectura de "Motivos para ser feliz", 2001 #6 de septiembre/octubre de 2002)—, las excentricidades de la biología o las lejanas consecuencias de la diáspora de la humanidad —en un sentido completamente distinto, este tema aparece en "Alfombras de Wang" (publicado en Axxón #90), un relato que me llevó varios años comprender y disfrutar, tal su complejidad—, entre otros.

Luego de la estupenda introducción de Luis Pestarini ("Greg Egan: Una literatura con ideas", a la que le pueden echar una ojeada en la página Web de Cuásar), el volumen abre con "Oceánico". Es, sin lugar a dudas, el mejor relato de la compilación. En parte porque Egan logra mostrarnos un personaje en todas sus dimensiones. En parte, porque fiel a su estilo provocador, Egan plantea cuestiones esenciales del ser humano, como la religiosidad, la búsqueda de la verdad (a menudo bajo la forma de "verdad científica") y cómo estas cosas influyen en la obtención de la felicidad. Y en parte porque todo esto lo logra sin abandonar lo que llamamos "ciencia ficción dura".

El relato nos lleva a Promisión: un planeta donde los seres humanos han sido adaptados genéticamente, y en donde los mitos del origen y los discursos científicos parecen fundirse para crear una compleja e inquietante realidad.

Los dos relatos que siguen comparten la fascinación de Egan por las realidades cuánticas paralelas. "Oráculo" juega con los viajes en el tiempo, pero desde el punto de vista "eganiano", lo que involucra una buena dosis de teoría científica. Comparte con "Oceánico" algunos planteos religiosos y el tema de las elecciones personales, pero sólo parcialmente. Es un relato un tanto disperso desde el punto de vista estructural, pero que sin embargo provoca al lector todo el tiempo merced a las ideas y planteos que ofrece. Y si quien lo lee tiene alguna base científica (sobre todo en física o matemática) podrá sacar provecho de las múltiples referencias académicas que el autor desliza.

Finalmente, "Singleton" intenta postular (ya desde el nombre) la posibilidad de "ser uno mismo" (lograr la coherencia absoluta) a lo largo de todas las realidades cuánticas, ramificadas a partir de cada decisión que tomamos. Aquí también aparece el tema de la inteligencia artificial y el desafío de desentrañar una pregunta que, con el correr del tiempo, tendrá cada vez más relevancia: "¿Qué es ser una persona?".

La edición de Cuásar cumple con las expectativas: muy buena presentación, pocos errores a lo largo del texto, una traducción accesible (lo que en el caso de Egan debe ser todo un desafío, así que hay que felicitar a Luis Pestarini y a Claudia De Bella, que se abocaron a la tarea), y un precio muy razonable.

A quienes no estén habituados a Egan y sus retruécanos científicos, sólo rogarles que persistan en la lectura. La recompensa es muy satisfactoria.

Alejandro Alonso, para Axxón y Garrafex News.


            

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