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19/Ene/06



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Paul Wild: su carta llegó hasta el cometa que descubrió

El suizo Paul Wild descubrió en 1978 un cometa 'insignificante'. Años después, en 1999, la sonda 'Stardust' de la NASA partió al espacio para explorar ese astro.

(Swissinfo) - Paul Wild, de 80 años, esperaba vivir este momento y su sueño se cumplió. Tres días antes del regreso de 'Stardust' recibe a Swissinfo en su casa en Berna. Su esposa, Ursula, nos saluda con un 'buenos días' y una sonrisa. "Tuve que pasar tres mil noches sin mi esposo", dice bromeando.

Una de esas noches, Wild 'pescó' a Wild-2, como se denomina ese cometa en honor a su descubridor. ¿Qué sintió en ese momento?, preguntamos al científico. (Ríe): "Durante mucho tiempo no estaba seguro de qué se trataba ese objeto", responde mientras muestra fotos del observatorio astronómico de Zimmerwald, donde hizo el descubrimiento.

Con la tecnología de entonces, Wild no podía saber de inmediato que había descubierto un cometa periódico, que por su cercanía a la Tierra era especialmente apropiado para una misión. "Su imagen era difusa, indefinida, pensé que se trataba de un cometa pequeño, estaba muy lejos", recuerda.

Luz artificial: un problema para la astronomía

Wild no quedó impresionado 'a priori' por Wild-2, tampoco por los otros cometas o por los pequeños planetas que descubrió, ni siquiera por las supernovas. "Realmente no me impactó ninguno, siempre fueron objetos débiles. Yo no podía saber de qué se trataban, cómo se iban a mover y cuánto tiempo todavía podía observarlos".

Para precisar de qué se trataban, Wild debió hacer entonces una gran serie de fotografías durante un mes o más. "A menudo había defectos en la imagen, no disponíamos de los aparatos actuales como el CCD (Charge Coupled Devise), sino únicamente de la fotografía que pasa por procesos químicos".

En cambio, la contaminación por luz artificial en las noches era menor. "La tarea de buscar cuerpos a grandes distancias con el telescopio y fotografiarlos es cada vez más difícil por la intensa iluminación en las ciudades en la noche, por la circulación de vehículos, sobre todo en las montañas, cuando los autos proyectan sus luces por el horizonte".

Afortunadamente con el CCD este problema no es tan grave, insiste Wild, quien habla con fascinación de esta nueva técnica para fotografiar el universo. "Si antes una toma estaba sobreexpuesta, no había más que desecharla, ahora los instrumentos de astronomía han mejorado enormemente".

Un astrónomo debe ser paciente

Durante mucho tiempo Wild trabajó con una cámara pequeña, pero con grandes dosis de paciencia.

"A menudo muchos objetos, sobre todo los débiles, son vistos sólo una vez y después se pierden. Además puede ser que el cielo esté cubierto durante todo un mes o que esté demasiado claro porque es luna llena... para todo eso se necesita paciencia".

¿Acaso la casualidad o la suerte no juegan también un rol? "Sí, algo de eso también se necesita", reconoce Wild, uno de los más destacados observadores astronómicos del siglo 20.

Wild habla de sí mismo con modestia —"cualquier estudiante de astronomía pudo haber descubierto lo mismo"— pero con entusiasmo de la astronomía en Suiza.

"En este campo estamos muy bien. Tenemos el observatorio de Zimmerwald de la Universidad de Berna, el observatorio de Ginebra que hace décadas trabaja sobre todo en el Jungfraujoch y el observatorio de Basilea, donde se hacen menos observaciones y más cursos de astrofísica".

En Suiza hay más oportunidades

¿Es el suizo un pueblo inteligente? "No, la inteligencia se distribuye más o menos igual en todas partes. Diría simplemente que en Suiza hay más oportunidades, hay muchos buenos institutos de física, de química, de otras ramas de la ciencia. Allí, de tiempo en tiempo, tiene que ocurrir algo especialmente interesante" (ríe).

A Wild, que como astrónomo tiene una visión más profunda del universo que el mortal común, le preguntamos quién explica mejor —la ciencia o la religión— la aparición del universo.

"Esa es la pregunta más difícil que usted puede formular (ríe). Eso no lo sabe ningún ser humano, es una pregunta filosófica más profunda, allí empieza la discrepancia de ideas".

¿Acaso la ciencia no ha alimentado mucho a la filosofía?, replicamos.

"Naturalmente, y eso debería ser en realidad recíproco. Pero preguntas sobre el origen del universo o el sentido de ese origen, no se pueden responder realmente".

Muchos cientificos opinan que detrás de todo hay algo inexplicable que puede llamarse Dios.

"Sí, sí, tal vez ese es el sentido de todo: que siempre hay algo inexplicable.

¿Es usted creyente?

"Sí, hasta cierto punto, pero no de aquellos que creen en todo lo que se afirma.

Claro, como científico cuestiona todo...

"No, no todo. No cuestiono todo aquello que se puede observar y experimentar, pero cuando se trata de temas complicados y difíciles como la formación y el desarrollo del universo, tenemos que tener en cuenta que hemos empezado a observarlo hace apenas un par de siglos. Y el universo existe hace billones de años.

Investigar, aunque no se encuentren respuestas

Un escritor de ciencia ficción afirmaba hace poco que no tiene sentido explorar otros planetas, que los millones que se invierten en esa tarea deberían dedicarse a mejorar las condiciones de vida aquí en la Tierra. ¿Comparte esa opinión?

"También pienso así, pero una cosa no impide la otra. Eso no significa que todos deban dedicarse exclusivamente a buscar mejores condiciones en la Tierra. También debe haber científicos que se ocupen sólo de la materia pura, que observen sus procesos, lo que no significa que no se deba reflexionar sobre cuestiones filosóficas, aunque no se encuentre ninguna respuesta.

¿Cuándo decidió ser astrónomo?

"Durante los estudios. Estudié matemáticas como materia principal y tenía una gran inclinación por los idiomas, sobre todo latín y griego. Aprendí inglés cuando estuve en el California Institute of Technologie en Pasadena, donde permanecí cuatro años.

¿Tiene algún vínculo con Sudamérica, estuvo allí alguna vez?

"Nunca estuve allá, sólo sé que en los Andes están los observatorios más grandes del mundo y que los principales astrónomos de hoy en día pasan allí temporadas.

¿Además de observar el universo, qué ha hecho en su vida?

"Toco piano y me gusta la música clásica pero ahora tengo problemas con los dedo".

Aparte de ello, a usted se le ve muy saludable.

"Sí, sí, y espero con mucho entusiasmo y curiosidad el aterrizaje de la sonda".

La expectativa del científico se vio colmada este domingo (15:01) tras el feliz aterrizaje de la sonda.

Aportado por Eduardo J. Carletti


            

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