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26/Ene/06



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Publicaciones recibidas: "La trascendencia dorada", de John C. Wright

Título: La trascendencia dorada (La edad de oro, Libro III)
Autor: John C. Wright
Título original: The Golden Transcendence
Traductor: Carlos Gardini
Diseño de cubierta: Alberto Cairo
Col. Bibliópolis Fantástica n° 29
288 págs.
http://www.bibliopolis.org/editorial/bibliofan/trascendenciadorada.htm

(Axxón) - Faetón, de regreso de su exilio, dueño de su sueño, al comando de la poderosa Fénix Exultante y acompañado por Atkins (la Fuerza Armada de la Ecúmene Dorada), se enfrenta a la misteriosa y peligrosa Ecúmene Silente. ¿Sabrá por fin quiénes son los temibles enemigos de su civilización? ¿Podrán ellos solos proteger a la Ecúmene Dorada, ignorante de todo en pos de su Trascendencia? El resultado de la contienda no pone solamente en juego su presente, sino también el futuro: el vencedor poseerá la llave para el dominio del Universo.

EL LIBRO

Este es un libro de cierre, y John C. Wright se toma el puntilloso trabajo de cerrar todo hilo abierto en los dos libros anteriores, pero cuidando el seguir bordando cada historia abierta, y teniendo al lector anhelante, preguntando qué pasará en la siguiente página.

Sigue habiendo sorpresas, esta vez más sutiles, aprovechando que el lector está inmerso en el universo de la Ecúmene Dorada. Son de una longitud de uno o dos párrafos nada más, destellos repartidos por todo el texto, pero con visiones o implicaciones que me hicieron pegar gritos y vuelan la cabeza. Hay párrafos que por sí solos pueden generar relatos completos...

Lo instructivo es que, a esta altura, el entorno de la acción es tan colosal, la escala es tan amplia, que el autor asume que no hace falta desarrollar esos párrafos, y el lector comparte eso, hasta lo agradece. Esto que escribo quizá sea una cosa obvia, esperable en una obra de esta magnitud y longitud. Pero no me parece algo común, está afirmado y sostenido en la redacción del texto, el estilo, el léxico, palabra por palabra: un arte que solo he visto en El Señor de los Anillos.

Ese contexto autosostenido y compartido por el lector es el trampolín para entender dos claves de todo el argumento:

  • Qué es la Ecúmene Silente, concepto asociado a la existencia de los omnipresentes y poderosos sofotecs, y la sofotecnología que los creó. Aquí hay todo un tratado acerca de la inteligencia artificial, de lo que implica la existencia de inteligencias superiores a la humana, el impacto de esa tecnología en las sociedades, tratado para examinar renglón por renglón. Hay una referencia obligada a Isaac Asimov, desde luego, aunque a sus fans no les guste que Wright rebata y aplaste esos conceptos en menos de una página (me puedo permitir ese spoiler, porque él solo merece una lluvia de análisis).

  • La idea de Trascendencia de la Ecúmene Dorada, inspirada en Hacedor de Estrellas de Olaf Stapledon, en un justo (y actualizado) homenaje.

    Si en La Edad de Oro vimos a la Ecúmene Dorada en su máximo y espectacular esplendor, y en Fénix Exultante descubrimos su lado oscuro, con sus límites y defectos, en este libro... Es más que una síntesis. Es un nuevo salto hacia adelante, una nueva apuesta; un zambullirse en otro nivel, otro juego en otra escala.

    Las apabullantes imágenes y escenarios en este libro no dejan dormir. Me arriesgo a proponer que aquí está el nacimiento, o al menos un bosquejo, de otra rama de la CF, que bien podría llamarse CF Epica. Por cierto que el final rompe todos los esquemas: por favor, no leer con la cabeza embotada; y por si acaso, tenga una tableta de aspirinas a mano... pero que queda conforme, garantizado.

    Para terminar, un Apéndice acerca de la estructura, detalles y desarrollo de la Ecúmene Dorada ¡que no tiene desperdicio!

    LA TRILOGÍA

    Viendo la trilogía de La Edad de Oro como un todo, en principio me obsesionan dos ideas:

  • O el autor estuvo rumiando y puliendo durante años cada detalle de la obra (una dedicación consagrada, casi monástica), o estuvo escribiéndola un buen tiempo sin parar, encerrado en una celda, alimentado por un tubo y limitado a caminar entre la mesa con el procesador de texto, la cama y el baño. Sospecho que fueron ambas cosas. En cualquier caso, no puedo evitar reconocer la tremenda dedicación hacia cada párrafo de la obra, cada línea, hasta cada palabra. Y eso me hizo replantear qué implica escribir, y el trabajo que es escribir una novela.

  • Que para debutar comercialmente en CF y entrar por la puerta grande, el autor haya tenido que armar esta tremenda Tour de Force, síntesis de la obra de grandes maestros del género, haciendo referencia al lejano pasado, problemas del presente y proyecciones a futuro, fundamentando cada idea, cada detalle, cada trama, el lenguaje, etc. etc. ¡Y a esa escala! OK, cada autor tiene su estilo, quizá La Edad de Oro sea así porque John C. Wright es así. Pero si hace falta tanto para empezar, da mucho que pensar acerca de la CF de hoy, los autores, las editoriales, cómo es el público, etc.

    Si algo rezuma entre las líneas de ésta obra, es amor por el género. Con mayúscula.

    A su modo, Wright rinde homenaje a cada uno de los tópicos de la CF clásica: el viaje espacial, la ciencia, la tecnología, el poder que implica su uso, el impacto en la sociedad, las relaciones en ese entorno, el contacto y relación entre inteligencias humanas y no humanas, los conflictos, la guerra y los combates, y especialmente el desarrollo de las ideas, tarea estandarte de toda CF desde la noche de los tiempos.

    A la vez, el autor invita a otras disciplinas a la obra: el Derecho, la Filosofía, la Lógica y la Retórica, la Psicología, la Historia, la Economía y la Política. Disciplinas siempre citadas, pocas veces encaradas, casi siempre bastardeadas y negadas. Wright las hace entrar en la CF con respeto, honor y gloria: posiblemente el resultado sea más abrumador que estimulante, pero el corpus de verosimilitud que da a una entidad como la Ecúmene Dorada no tiene parangón.

    Posiblemente lo descrito arriba sea sólo para impresionar: de hecho, lo consigue. Pero además al lector atento, en algún momento, le hace picar el bichito de dejar de leer para investigar un poco. Pocas obras, a mi entender, llevan a esto.

    A cada uno de estos temas, el autor los trata con reverencial respeto. En el análisis de La Edad de Oro mencioné que John C. Wright es abogado; bien, es extraordinario el enfoque con que, por ejemplo, trata el diseño de la Fénix Exultante. No sólo me consta que debió haberse documentado con la asesoría de ingenieros; además, se preocupó por tomar la esencia de la ingeniería y plasmar con ella el personaje de Faetón. Los que hayan estudiado, ejercido y amado la ingeniería, en varias acciones de estas páginas reconocerán a Faetón como su hermano, si imaginan la Fénix Exultante se estremecerán. Atkins, consagrado a la lucha, un semidios samurai, da la misma impresión. Y así con todo.

    Ese respeto incluye el examen de cada tema encarado, no solo a la luz de lo clásico, sino también de lo que se conoce hoy. Y en ese contexto, Wright no puede dejar de señalar que hay ideas y conceptos que conviene rever, que ya "no dan más" o mejor, se vuelven nuevos viéndolos desde otro ángulo. Con esto, a mi entender, patea el tablero, se vuelve revolucionario: no sólo entretiene, promueve el debate, hace pensar.

    Revolucionario es también, el modo de desarrollo de los personajes. No es muy común leer obras donde los personajes existan, y menos en Ciencia Ficción. Hay todo un trabajo que posibilita que cada personaje tenga vida propia, y esto Wright lo aprovecha para dar unos toques de humor a lo largo de la obra (toques que a personajes como Dafne o Atkins, los hacen formidables). Y con esto, esta Trilogía no sólo merece un análisis como obra de CF, sino también como obra literaria, con pleno derecho.

    Tantas cosas, a mi entender, al menos plantean un nivel de exigencia mucho más alto que el que creemos conocer. Aquí en Sudamérica al menos, estamos muy acostumbrados a los clásicos de CF. Pero estamos hablando de escritos de 1950 a 1990 aproximadamente. No sé quién postula por ahí que la CF "está muerta". No sólo está viva, sino que se está transformando en otra cosa. Muy rápido. Wright no es un autor "único": Greg Egan sigue otros caminos, China Miéville y Ted Chiang los suyos, todos a su modo distintos, no convencionales.

    Al contrario, el tema no es el estado de la CF justamente, sino otro: que nosotros lectores estemos muertos, o sea, no estemos al nivel que estas obras piden. Los límites son otros, los niveles son más altos.

    Tal vez esta trilogía sea efecto de una "moda" pasajera: eso solo el tiempo lo dirá. Pero intuyo que aquí se arman nuevas reglas, se patea el tablero. Y para nosotros, en la CF en español, nos quedan dos caminos: o competir con esta gente en sus mismas reglas, o compartir el hecho de patear el tablero, creando las nuestras.

    Todo un desafío.

    De nosotros depende afrontarlo.

    Jorge Korzan para Axxón y Garrafex News.


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