29/Mar/06!f>
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Jack el Destripador ya está en Buenos Aires
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Es un "thriller" sobre la historia del asesino serial del Londres victoriano, que ha tentado numerosas veces al cine. Con el actor fetiche de Pepe Cibrián Campoy
será reinaugurada pasado mañana la antigua sala de Rivadavia y Paraná.
(La Prensa) - Festejando el ciento cuarenta aniversario de la inauguración del teatro Liceo, de Rivadavia y Paraná (ciudad de Buenos Aires), su empresario
Carlos Rotemberg decidió estrenar el musical "Jack, el Destripador" de Juan Rodó y Mariano Taccagni. En diálogo con La Prensa, el cantante, actor y
compositor dice que espera "con mucha ansiedad y expectativas la noche de reapertura de la sala con mi obra", que será, pasado mañana, a las 21.30 y contará
con dirección escénica de Daniel Suárez Marzal y dirección musical de Angel Mahler.
La pieza inspirada en el famoso asesino inglés, del que se dice que era médico, o un noble muy respetado de día y un asesino de noche, tiene música compuesta
por Juan Rodó y libro de Mariano Taccagni, que también se hizo cargo de la letra de las canciones.
"Creo que logramos una obra con un contenido muy interesante, aunque tal no soy yo el que deba decirlo. Dos años nos llevó perfeccionar el libro y creo que
seguimos el camino correcto. La versión es bastante especial porque mi idea es combinar el musical con el teatro de prosa, mostrar una realidad actuada". "Es
una obra que tiene un setenta y cinco por ciento de canto y un veinticinco de texto. Por eso me entusiasmó mucho cuando Daniel Suárez Marzal aceptó dirigir el
proyecto. El es un director acostumbrado a montar piezas de teatro, musicales y ópera".
Deuda pendiente
¿Luego de protagonizar "Drácula, el musical", "La Bella y la Bestia" o "Los Miserables", que lo impulsó a componer su primer musical?
Además de cantante lírico, soy pianista y estudié composición. La dirección orquestal es una deuda pendiente. Debido a una crisis emocional que sufrí hace dos
años atrás, sentí la necesidad de expresarme en otro campo, que no fuera sólo el canto, ni la actuación.
¿Cuál es su mirada sobre el personaje?
Tiene un costado oscuro y misterioso muy marcado. Podría decirse que se parece a "El fantasma de la Opera", o "Drácula". La obra tiene algo de melodrama y
de policial. Si tuviera que definirla diría que es un thriller policial con toques de romanticismo.
¿Cómo eligieron presentar al personaje?
Con Mariano Taccagni lo que hicimos fue presentarlo no sólo como un criminal del que se cuenta su historia. La idea fue ir de lo oscuro a lo claro, como una
posible hipótesis de lo que fue su vida. Esto último está referido a mostrar de qué manera podría funcionar de día un criminal de esta envergadura. Se jugó con la
hipótesis de preguntarnos quién era en verdad ese hombre. Por eso subrayamos parte de sus conflictos, sus enfermedades, además de la forma con la que
mataba a sus víctimas.
¿Se dice que el personaje existió realmente?
Existen crónicas de la época en la que se dice que era un noble que padecía de esquizofrenia, que mataba y mutilaba a las prostitutas. Era un ser miserable al
que no intentamos redimir, sino hacer más atractiva la ficción de este personaje. Ocurre en la actualidad que hay criminales que de día llevan una vida normal y a
la noche se convierten en asesinos. Pueden amar y odiar al mismo tiempo. O descuartizar a una de sus víctimas y amar la belleza al mismo tiempo.
¿De qué manera le interesó presentar a Jack a través de la música?
Angel Mahler es el arreglador musical y no fue fácil componer el tema principal de la obra. El mecanismo de trabajo fue primero componer la música y luego
adaptar las letras a esas melodías. En cuánto al sonido puedo decirte que hay desde elementos sinfónicos, a melodías de neto corte popular o baladas.
¿Cuál es la estética en la que se apoya el montaje de la pieza?
La idea de Daniel Suárez Marzal fue explorar el costado quirúrgico, o el arte que tenía Jack en los cortes que les hacía a sus víctimas. Por eso elegimos emplear
efectos especiales que hacen a los aspectos fantásticos de la puesta.
La leyenda que continúa
El famoso asesino serial, llamado "Jack, el Destripador", debido a que nunca se supo su verdadero nombre, burló durante meses a la policía inglesa de la época
victoriana, cometiendo la mayoría de sus crímenes en Whitechapel, uno de los barrios más miserables de Londres, habitado por prostitutas. Jack hasta se
permitió enviar a la policía partes anatómicas de sus víctimas y de ese modo se convirtió en uno de los mayores enigmas policiales de todos los tiempos.
Su modus operandi era muy sencillo: se hacía pasar por un cliente y una vez contratado el servicio de una de las prostitutas la llevaba a un lugar tranquilo para
estrangularla primero y luego degollarla o descuartizarla.
La carrera homicida de Jack comienza exactamente el 6 de agosto de 1888. Su primera víctima fue Emma Schmitd, una prostituta a la que degolló de oreja a
oreja y envió una de ellas cuidadosamente envuelta a Scotland Yard, como macabra tarjeta de presentación.
Muchas especulaciones se han hecho durante más de cien años sobre la identidad y los motivos de Jack el Destripador. Se supone que era médico, dado que
manejaba a la perfección el bisturí y realizaba incisiones perfectas en los cuerpos pero también se especuló con que podía ser un fanático religioso, teniendo en
cuenta que las víctimas fueron siete, número cabalístico del bien.
Aportado por Eduardo J. Carletti
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