11/Ene/08!f>
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Posibles adaptaciones de novelas de Arthur C. Clarke
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El director Kimberly Peirce (Boys don´t cry) ha declarado que está dispuesto a realizar una adaptación cinematográfica de la novela de Arthur C. Clarke
El fin de la infancia.
"Me encanta. Me parece un libro fenomenal. Hemos hecho un primer borrador y vamos a ver si la Universal quiere hacer la película". Pierce calcula que la
película costaría como mínimo 70 millones de dólares.
Asimismo David Fincher ha anunciado cuáles son sus próximos proyectos, casi todos adaptaciones de novelas gráficas, y ha aclarado que sigue muy interesado
en hacer la versión de Cita con Rama, pero que todavía no hay guión.
Fincher ha alabado la novela de Clarke, sobre todo "el interior de Rama es maravilloso, sensacional"
El fin de la infancia
Cincuenta años después de su llegada, Karellen y sus tripulantes superseñores se revelan físicamente a la humanidad. Su aspecto es el de la tradicional imagen de
los diablos, con alas, cuernos y colas. Son más altos que los seres humanos, y proporcionalmente más masivos. Muy sensibles a la luz del día, son capaces de
respirar el aire terrestre por breves periodos de tiempo.
La actitud de Karellen hacia la humanidad está dividida entre piedad por su falta de moral y celos benignos por su habilidad potencial de trascender el universo
físico. La tarea de Karellen, como supervisor de la Tierra, es la de una suerte de partera para que la humanidad pueda dar el salto a su siguiente nivel evolutivo:
un apocalipsis en que los niños se transfigurarán a través de un tremendo desarrollo de las facultades psi.
El precio de estatus divino para los niños mutantes es perder su identidad individual: no existe pronombre "yo" para las especies fusionadas. Aunque los
superseñores tienen un coeficiente intelectual significativamente mayor y estan más avanzados tecnológicamente que la humanidad, son incapaces de dar este
salto evolutivo ellos mismos. La tarea de Karellen ha sido restringir las acciones de la humanidad para crear una sociedad estable de manera que, cuando de
manera natural llegase lo que los superseñores llaman Breakthrough Total, un tremendo desarrollo de la percepción extrasensorial y la telequinesis por los
niños, la humanidad no se destruya a sí misma.
Karellen también tiene la intención de aprender del último humano no mutante cómo esa especie logra salir del capullo de la materia transfigurada, con la
esperanza de que eventualmente su propia raza pueda saber lo suficiente para unirse a la entidad que llamaban supermente.
Una vez que cada niño y niña pierden su alma biológica, dejan la tiranía de la materia detrás para alcanzar las estrellas, y la humanidad ya no existe, Karellen se
queda solo con sus pensamientos.
La humanidad es la quinta especie que los superseñores ayudan en el proceso de apoteosis.
Cita con Rama
Tras el impacto de un asteroide con Italia a mediados del siglo XXI, la humanidad decide estar preparada para detectar con anticipación semejantes riesgos, por
lo que posee un avanzado sistema de detección temprana de asteroides. Gracias a éste, se detecta un peculiar asteroide, que parece venir de fuera del Sistema
solar y está cruzándolo a gran velocidad con rumbo recto, para atravesarlo. Cuando se encuentra más cerca, y después de haber recibido el nombre de
Rama, en honor al dios hindú del mismo nombre, se descubre que es perfectamente cilíndrico (40 km de largo, 8 de radio en las bases) y que tiene un
movimiento de rotación muy rápido. Estas dos características llevan a la obvia conclusión de que su creación se debe a una raza alienígena, y de que hay que
interceptarlo a toda costa.
Para ello, se envía allí a una de las naves disponibles ya en viaje por el Sistema Solar, la más cercana, en misión de exploración, y como embajadores en un
posible contacto. Una vez allí, la nave se sitúa sobre la base del cilindro que está por delante en el movimiento. Pronto descubren tres escotillas de apertura
manual totalmente iguales y dispuestas simétricamente sobre el círculo. Entran por una ellas para descubrir que el interior de Rama está hueco y en absoluta
oscuridad. Desde el punto por el que aparecen, el centro de esa cara del cilindro, parten tres escaleras (también simétricamente separadas 120 grados) hacia lo
que pasan a denominar la planicie curva, la cara interior de la curva del cilindro, que por efecto de la rotación del mismo proporciona una sensación de
pseudo-gravedad. Con potentes focos, consiguen explorar el interior de Rama desde su posición en el eje del mismo, y encuentran que la planicie está dividida
en dos por un ancho mar, también circular, ahora congelado. La atmósfera dentro es apenas notoria, y deben permanecer con trajes espaciales. Sobre la
superficie hay estructuras similares a ciudades, con algo que parecen edificios, y tres largos valles longitudinales con el cilindro, dispuestos también con simetría a
lo largo de la planicie. Hay una isla en el mar, con otra de esas misteriosas ciudades: tras explorar alguna de ellas, descubren que nada de lo que parecen edificios
tiene ni puertas ni ventanas visibles.
La fría y dormida nave Rama empieza a despertar pronto. Los tres valles resultan ser grandes focos alargados que se encienden poco a poco para iluminar el
interior del lugar. Además, el congelado mar, que ha estado recibiendo de a poco el calor del Sol que se filtraba desde la parte exterior hacia dentro de la nave,
acaba deshelándose con gran estruendo cuando el agua de abajo se licúa ocupa menos espacio y la capa de hielo superficial queda en el aire, hasta que se
fractura y cae sobre el mar debajo. En este mar, se da un proceso acelerado en el que una legión de microorganismos generan gases adecuados para una
atmósfera respirable (también para los humanos) Rama parece estar ya en marcha, aunque su propósito es desconocido.
Aunque construyen una balsa para alcanzar y explorar la isla del mar, les resulta imposible llegar a la otra orilla, porque la altura de la tierra en esa orilla del mar
en ese lado es de medio kilómetro. Sin embargo, uno de los tripulantes, mediante un ultraligero que llevaba en su equipaje para un nuevo deporte en la gravedad
lunar, se ofrece voluntario para cruzar Rama a través de su eje, donde no hay gravedad. Al llegar al otro lado, puede explorar un gran pináculo que sale de la
otra base del cilindro, rodeado simétricamente de otros seis menores. Llegan a la conclusión de que es el sistema de propulsión de la nave. Éste parece activarse
repentinamente mientras el tripulante lo sobrevuela, y una de las descargas eléctricas que saltan entre los pináculos le alcanzan, obligándole a aterrizar en la orilla
inaccesible de Rama.
En ese otro lado, la superficie de Rama está parcelada en muchos cuadrados con objetos y diseños diferentes, y finalidades totalmente desconocidas. En ese
lado, el joven se encuentra con un gran robot que recoge los restos de su aparato y los tritura, pero parece no prestarle atención a él. Sus compañeros usan la
balsa para ir a recogerle, lo cual implica que él ha de saltar el acantilado hasta el mar.
Tras regresar a la orilla conocida del mar, se encuentran en ella con un nuevo tipo de robot más pequeños y con simetría axial triple (lo cual, como ya han
advertido, es un rasgo general de Rama), que tampoco les prestan mucha atención. Dado que al encenderse los motores de la nave, esta ha cambiado su rumbo
para acercarse más al Sol, la tripulación decide ir alejándose. En esta parte de la historia, además han de desactivar un misil nuclear lanzado por el gobierno de
Mercurio por ver a Rama como una amenaza. No abandonan la misteriosa nave sin acceder por la fuerza a uno de los misteriosos edificios: en su interior,
descubren una especie de banco de datos, con modelos tridimensionales de objetos, robots, y quizá de seres vivos, que presumiblemente está listos para ser
generados y puestos en Rama, aunque eso nunca llega a ser visto en la novela.
Una vez abandonada la nave, observan como ésta se acerca peligrosamente al Sol para, aparentemente, aprovisionarse de energía (tomándola directamente de la
fuente) Después de esto, contemplan asombrados como Rama, sin prestar mayor atención a la especie humana, cuyo sistema ha cruzado y utilizado sin más,
pone rumbo de nuevo a las estrellas, para desaparecer de la vista de los tripulantes a una velocidad inimaginable. Todo parece haber terminado. Sin embargo, la
reflexión final de un científico es que los Ramanes (como se les llamó a los hipotéticos constructores) lo hacían todo por triplicado, lo cual predispone a pensar
que estarían por venir dos naves más.
Fuente: Noticias Ciencia Ficción, Dark Horizons y Wikipedia. Aportado por Eduardo J.
Carletti
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