12/May/08

Revista Axxón Axxón en facebook Lectores de Axxón en facebook

Una rana comunicativa y a muy altos niveles

La especie china Odorrana tormota posee capacidades de comunicación similares a las de delfines, elefantes y humanos, según un estudio

Una especie de ranas arbóreas nocturnas que vive en China posee habilidades vocales y de localización extraordinarias que son equiparables a las de delfines, elefantes y humanos, según un estudio de la Academia de Ciencias de China en Beijing que se publica en la edición digital de la revista Nature.

El estudio analiza las llamadas de apareamiento con ultrasonidos de las hembras de la especie Odorrana tormota para revelar un sorprendente sistema de comunicación, que es una adaptación al ruidoso ambiente de los torrentes de los rápidos.

Las llamadas de apareamiento vocalizadas juegan un papel clave en la reproducción de las ranas, los machos suelen ser los dominantes, anunciando su virilidad y las hembras tienden a ser más pasivas, produciendo de forma ocasional llamadas recíprocas débiles o sonidos de golpeteo durante el cortejo. Aunque las hembras tienen un sistema de producción vocal bien desarrollado, si producen o no llamadas en un sistema de comunicación dominado por machos no se había aclarado hasta ahora.

Los investigadores, dirigidos por Jun-Xian Shen, registraron las vocalizaciones de ranas hembra en una habitación oscura en silencio utilizando un micrófono de ultrasonidos vinculado a un ordenador.

Descubrieron que, justo después de la ovulación, las ranas hembra emitían señales ultrasónicas cortas de alta frecuencia en respuesta a las llamadas de los machos y que ambos aumentaban su actividad en las llamadas y se aproximaban al origen del ruido. Al oír la llamada de la hembra, el macho solía orientar su cuerpo y realizar un salto de larga distancia hacia el altavoz con una precisión destacable.

Los autores sugieren que estas ranas podrían haber desarrollado este sistema ultrasónico de alta frecuencia como un método de comunicación carente de ambigüedades en presencia de su ruidoso hábitat.

Fuente: La Vanguardia. Aportado por Eduardo J. Carletti