12/Oct/08!f>
|
Revista Axxón
Axxón en facebook
Lectores de Axxón en facebook
|
|
Le Clézio, un explorador de culturas, ganó el Premio Nobel
!t>
El principal galardón de las letras se quedó en Europa. El narrador francés es "un autor de nuevos rumbos", dijo la Academia Sueca
El escritor francés Jean-Marie Gustav Le Clézio, que ha entrelazado su vida y su literatura a los viajes y las culturas diversas, fue galardonado ayer con el
Premio Nobel de Literatura, un reconocimiento que devolvió la distinción más prestigiosa de las letras a Francia.
Al comunicar las razones de su decisión, la Academia Sueca describió a Le Clézio, de 68 años, como "un autor de nuevos rumbos, de la aventura poética y del
éxtasis sensual" y un "explorador de la humanidad, dentro y fuera de la civilización dominante".
Escritor trashumante y ecologista, fascinado por la cultura amerindia, Le Clézio representa las ambigüedades del mundo global y la escritura como metáfora del
viaje hacia otras vidas.
El anuncio encontró al escritor -que reside en Estados Unidos- en París, en una escala entre Corea del Sur y Canadá. Enseguida, ofreció una conferencia de
prensa en la sede parisina de la editorial Gallimard, en la que -en francés, inglés y español, sereno y bromista- repasó sus viajes por el mundo, recordó su amor
por la cultura americana, particularmente por el pasado mexicano, y definió su idea de la literatura. "Escribir es escuchar el ruido del mundo", dijo.
La decisión de la Academia Sueca en favor de un europeo reforzó la polémica originada en los últimos días después de que su secretario perpetuo, Horace
Engdahl, dijo que Estados Unidos permanece aislado y "no participa del gran diálogo de la literatura". Ayer, Engdahl bajó el tono: "Le Clézio es un cosmopolita,
un nómada. Pertenece a varias culturas y pasó largas etapas de su vida en otros lugares, no en Europa. No se lo puede contar como un típico escritor europeo",
afirmó. Sin embargo, Le Clézio es el séptimo europeo distinguido entre los últimos diez premiados. El último ganador francés había sido Claude Simon, en
1985. En 2000 lo ganó Gao Xingjian, chino nacionalizado francés, pero que escribe en mandarín.
"Le Clézio ha conseguido rescatar las palabras del estado degenerado del lenguaje cotidiano para devolverles la fuerza para invocar una realidad existencial",
dijo la Academia. Sin embargo, mientras el presidente francés, Nicolas Sarkozy, saludó el premio como un reconocimiento a la cultura francesa, los críticos de
ese país no fueron unánimes en el elogio.
La producción literaria del flamante Nobel -que ya anticipó que estará en Estocolmo el 10 de diciembre próximo para recibir el premio- comprende novelas,
ensayos y libros para niños. Once obras se tradujeron al español, entre ellas La cuarentena, El pez dorado (ambos de Tusquets), Mondo
y otras historias (Eudeba) y El africano (Adriana Hidalgo). Le Clézio estuvo el año pasado en Buenos Aires para presentar El africano y
Urania en la Feria del Libro.
Ayer, el escritor relativizó los cambios que la súbita fama global del Nobel traerá a su vida. "Estoy escribiendo un libro y no voy a parar por esto. Creo que
ahora todo va a ser más sencillo. La Academia me ha regalado tiempo", dijo. Pero sus razones para escribir sin descanso pueden ser más profundas: "Tengo la
superstición de que mientras tienes un manuscrito entre manos te mantienes con vida, al menos hasta que lo terminas".
El siguiente es un fragmento de Urania, su última novela traducida al español, editada por El Cuenco de Plata.
"Era la guerra. Aparte de mi abuelo Julien, no había ningún hombre en casa. Mi madre era una mujer de cabellos muy negros, la piel del color del ámbar, unos
ojos grandes bordeados de pestañas que parecían un dibujo al carbón. Ella pasaba mucho tiempo al sol, me acuerdo de la piel de sus piernas, brillante sobre las
tibias, por las que me gustaba deslizar los dedos. No teníamos gran cosa que comer. Las noticias que nos llegaban eran muy alarmantes. Sin embargo, conservo
de mi madre en aquella época el recuerdo de una mujer alegre y despreocupada [...]. Le gustaba leer también, y es de ella de quien he heredado la convicción
de que la realidad es un secreto, de que es soñando como se está cerca del mundo. Mi abuela paterna era muy distinta. Era una mujer del Norte, de los
alrededores de Compiègne o de Amiens, de un largo linaje de campesinos cerrados y autoritarios. Se llamaba Germaine Bailet, y ese nombre contenía todo lo
que ella era, avara, terca, voluntariosa".
Fuente: Gacetilla. Aportado por Graciela Lorenzo Tillard
!c>
Más información:
Más noticias de Literatura en Axxón
Escritora de ciencia ficción galardonada con el Nobel de Literatura
La austríaca Elfriede Jelinek gana el premio Nobel de Literatura
El Nobel de Literatura fue para un dramaturgo y guionista cinematográfico