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Publicaciones reseñadas: "Fragmentos del Futuro II" (selección de Juan José Aroz)
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El primer Fragmentos del Futuro, a cargo de Domingo Santos, estuvo estrechamente ligado al cierre de la edición española de la revista Asimov
Ciencia Ficción. Ahora, Aroz propone un
conjunto de relatos, entre los que destaca el trabajo del ferrolano Alejandro Carneiro.
Este libro es una antología de tres textos
de autores españoles. Espero no ofender
ninguna susceptibilidad nacionalista con esto, ya que uno es gallego del Ferrol y los otros dos de Barcelona. La abre un corto comentario del recopilador, Juan
José Aroz, quien también es el editor. El
comentario es breve y dedica un párrafo a comentar el origen de la serie de antologías Fragmentos del Futuro, otro a comentar la intención de la serie
para el futuro, uno para presentar cada autor
y obra y el resto (la otra mitad) para afirmar que la ciencia-ficción está viva. Esto puede parecer curioso, pero el pasado año tuvimos un debate sobre ello en la
lista de Axxón, a raíz de un artículo
de Pablo Capanna y otros comentarios. También, por lo que pude ver en El Sitio de Ciencia-Ficción hace
un par de semanas, en su aniversario, una discusión similar se desarrolló en España. Así que debe ser una cuestión candente.
Técnicamente, por su estructura y sin considerar cantidad de palabras, diría que los textos son dos novelas cortas y un cuento largo.
Comienzo mi comentario con el punto más flojo del volumen, así luego podemos ir mejorando. Está en el medio del volumen y se trata de la novela "Volver al
Sol", de Juan Carlos Planells. Está
ambientado en un futuro cercano y es una especie de policial negro plagado de antihéroes, y no es poco mérito del autor que uno se encariñe con un par de ellos.
Tiene una idea interesante, una parte
considerable de la humanidad afectada por una alergia al sol. Una buena premisa para el juego más clásico de la ciencia-ficción: ¿y qué pasa entonces? Planells
nos expone una solución posible,
razonable y bastante fácil de aceptar para el lector. Propone ciudades subterráneas donde viven los afectados, y los dedica a hacer trabajo de oficina para los
gobiernos. Esto, en los países desarrollados,
por supuesto; desde ya que la construcción de tales ciudades es un gran negocio que requiere mucha inversión. Alrededor de ese negocio el autor monta una
corruptela política y una pequeña mafia
fáciles de explicar y de creer pero bastante, bastante ingenuas.
El desarrollo de la trama es lento, no es un policial eléctrico y trepidante para nada, y por momentos cuesta animarse a seguir. Aparecen ciertas inconsistencias
en los personajes, ciertas acciones difíciles
de explicar y motivaciones traídas de los pelos. Los diálogos están técnicamente bien escritos y aplicados, las descripciones son pobres y la vuelta de tuerca final
es artificial, previsible, innecesaria… lo
hubiera terminado diez páginas antes. En general, me dio la impresión de ser un texto poco trabajado que mucho se beneficiaría de un taller literario. Rescato sin
embargo varios aciertos: la idea central
especulativa de la alergia al sol, su tratamiento y sus consecuencias políticas y sociales; el trazado de algunos personajes con pinceladas que los rescatan por un
momento de su condición de
clichés planos y la emotividad de algunas escenas que aparecen cada tanto y ayudan a armar un panorama humano.
Sigo por el final, el texto que cierra el libro. Se llama "Dante en Inopia" y es de Juan Carlos Aguado. Un relato mucho más corto que el anterior, puntuado por
unas cuantas interrupciones con cambios de
escenario. Empieza apresuradamente y no se entiende muy bien por qué, en un par de páginas al protagonista Dante se lo mete en una especie de prisión
controlada por un Domo al que le gusta que lo
llamen Jefe. Atraviesa una serie de escenarios cual niveles de videojuego, siempre transportado por el Domo de un ambiente a otro, dormido y de manera
misteriosa. No sé si es la reciente muerte de
Patrick McGoohan, pero me recordó fuertemente a la serie El Prisionero, con la que comparte el eje temático del prisionero de cárcel psicodélica e
inexplicada que hace las mil y una por
escaparse. Dante pasa por un círculo de guerreros (donde casualmente demuestra ser gran espadachín), un grupo de alegres indiferentes, otros de filósofos
escépticos y nihilistas y varios más.
Todo transcurre bastante rápido y sin mucho tiempo de pensar, Dante pasa de uno a otro lugar y grupo de gente, interactúa con ellos, sacude el avispero y sigue
viaje. Casi no hay personajes
distinguibles, sólo parece haber una especie de maniquí genérico al que el autor le cuelga un rasgo, aunque a esto ayuda la brevedad de los contactos de Dante.
El mismo Dante no tiene más que un rasgo:
su motivación, su determinación de llegar a obtener respuestas. Es fácil identificarse con esa búsqueda y engancharse en la narración, pero bastante rápido (y
creo que es un acierto, porque el juego de
los cambios de escenarios aburriría de seguir prolongándolo) se llega al final del cuento, donde todo se explica bastante claramente y se cierra de un carpetazo.
No me pareció un relato ni bueno ni malo,
sino algo que "se deja leer". Tiene un par de puntos divertidos en las peripecias del protagonista, algún entretenimiento intelectual en sus discusiones, pero no más
que eso.
Y voy a terminar por el primer texto de la antología, "Cleruquía" del talentoso Alejandro Carneiro (ganador del premio Domingo Santos en 2000, varias veces
finalista del Ignotus y mención especial de la
sexta edición de El Melocotón Mecánico). Es una novela ligera, muy entretenida, llena de humor e ingenio. Y al mismo tiempo, como dice Aroz, tiene el sabor de
las viejas historias de ciencia-ficción, las
que tanto nos ha gustado leer. Se trata de la clásica nave generacional en donde, a través del tiempo, la población se dividió en sectores/tribus/naciones, olvidó
mayormente el objetivo del viaje y
desarrolló una sociedad distinta. Bueno, no muy distinta: hay guerras de religión, profetas y fanáticos en un reino cuasi-islámico; hay una comunidad de colgados
que viven conectados a la red (con un
nombre que me hizo mucha gracia: los llaman chirimbolos) en un espacio virtual. Y así, desfilan un príncipe, un ex consejero diletante y alcohólico, una ex
consejera joven que busca la verdad, un
profeta y una divinidad terrible y una simpática trouppe de personajes secundarios. Todo se lee muy fácil y rápidamente, es entretenido y, como dije,
cuenta bien la historia de la investigación para
descubrir la verdad en medio de la guerra, la política, el espionaje y la magia; al tiempo que nos hace reír con guiños casi continuos. No es una novela que vaya a
revolucionar el género, no hay una
enorme profundidad de ideas, pero le da un giro interesante a las viejas ideas y nos divierte un montón.
Mención aparte merecen en Cleruquía los textos que funcionan como epígrafe de cada capítulo: coplas populares y citas apócrifas de libros de texto locales,
todos muy logrados.
Sobre lo externo, la presentación del libro es modesta, con una tapa casi de un solo color y un dibujo muy abstracto que dice poco del contenido (aunque
futurista, lo es). El papel es bueno, la impresión
y tipografía también. Encontré unos cuantos errores de imprenta pero no en una cantidad que trabe la lectura.
Resumiendo, un volumen desparejo del que me entusiasmó una de las tres obras y las otras dos se pueden leer con cierto interés pero sin mayor pena ni gloria.
Carlos Ferro para Axxón.
Fuente: Carlos Ferro. Aportado por Alejandro Alonso
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