La elusiva pluma del impacto en la Luna, captada por la cámara, finalmente

Se ha liberado la primera imagen del material lunar desprendido por el impacto de la misión de la NASA LCROSS una semana después de producido éste

La imagen tue tomada por la nave espacial de la misión LCROSS, que seguía detrás del impactador, cuya vista de pájaro le permitió ver lo que hasta ahora ha eludido a los mejores telescopios de la Tierra y en la órbita terrestre. Los investigadores siguen estudiando el evanescente penacho de material para tratar de identificar su composición y buscar signos de agua.

El 9 de octubre, la misión de la nave LCROSS utilizó una nave «recolectora» para enviar la etapa superior de su cohete de lanzamiento, de dos toneladas, hacia un cráter que está siempre en la sombra en el polo sur de la Luna. La nave espacial colectora observó el impacto antes de chocar ella misma contra la Luna cuatro minutos más tarde.

Los científicos esperaban que el polvo y el vapor expulsado por el impacto subiera lo suficiente como para que le diera la luz solar, permitiendo que los telescopios buscaran restos de agua lunar en el material eyectado. Pero nadie pudo ver un penacho de material expulsado. Ni los observadores en la Tierra, ni siquiera por el Telescopio Espacial Hubble.

Ahora, los científicos informan que la nave espacial de recolección de muestras fotografió una tenue nube de material expulsado. «Creo que somos los únicos que tenemos imágenes», le dijo el investigador principal de LCROSS Anthony Colaprete a New Scientist.

Otros instrumentos, tales como LAMP en la sonda de Reconocimiento Lunar Orbiter en órbita alrededor de la Luna, captaron señales espectroscópicas de una columna a una altura de unos 10 o 15 kilómetros sobre la superficie lunar. Sin embargo, el material expulsado era demasiado tenue para ser visible en una imagen, dijo Colaprete.

Punto de vista ventajoso

Los eyecciones tendrían que haber subido al menos 2 km sobre la superficie para que se pudiesen ver desde la Tierra, de modo que la falta de detección clara por los telescopios terrestres indicaría que la mayoría de las eyecciones quedaron por debajo de esa altitud.

Por el contrario, la nave de recolección LCROSS volaba justo detrás de la etapa del cohete. Así que pudo observar dentro del cráter desde arriba y ver las eyecciones que no llegaron a elevarse muy alto. «El material expulsado sólo tenía que salir un poco más de un kilómetro [de alto] y entrar en la luz del Sol para que nosotros lo viésemos», dijo. «Sólo tenía que subir la mitad».

Antes del impacto, miembros de la misión dijeron que esperaban que la nube llegara a no más de unos 10 km. Pero los experimentos de proyectil realizados en las semanas de pruebas en la Tierra antes del impacto indicaban que la pluma podía llegar a alturas mucho más bajas.

Esto se debe a que el cohete era hueco, lo que le daba baja densidad, y la superficie de la Luna ligeramente esponjosa, o compresible, debido a los poros entre las partículas del suelo.

En esa situación, «mucha de la energía [del impacto] se pierden al aplastarse los objetos de baja densidad [el cohete] y la compactación del suelo, en lugar de ser transferidos a velocidad vertical», le dijo Colaprete a New Scientist. Una analogía es lo que se hace para que tengamos seguridad en los accidentes de auto: cuando un coche choca con algo ahora, la estructura se comprime, absorbiendo elásticamente el impacto.

¿De modo que, fue buena idea utilizar un impactador hueco en lugar de una densa bala de cañón? Colaprete dice que aunque los impactadores huecos pueden desprender menos material hacia la altura —donde es más fácil observarlo— que los densos, se crean cráteres más amplios, pero menos profundos. «Lo que hemos podido conseguir con esto es una bonita y amplia zona con una profundidad relativamente superficial», le dijo a New Scientist.

«Esto es algo bueno porque estamos interesados en cosas ubicadas a un metro o 70 centímetros de profundidad», dice, señalando que se ha detectado hidrógeno —y, por lo tanto, posiblemente el agua— en los 70 cm superiores del suelo cerca de los polos lunares, usando espectrómetros de neutrones en las naves espaciales.

Datos espectrales

Los investigadores están analizando las imágenes para tratar de determinar la extensión de la pluma de modo que les permitan estimar la masa total que se levantó en el impacto.

Y están examinando las observaciones espectrales del «destello» de impacto, producido en la superficie en el momento del impacto, el calor del cráter y el material eyectado para tratar de medir la composición del material en el lugar del impacto.

«Nuestros espectrómetros trabajaron muy bien y tenemos los datos de principio a fin», dice Colaprete. «Ahora es cuestión de analizar; hay que ser muy cuidadoso, ya que estamos buscando pequeñas firmas [espectrales]».

¿Se ve ninguna señal de agua? «Estén atentos», dice Colaprete, quien espera disponer de un análisis de los datos a mediados de noviembre.

Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti