Kepler: problema técnico demora la cacería de planetas extraterrestres

El ruido electrónico de sus propios equipos complica a la misión de la NASA que busca encontrar un gemelo de la Tierra

La misión Kepler de búsqueda de planetas alrededor de otras estrellas, lanzada por la NASA, no podrá observar planetas del tamaño de la Tierra hasta 2011, según el equipo de la misión. El retraso se debe a unos ruidosos amplificadores en la electrónica del telescopio. El equipo está trabajando a toda máquina para resolver el problema, cambiando la forma en que el telescopio procesa los datos, pero la demora podría significar que los observadores en la superficie terrestre cuentan ahora con una mejor posición en la carrera para ser los primeros en detectar un gemelo de la Tierra.

«No seremos capaces de encontrar planetas del tamaño de la Tierra en la zona habitable —o será muy difícil lograrlo— hasta que no terminemos este trabajo», dijo William Borucki, investigador principal del Kepler, quien anuncó la existencia de este problema el 29 de octubre de 2009 al consejo de asesores de la NASA, en una reunión en el Centro de Investigación Ames en Moffett Field, California.

El telescopio Kepler, que fue lanzado el 6 de marzo de 2009, está siguiendo 100.000 estrellas de una zona específica del cielo. El telescopio está diseñado para buscar la ligera atenuación de la luz que tiene lugar cuando un planeta transita (cruza) delante de su estrella.

El problema es causado por los amplificadores de las señales procedentes de las CCD que conforman el corazón del fotómetro, que tiene 95 millones de píxeles en el telescopio de 0,95 metros, pensado para detectar variaciones en la luz emitida por estrellas distantes. Tres de los amplificadores están creando este ruido que compromete la visión de Kepler. El ruido afecta sólo a una pequeña parte de los datos, dice Borucki, pero el equipo debe modificar el software de tal forma que elimine el ruido automáticamente, ya que sería «demasiado engorroso» eliminar los datos incorrectos en forma manual.

Borucki dice que la solución de este problema debería estar lista para 2011.

Observadores del bamboleo de las estrellas

El ruido de los amplificadores se percibió durante las pruebas, antes de que el dispositivo fuera lanzado al espacio. «Todo el mundo lo sabía y estaba preocupado por esto», dijo Doug Caldwell, científico del instrumento. Pero al final, el equipo pensó que era más arriesgado desmontar las entrañas electrónicas del telescopio que lidiar con el problema tras el lanzamiento.

Borucki señala que es probable que el equipo tenga que esperar tres años antes de poder encontrar una Tierra extrasolar orbitando en la zona habitable. Los astrónomos normalmente esperan hasta registrar al menos tres tránsitos antes de confirmar la existencia de un planeta. Para un planeta del tamaño de la Tierra orbitando a una distancia similar a la de la Tierra al Sol, la espera de los tres tránsitos tomaría tres años. Pero Borucki dice que el ruido electrónico dificultará la búsqueda de un escenario más raro, el de los planetas del tamaño de la Tierra que orbitan más rápidamente alrededor de estrellas más frías y tenues, en el que la zona habitable está más cerca. Estos planetas podrían transitar frente a su estrella cada pocos meses.

Kepler y la misión COROT (Convección, Rotación y Tránsito Planetario), un satélite francés que también busca tránsitos, están en una feroz carrera contra los telescopios terrestres para detectar planetas del tipo terrestre. Mientras que Kepler y COROT dependen del tránsito para determinar el tamaño de un planeta, los telescopios terrestres identifican los planetas por el efecto de su masa. Buscan diminutos bamboleos en el movimiento de la estrella central, que son provocados por la gravedad del planeta, una técnica conocida como «medición de la velocidad radial».

Greg Laughlin, astrónomo de la Universidad de California en Santa Cruz, dice que el retraso del Kepler hace más probable que el primer planeta con masa como la de la Tierra sea encontrado por los observadores de la velocidad radial.

Fuente: Nature. Aportado por Eduardo J. Carletti