¿Tienen Venus y la Tierra una relación a larga distancia?

El corazón de Venus puede pertenecer a la Tierra. Nuestro planeta podría estar tironeando sobre el núcleo de Venus, ejerciendo un control sobre su rotación

Cada vez que Venus y la Tierra llegan al punto más cercano en sus órbitas, Venus presenta siempre la misma cara hacia nosotros. Esto podría significar que la gravedad de la Tierra está tirando sutilmente de Venus, afectando su ritmo de rotación. Esa idea, planteada hace varias décadas, fue descartada cuando se descubrió que Venus gira demasiado rápido para estar en una resonancia gravitatoria.

Pero la Tierra podría seguir tirando de Venus al controlar su núcleo, según los cálculos de Gérard Caudal de la Universidad de Versailles-Saint Quentin, Francia.

Caudal hizo grandes suposiciones sobre el interior de Venus, del que sabemos muy poco. Para que sus hipótesis sean correctas, el planeta, como la Tierra, deber tener un núcleo sólido rodeado por una capa líquida. Esto permitiría que el núcleo sólido girase más lento que el resto del planeta. El núcleo también tendría que ser asimétrico o heterogéneos, de modo que la Tierra pueda ejercer un tirón variable cuando Venus gira. «Para que la resonancia sea posible, debería haber algo que la gravedad de la Tierra pueda agarrar», dice Caudal.

Este último requisito podría ser un problema para la hipótesis, dice Jean-Luc Margot de la Universidad de California, Los Angeles. «A fin de mantener una resonancia, el núcleo interno no debe ser redondo en una cantidad significativa», señala.

Sin embargo, las imperfecciones firmes en los núcleos planetarios tienden a suavizarse, porque el núcleo está caliente y bajo una gran presión, de acuerdo con David Stevenson, del California Institute of Technology en Pasadena. Aún así, sin embargo, la teoría de la resonancia vale la pena, añade.

Observando los cambios en la rotación de Venus durante un tiempo mediante observaciones de radar podría revelar más sobre lo que está pasando en el interior del planeta, dice Margot.

Referencia de publicación: Journal of Geophysical Research, en prensa.

Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti

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