El debate Hobbit sigue, ahora sobre unas extremidades

El brazo y pierna fósiles pueden provenir, o no, de homínidos no humanos

Dos hobbits fósiles dieron lo que queda de sus brazos y piernas a la ciencia. Eso no fue suficiente, sin embargo, para sofocar el debate sobre el estatus evolutivo de los hobbits en la reunión anual de la Asociación Americana de Antropólogos Físicos el 17 de abril.

Desde 2004, los descubridores de los inusuales fósiles de «hobbit» en la isla indonesia de Flores han atribuido su hallazgo a una especie de tamaño medio, el Homo floresiensis, que vivió hace entre 95.000 y 17.000 años. Estos investigadores también sospechan, sobre la base de la anatomía hobbit y los recientes descubrimientos de herramientas de piedra en Flores, que el H. floresiensis evolucionó a partir de una especie de homínido actualmente desconocida que emigró de África a Indonesia hace más de 1 millón de años.

Los críticos dicen que los hallazgos representan nada más que pigmeos humanos como los que todavía viven en Flores. En su opinión, la pieza central de los hobbit que se encontró —un esqueleto parcial de una hembra adulta conocida como LB1— es lo que queda de una mujer que sufría un trastorno del desarrollo que dio lugar a un cerebro inusualmente pequeño, un cráneo deforme y cuerpo de muy baja estatura.

Pero el brazo y la pierna fósiles de LB1 y un segundo hobbit aparecen robustos, no enfermos, según un nuevo estudio dirigido por William Jungers de la Universidad Stony Brook en Nueva York. Los huesos muestran un espesor semejante al de los huesos humanos en el resistente tejido que se forma la capa externa de la mayoría de los huesos y el lado opuesto de los huesos de la extremidad exhibe un espesor comparable, un signo de crecimiento sano, dijeron Stony Brook, coautor del estudio, y el antropólogo Frederick Grine, quienes presentaron el documento de Jungers’ en la reunión.

Los Hobbits también poseían extremidades mucho más fuertes en relación con el peso corporal que el Homo sapiens, o su presunto predecesor, el Homo erectus, concluyó el equipo de Jungers.

Se acuerdo con el análisis de Junger, la fortaleza de las extremidades de H. floresiensis se aproxima a la que se había estimado para las especies de homínidos más antiguas, Australopithecus afarensis —alias Lucy—, de 3,2 millones de años, y el Homo habilis, también de 3,2 millones de años de antigüedad, .

Estos resultados implican que los hobbits fueron capaces de involucrarse en actividades físicas vigorosas que ni los humanos modernos, ni H. erectus podrían manejar. Los Hobbits puede haber pasado gran parte de su tiempo trepando a los árboles, como lo hizo la especie de Lucy, proponen los investigadores de Stony Brook.

La mezcla en los hobbits de extremidades de tipo humanoide y las de Lucy encaja con la reciente propuesta de Jungers que una especie homínida primitiva, desconocida en la actualidad, emigró desde África a Flores hace por lo menos 1,8 millones de años, y evolucionó hasta convertirse en el H. floresiensis .
Las propuestas originales de que los hobbits descendieron de H. erectus ( SN: 10/30/04, p. 275 ) fueron retiradas.

El grupo de Junger utilizó tomografía computarizada de imágenes para calcular la densidad ósea en puntos a lo largo de seis huesos hobbit de la parte superior del brazo y la parte superior e inferior de la pierna. Cinco fósiles procedían de LB1 y uno de otro adulto hobbit. Los investigadores compararon luego esos datos con las medidas correspondientes a Lucy, H. habilis y varios cientos de personas de diferentes partes del mundo, en particular los pigmeos de Indonesia, que ahora viven en las islas Andaman.

Las estimaciones de la fuerza del brazo y de las piernas de LB1 se obtiene comparando la densidad ósea en toda su estatura y peso, cerca de 1 metro y 30 kilos, según Jungers. Pero los escépticos de los hobbit le otorgan a LB1 una altura de 1,20 m o más, estatura que implicaría miembros más débiles de lo que los investigadores sostienen.

En otra presentación, Robert Eckhardt de la Pennsylvania State University en University Park sostuvo que un trastorno del desarrollo produjo una serie de anomalías esqueléticas en LB1 ( SN: 11/18/06, p. 330 ), incluyendo articulaciones de la cadera de forma irregular y huesos del muslo con forma de tubo. El nuevo análisis de Junger de los huesos de las extremidades no se ocupa de esos puntos, dijo Eckhardt.

Una variedad de trastornos del desarrollo producen hoy rasgos esqueléticos en las personas como los que Jungers ha etiquetado como exclusivos de H. floresiensis, agregó Eckhardt.

En la reunión, él describió el caso de una mujer con un trastorno del desarrollo que produjo un hueso del cuello en forma de S. El equipo de Jungers incluye esta característica en una lista de características específicas del esqueleto hobbit.

Este nuevo giro en la controversia hobbit viene luego de la publicación en línea de un artículo en Nature el 17 de marzo que concluyó que los homínidos llegaron a Flores hace 1 millón de años. Las excavaciones en Flores aportaron herramientas de piedra hechas a partir de sedimentos que datan de esa época, informó Adán Brumm de la Universidad de Wollongong en Australia.

Brumm previamente descubrió artefactos de piedra año de 800.000 años de antifüedad en Flores (SN: 6/3/06, p. 341). Él ahora sospecha que los homínidos llegaron a la isla tan temprao como hace 2 millones de años.

La afirmación de Brumm ha sido cuestionada por colegas que creen que los procesos naturales pueden haber movido los artefactos de capas de sedimentos más jóvenes a otras más antiguas.

Los terremotos y las inundaciones son dos de las diversas maneras posibles en que los artefactos de piedra podrían haber sido trasladados en Flores, indicó James Phillips, de la Universidad de Illinois en Chicago.

Si Brumm tiene razón o no, sólo se podrá dilucidar con más hallazgos fósiles que puedan determinar qué tipo de homínidos llegaron a Flores hace 1 millón de años, comentó Robin Dennell de la Universidad de Sheffield en Inglaterra. «Hasta que tengamos esa evidencia, estamos tropezando en la oscuridad», dijo.

Fuente: Science News. Aportado por Eduardo J. Carletti

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