La nave espacial Dawn alcanza nuevo récord de velocidad

4,3 km por segundo. O lo que es lo mismo, 15.480 km/hora. Esa es la velocidad alcanzada el pasado 5 de junio por la misión Dawn, de la NASA, la mayor jamás conseguida por una nave espacial con el impulso de sus propios motores. Sin embargo, y a pesar de ser espectacular, esta cifra no es, ni mucho menos, definitiva. De hecho, gracias a sus poderosos propulsores de iones, la nave sigue acelerando y se espera que llegue a duplicar ese récord, hasta alcanzar los 38.620 km/hora

Al llegar a los 15.480 km/hora, la misión Dawn superaba el pasado sábado el récord de otra nave de la NASA, la Deep Space 1, que también se impulsa con motores de iones. «Estamos utilizando esta asombrosa tecnología de motores iónicos para llegar a orbitar y explorar Vesta y Ceres, dos de los objetos más misteriosos del cinturón de asteroides», asegura Robert Mase, director del proyecto Dawn en el Jet Propulsion Laboratory, en Pasadena.

Para su largo viaje de casi 5.000 millones de km. la misión Dawn, que abandonó la Tierra el 27 de septiembre de 2007, está equipada con una batería de tres motores iónicos, la apuesta tecnológica de la agencia espacial norteamericana para los largos viajes de futuras exploraciones interplanetarias.

A diferencia de la inmensa mayoría de las sondas espaciales, que se lanzan en trayectorias fijas hacia puntos concretos, como piedras tiradas con una honda y que no pueden cambiar de dirección, las naves equipadas con motores de iones son capaces de modificar, por sus propios medios, sus trayectorias en pleno vuelo. Y eso es posible porque consumen muy poca cantidad de combustible.

En un primer encendido de cuatro días, la sonda Dawn apenas si alcanzó los 97 km/hora. Un tiempo durante el que apenas gastó el equivalente a un litro de combustible. Pero tras esos cuatro días de ignición vinieron otros cuatro, y después cuatro más. Al final del duodécimo día, la nave había incrementado su velocidad hasta más de 290 km/hora. Después de un año de secuencias de encendido, el sistema de propulsores iónicos ya había llevado a la Dawn hasta una velocidad de 8.850 km/hora. Y con un consumo total de apenas 60 litros de combustible.

Si una nave con motores convencionales intentara hacer lo mismo, agotaría rápidamente toda su reserva de combustible, quedando a la deriva en el espacio. Y dado que las misiones espaciales duran años, y por el camino no hay forma de repostar, el combustible de a bordo se utiliza con cuentagotas, normalmente para pequeñas maniobras de corrección y para la aproximación al objetivo final.

Pero ese no es el caso de naves con motores de iones. Una vez liberada de su cohete portador, la Dawn prendió sus propios propulsores, de forma secuencial y a ráfagas, y empezó a acelerar. Muy lentamente al principio (como se ha dicho, tardó cuatro días en pasar de 0 a 97 km/h), pero de forma progresiva y constante, aumentando paulatinamente su velocidad.

Los motores iónicos se han ido encendiendo y apagando en cientos de secuencias concretas y previamente calculadas por los técnicos de la misión. En total, han funcionado hasta ahora durante un periodo de 620 días (durante los que sólo ha consumido 165 litros de combustible), algo impensable para naves convencionales.

Al final de su misión, que terminará en febrero de 2015 con su llegada a Ceres, Dawn habrá acumulado 2.000 días de funcionamiento de sus tres motores (lo que equivale a cinco años y medio de combustión en una misión que durará ocho). En ese momento, la nave habrá alcanzado la increíble velocidad de 38.620 km/hora.

Fuente: ABC. Aportado por Eduardo J. Carletti

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