Hayabusa 2 buscará los orígenes de la vida en el espacio

Una versión nueva y mejorada de la problemática sonda japonesa Hayabusa —que finalmente trajo a la Tierra una cápsula de muestras a principios de este año— podría ser lanzada en 2014. Hayabusa 2 regresaría en 2020, trayendo pistas sobre el origen de la vida en la Tierra.

La semana pasada la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) obtuvo el visto bueno del gobierno para comenzar el desarrollo de Hayabusa 2, que costará aproximadamente 164 mil millones de yens (2 mil millones de euros).

Como su predecesora, visitará un asteroide para recoger muestras de polvo. Pero mientras que Hayabusa 1 visitó Itokawa, de 500 metros de ancho para recoger polvo de sílice y de hierro, Hayabusa 2 visitará una roca espacial del tamaño de 1 kilómetro, llamada 1999 JU3, buscando moléculas orgánicas que podrían haber sembrado la vida en la Tierra.

También se la diseñará para evitar los problemas que Hayabusa encontró durante su estresante y problemática misión. Aunque la sonda pudo enviar una cápsula a la Tierra a principios de este año, todavía no está claro si se las arregló para obtener polvo del asteroide como estaba previsto.

Choca y huye

«Una nueva característica de Hayabusa 2 será una bomba de 30 centímetros de ancho conocida como impactador», dice Makoto Yoshikawa, miembro del equipo de Hayabusa 2 en JAXA. «Cuando Hayabusa 2 esté a 500 metros del asteroide, liberará el impactador, y luego se retirará detrás del asteroide para esconderse. Entonces el impactador explotará».

El cráter resultante de un metro permitirá tomar muestras por debajo de la superficie del asteroide, donde el material está menos afectado por la radiación solar. Hayabusa tuvo como objetivo tomar muestras de la superficie de Itokawa, pero el material del subsuelo que recogerá Hayabusa 2 tiene más posibilidades de contener pistas sobre el pasado químico del asteroide.

Para recoger polvo de ese cráter Hayabusa 2 empleará dos métodos diferentes. Al igual que su predecesora, disparará una bolita dentro del asteroide que levantará polvo, el que será recogido por un dispositivo con forma de cono. La bolita de Hayabusa 1 no se disparó, sin embargo, esta vez habrá una copia de seguridad.

La nueva nave también será diseñada para colocar un material pegajoso, basado en el sílice, que juntará polvo extra. «Con dos métodos de muestreo diferentes estamos seguros de obtener más resultados», razona Yoshikawa.

Para evitar otros problemas que han perseguido a Hayabusa 1, la nueva sonda tendrá copias de seguridad de los sistemas de control de orientación, una mejor antena y un motor rediseñado.

Vida en el espacio

El polvo recogido por estos artefactos mejorados podría decirnos algo acerca de los orígenes de la vida. Una teoría acerca de cómo llegaron por primera vez los aminoácidos a la Tierra es que fueron transportados en asteroides o cometas que bombardearon nuestro joven planeta. Pero para probarlo, los investigadores deben encontrar primero aminoácidos en las rocas del espacio.

El año pasado la NASA confirmó que su misión Stardust había capturado aminoácidos de la cola del cometa helado Wild 2. Pero el asteroide 1999 JU3, cuya termografía indica que es rico en compuestos de carbono, está mucho más cerca de la Tierra y puede proporcionar nuevas perspectivas sobre los orígenes de la vida.

Toque suave

Jeremy Bailey, un astrofísico de la Universidad de New South Wales de Sydney, Australia, señala que aterrizar en un asteroide y luego tomar las muestras, en lugar de utilizar el método de captura al vuelo de la sonda Stardust, podría ser una forma más suave y, por lo tanto, más eficaz de recoger compuestos orgánicos.

Bailey supone que algún material orgánico puede haberse quemado al chocar a alta velocidad con el gel de recolección de la Stardust.

Eventualmente los humanos pueden tener la oportunidad de recoger las muestras por sí mismos. El pasado abril el presidente Barack Obama se comprometió a enviar astronautas a un asteroide para el año 2025.

El contenido de la cápsula que trajo Hayabusa a la Tierra todavía se está analizando.

Fuente: NewScientist. Aportado por Silvia Angiola

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