"Hereafter", la última película de Clint Eastwood, explora el más allá con elegancia

A sus 80 años, Clint Eastwood parece decidido a no dejar de sorprender al mundo con sus propuestas cinematográficas y con esta película, protagonizada por Matt Damon, con quien ya trabajó en su muy premiada «Invictus», muestra una visión intimista y espiritual de la comunicación con los muertos y con quienes por unos segundos han fallecido y vuelto a la vida

Un tsunami golpea una playa de Indonesia al comienzo de Hereafter, ahogando a miles de personas, arrancando palmas y arrojando automóviles por las calles como juguetes. La imponente secuencia, cargada de efectos especiales, da incio a la película de manera impactante, muy distinta a cualquier cosa que hayamos visto a Clint Eastwood dirigir. Pero la claridad con la que describe el caos y las reacciones viscerales que evoca desde la perspectiva a nivel de la calle que asume son muy características de su estilo de hacer cine.

Somos succionados y zarandeados, pero no hay nada gratuito o innecesariamente vertiginoso: simplemente se siente real.

La misma Hereafter es un nuevo tema de incursión para Eastwood al abordar interrogantes como qué pasa después de que morimos y si podemos comunicarnos con aquellos que se nos han adelantado. Pero, insistimos, hay cierta elegancia y eficiencia en la narrativa característica de sus más de 40 años detrás de las cámaras.

Es también un producto inusual del guionista Peter Morgan, entre cuyos libretos están los incisivos perfiles políticos Frost/Nixon, The Queen y The Last King of Scotland. Morgan dice que la súbita y violenta muerte de un amigo suyo fue lo que lo inspiró, y su redacción aquí se nota más sombría y contemplativa.

Los tres personajes principales de la película luchan en su respectiva soledad en tres países distintos, al tiempo que buscan o hacen contacto con otro plano de la realidad. Cuando sus caminos por fin se cruzan —como sin falta sentimos que pasará— , el encuentro no tiene la descarga emocional que uno podría esperar, pero al viaje de cada cual nunca le falta intensidad.

El más fuerte de los argumentos en Hereafter tiene que ver con Matt Damon, en el papel de un renuente psíquico de San Francisco. Su personaje es George Lonegan, que por un tiempo se ganó la vida comunicándose con los muertos, hasta que el saldo psicológico de conocer tanta información personal de gente desconocida se le hizo insoportable. Ahora vive en un pequeño y ordenado departamento y trabaja en una fábrica, aun cuando su hermano mayor (Jay Mohr) sigue tratando de convencerlo de que su deber —por no decir su potencial lucrativo— es compartir su don. Tratar de entablar aún una relación normal sigue siendo difícil para él, como lo descubre cuando toma un curso de cocina y disfruta de un breve coqueteo con una compañera de clase (Bryce Dallas Howard).

Aún si uno no tiene inclinaciones espirituales sobre lo que pueda ser la vida después de la vida, Hereafter se guarda de pontificar o cargarse; nunca resulta enajenante.

Fuente: Aldíatx. Aportado por Silvia Angiola

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