"Los Altísimos", de Hugo Correa, en Alfaguara

Se trata de un libro considerado un libro ícono de la ciencia ficción chilena. La novela de Hugo Correa fue publicada en 1951 y alabada por Ray Bradbury. En Chile fue ignorada

Hugo Correa y su esposa, Ximena Rueda, todavía no terminaban de desayunar cuando Ray Bradbury golpeó a su puerta. Corría 1976 y el escritor chileno estaba de visita en Los Angeles, Estados Unidos. El autor de Crónicas marcianas era un hombre ocupado, pero se hizo un tiempo para ir a saludarlos. Hacía 15 años, Bradbury había tenido otro gesto hacia Correa: lo introdujo al circuito de la ciencia ficción norteamericana.

En Chile, en cambio, Correa jamás tuvo padrinos. Ni siquiera tuvo pares. Fue toda una anomalía: 1951, cuando todavía el criollismo dominaba la literatura chilena, publicó Los altísimos, la angustiante historia sobre un planeta dominado por una avanzada tecnología de ribetes espirituales.

Prácticamente ignorada en su momento, Los altísimos hoy es un mito en la ciencia ficción chilena. Una leyenda que después de años desaparecida de la librerías, ahora es reeditada por Alfaguara. Según Bradbury, se trata de «una fantasía tan poética como aterradora, de lo mejor que he leído».

Nacido en Curepto en 1926, Correa se ganó la vida como articulista en La Tercera, Qué Pasa y Ercilla, entre otros medios. Pero si la historia lo recuerda, es por su sostenida y pionera incursión en la ciencia ficción. Además de Los altísimos, publicó las novelas fantásticas Alguien mora en el viento (1959) y El que merodea en la lluvia (1961), ambas hoy también descatalogadas.

El libro

La versión reeditada ahora de Los altísimos fue publicada en 1959 y tenía cientos de páginas menos que la original: Correa las eliminó aconsejado por su amigo Miguel Arteche. La historia de Hernán Varela, sin embargo, estaba intacta. De un día para otro, despierta en un hospital ultra tecnologizado, que supuestamente está al otro lado de la cortina de hierro, en Polonia. De a poco se enterará de que está en un planeta en movimiento llamado Croon y que debe asumir la personalidad de X.

Croon vive a merced de una compleja burocracia tecnológica-espiritual, liderada por los misteriosos Altísimos. Los hombres son engranajes de un sistema frío.

Alegoría de los totalitarismos (Correa habla de un «supersocialismo»), le valió más de un rechazo. «Mi obra ha sido recibida fríamente, tanto por gente de derecha como de izquierda. Después de Los altísimos, los comunistas no me pueden ver. Y los de derecha no conocen literatura moderna», decía Correa en 1975.

Pero ya había entrado al circuito de la ciencia ficción internacional. Por recomendación de Bradbury, el cuento de Correa «El último elemento» fue publicado por la respetada revista Fantasy and Science Fiction y recibía elogios de Isaac Asimov. En 1972, la revista española Nueva Dimensión dedicó un número íntegro a su obra, mientras que en 1975 fue invitado al programa para escritores de la Universidad de Iowa. Cuando falleció, en 2008, llevaba más de 15 años en silencio editorial, pero ya había sido reconocido como un padre por los nuevos cultores de la ciencia ficción chilena.

Fuente: Varios sitios. Aportado por Eduardo J. Carletti


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