Nuestros cerebros están "cableados" para oír mejor lo que nosotros mismos hablamos

Igual que el botón de enmudecer en el control remoto de un televisor, nuestro cerebro filtra los ruidos no deseados para que podamos centrarnos en lo que estamos escuchando. Pero cuando se trata de seguir nuestro propio discurso, en lugar de un homogéneo botón de silencio tenemos una red de ajustes de volumen que pueden silenciar o amplificar de manera selectiva los sonidos que hacemos y escuchamos

Este resultado aparece en nuevo estudio neurológico en la Universidad de California, Berkeley.

Neurocientíficos de la Universidad de Berkeley y la Universidad Johns Hopkins siguieron las señales eléctricas emitidas por el cerebro de pacientes epilépticos en el hospital. Descubrieron que las neuronas en una parte del mecanismo de audición de los pacientes se atenuaban cuando ellos hablaban, y había neuronas en otras partes que se iluminaban.

Sus hallazgos, publicados en la revista Journal of Neuroscience, ofrecen nuevas pistas sobre la manera en que nos oímos a nosotros mismos por encima del ruido de nuestro entorno y controlamos lo que decimos. Estudios previos habían mostrado un sistema auditivo selectivo en los monos, que podía amplificar sus propios llamados de apareamiento, reclamos de alimento y alertas de peligro; pero hasta el estudio reciente no quedaba claro cómo estaba cableado el sistema auditivo humano.

«Era habitual pensar que el sistema auditivo humano es mayormente suprimido durante el habla, pero nosotros hallamos uniones estrechas con el córtex, con sensibilidades muy distintas sobre nuestro propio discurso, lo que pinta un cuadro mucho más complicado», dijo Adeen Flinker, estudiante de doctorado en neurociencia en la Universidad de Carlifornia en Berkeley, autor principal del estudio.

«Hemos encontrado evidencias de millones de neuronas que se disparan juntas cada vez que se escucha un sonido, ubicadas cerca de otros millones de neuronas que ignoran los sonidos externos, pero activándose juntas cada vez que la persona habla», agregó Flinker. «Este mosaico de respuestas podría jugar un papel importante en la forma en que podemos distinguir nuestro discurso del de los demás».

Si bien el estudio no está dirigido en especial a por qué los humanos necesitamos seguir nuestro discurso tan de cerca, Flinker tiene la teoría de que, entre otras cosas, el seguimiento de nuestro discurso es importante para el desarrollo del lenguaje, el control de lo que decimos y su ajuste a los diferentes ruidos ambientes.

Se trate de aprender un nuevo idioma o hablar con amigos en un ruidoso bar, necesitamos escuchar lo que decimos y cambiar nuestra manera de hablar de forma dinámica, en base a nuestras necesidades y al entorno», dijo Flinker.

Él señaló además que las personas con esquizofrenia tienen problemas para distinguir sus voces internas de las voces de otros, lo que indica que les puede faltar este mecanismo de audición selectiva. Estos resultados pueden ser útiles para comprender mejor algunos aspectos de las alucinaciones auditivas, dijo.

Por otra parte, con el hallazgo de sub regiones de células cerebrales ocupadas con tareas de control a volúmenes diferentes y ubicadas a sólo unos milímetros de separación, los resultados parecen allanar el camino para lograr un mapeo más detallado de la corteza auditiva que sirva de guía para una cirugía cerebral.

Además de Flinker, los autores del estudio son Robert Knight, director del Instituto de Neurociencias Helen Wills en la Universidad de California en Berkeley; los neurocirujanos Edward Chang, Nicholas Barbaro y la neuróloga Heidi Kirsch, de la Universidad de California en San Francisco, y Nathan Crone, neurólogo de la Universidad Johns Hopkins en Maryland.

El córtex auditivo es una región del lóbulo temporal del cerebro que se encarga de manejar el sonido. El oído humano convierte las vibraciones en señales eléctricas que son enviadas a estaciones de conmutación en la corteza auditiva del cerebro, donde se los refina y procesa. El lenguaje se procesa mayormente en el hemisferio izquierdo del cerebro.

En este estudio, los investigadores examinaron la actividad eléctrica en el tejido cerebral sano de pacientes tratados por convulsiones. Estos pacientes se habían ofrecido para ayudar en el experimento durante los momentos libres en su tratamiento, con electrodos que ya se habían implantado en su corteza auditiva, para realizar un seguimiento de los puntos focales de sus crisis.

Los investigadores instruyeron a los pacientes para realizar tareas como repetir palabras y vocales que oían, registrando esa actividad. Al comparar la actividad de las señales eléctricas emitidas durante el habla o durante la audición, encontraron que algunas regiones de la corteza auditiva mostraban menos actividad durante el habla, mientras que otras mostraban el mismo nivel o superior.

«Esto demuestra que nuestro cerebro tiene una sensibilidad compleja sobre nuestro propio discurso, lo que nos ayuda a distinguir entre nuestras vocalizaciones y la de los demás, y esto nos asegura que lo que decimos sea realmente lo que queremos decir», dijo Flinker.

Fuente: Universidad de California. Aportado por Eduardo J. Carletti


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