¿Vivimos en un universo tipo «silla de montar»?

Según un nuevo modelo propuesto por los investigadores europeos que han estudiado las anomalías en la radiación cósmica de fondo, la geometría del universo es «abierta», o curvada negativamente, como una silla de montar

Las anomalías fueron detectadas por primera vez por la Wilkinson Microwave Anisotropy Probe (WMAP) de la NASA, en 2004, y se confirmaron a principios de este año gracias a la misión espacial Planck de la Agencia Espacial Europea.

La geometría hiperbólica se propuso en su momento para un universo en el que la masa-energía contenida en el mismo es bastante inferior a la necesaria para detener la expansión, mientras que una masa-energía justa para detener la expansión en un tiempo infinito (masa crítica) correspondería a una geometría plana.

En realidad sería muy fácil saber la geometría del Universo: bastaría trazar un triángulo lo suficientemente grande y medir sus ángulos interiores. Si la suma de esos ángulos fuese menor de 180° entonces estaríamos en un universo hiperbólico, y si mide exactamente180° entonces sería plano.

Lo malo es que no podemos viajar distancias cósmicas tan grandes como para comprobar este aspecto.

Pero la geometría plana es la favorita de los cosmólogos porque es la que predice la hipótesis inflacionaria. Esta hipótesis se introdujo para solucionar la isotropía y homogeneidad del Universo. La idea consiste en que el Universo sufrió un periodo muy corto de rápida expansión cuando este tenía 10-35 segundos de edad. Esta inflación haría aplanarse al Universo y amplificaría las pequeñas fluctuaciones presentes en ese momento (lo que permite que la gravedad haga desarrollar galaxias a partir de ellas). Pero además solucionaría el problema de la homogeneidad, pues lo que observamos provendría de una región tan pequeña que ya estaría termalizada, y de ahí la homogeneidad observada.

La inflación estaría provocada por un campo escalar mediado por un bosón aún por descubrir al que se ha llamado inflatón. Algunos creen que ese papel podría haber sido desempeñado por un/el bosón de Higgs.

Esas fluctuaciones primordiales serían precisamente las irregularidades que WMAP y Planck han observado en le FCM. Hay que recalcar que lo que vemos en el FCM es una imagen que ha estado inalterada desde que se formó, unos 400.000 años después del Big Bang, cuando el Universo se hizo transparente por primera vez. Cualquier agrupación de materia en ese momento que midiera 400.000 años luz o menos de ancha empezó a agregarse debido a su propia gravedad. Las agregaciones mayores no, porque todavía se no habrían visto a sí mismas.

Pero esto nos da precisamente un triángulo isósceles cuyo lado pequeño mide esos 400.000 años luz y sus lados grandes miden unos 13.000 millones de años luz, que es la distancia de la Tierra al horizonte observacional del FCM. Además esto está basado sólo en la causalidad de que la gravedad se propaga a la velocidad de la luz y poco más. Así que, si miramos al FCM y comprobamos el tamaño de las estructuras que permitieron la agregación gravitatoria, entonces podemos saber si esos ángulos del triángulo miden 180 grados o menos.

A partir de los datos de WMAP se midió esto mismo y se llegó a la conclusión de que el Universo es plano. De hecho, esto mismo ya se midió con BOOMERANG (una misión en globo de tipo meteorológico). Pero aquí está el pero. Según estas medidas el Universo es plano dentro de un error del 1%.

Pero a través de las medidas de WMAP y Planck se han ido acumulando pruebas de que el FCM presenta ciertas anomalías. Una de ellas es que hay una asimetría entre los dos hemisferios del FCM, lo que significa que la densidad de materia y energía parece variar más fuertemente en un lado que en otro. En concreto, las fluctuaciones son un 10% más grandes en un lado que en otro dentro de cierta significación estadística (podría ser que al final todo fuera una fluctuación estadística sin significación física). Esto, en todo caso, representaría una dirección privilegiada.

Andrew Liddle, de la Universidad de Edimburgo, y sus colaboradores creen que esta supuesta dirección privilegiada podría deberse a algo físico. Para ello se han inspirado en un trabajo del 2008 de científicos del Caltech liderados por Sean Carroll. En ese trabajo se explicaba la existencia de una asimetría como un efecto debido a que sólo vemos una parte del Universo (el universo visible) y que el Universo poseería variaciones en la densidad de mayor escala que el tamaño del universo observable. Para ello tuvieron que introducir, además del campo escalar de tipo “inflatón”, otro campo escalar de tipo “curvatón” que generaba perturbaciones en la curvatura. El efecto sobre el FCM sería una super-imposición de fluctuaciones aún más grandes sobre las fluctuaciones tradicionales presentes. Pero no daban explicación para la génesis de este nuevo campo.

Liddle y sus colaboradores dicen en su artículo que las fluctuaciones del curvatón estarían ligadas intrínsecamente a la geometría del propio Universo. En concreto, dicen que el Universo sería un universo abierto de tipo hipérbólico de geometría negativa.

Como ya hemos mencionado, el Universo es plano con un error de un 1%, pero este error es suficiente como para permitir una masa-energía del Universo que sea un tercio menor a la crítica. El Universo parecería plano debido a que sólo vemos el universo visible, pues la luz no ha tenido tiempo de mostrarnos lo que hay más allá. En realidad, según este trabajo, el Universo en su conjunto sería abierto e hiperbólico.

Liddle y sus colaboradores calculan además el radio del superhorizonte de curvatura. Este superhorizonte estaría más allá del universo observable y su radio determinaría la longitud de onda de las fluctuaciones del curvatón. Estiman que este radio sería menos de diez veces el radio del universo observable. Teniendo en cuenta el margen del 1%, entonces ese radio es unas 3 veces el radio del universo observable.

Naturalmente hace falta encontrar algún tipo de medición relacionada con todo esto que se pueda comprobar experimentalmente.

Según los autores del trabajo, estas fluctuaciones del curvatón pueden introducirse en otras teorías inflacionarias propuestas en los noventa. Teorías que sugerían que el universo se forma como una burbuja dentro de un metaverso. En estas teorías nuestro universo burbuja aparece gracias al efecto túnel mecánico-cuántico desde un estado de relativa baja energía, pero en el que está atrapado al ser un estado que normalmente se llama falso vacío. Ese estado de falso vació está rodeado de barreras de energía mayor y no puede caer automáticamente a un estado de vacío de energía aún menor. Gracias al efecto túnel escapa del estado de falso vacío y pasa a ese estado de menor energía. La energía que resta se usa para producir el Big Bang, que consiste en una burbuja que crece y se expande a gran velocidad en el metaverso. Para nosotros el universo visible parece homogéneo e isótropo y es de tipo abierto. La cantidad de inflación dentro de la burbuja determina cómo de aplanado será el Universo.

Puede haber otras burbujas expandiéndose en el metaverso, pero nuestra burbuja casi nunca interaccionará con esas otras burbujas ni tampoco las podemos ver. Las paredes de las burbujas se expanden a la velocidad de la luz, así que nunca las podremos alcanzar. Y si algo del metaverso entrara en nuestro universo, desde nuestra perspectiva el suceso parecería darse en el momento del Big Bang y se mezclaría con el resto de la materia primigenia. En la actualidad ese tipo de intrusión pasada se notaría como un cúmulo de galaxias excesivamente grande.

Pero los eventos iniciales que indujeron la formación de nuestra burbuja podrían haber causado fluctuaciones en las paredes de la burbuja de nuestro universo y dejado huella en las fluctuaciones de curvatón.

Jugando con estas ideas Liddle y sus colaboradores muestran que cuando la inflación se da en un universo burbuja de este tipo se produce de manera natural la asimetría observada en el FCM. Este tipo de modelo siempre produce un universo abierto de tipo hiperbólico, aunque desde dentro del universo visible interior parezca plano.

Liddle admite que la teoría es altamente especulativa y que los datos pueden forzar a abandonarla. Quizás los datos del Planck que se liberarán al año que viene puedan ayudar en algo o quizás la futura misión Euclides pueda comprobar este nuevo modelo.

Fuente: Physics World y Neofronteras. Aportado por Eduardo J. Carletti

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