Dos fósiles hallados en Perú y Libia 'hermanan' a los monos de Sudamérica y África

Científicos de Argentina y Estados Unidos han descubierto en Perú los fósiles de primate más antiguos del continente americano conocidos hasta la fecha, con 35 millones de años. Los restos de este animal son iguales a otros hallados en Libia, lo que sugiere que el origen de los monos de Sudamérica podría ser africano

Un diente de primate hallado en Perú es el registro más antiguo del Nuevo Mundo conocido hasta la fecha, con cerca de 35 millones de años. Pero, además, este resto fósil ha dado una sorpres a los científicos que lo encontraron, puesto que pertenece a un animal idéntico a un mono extinto de África.

El descubrimiento se ha producido en el yacimiento de la época del Eoceno (entre hace 55,8 y 33,9 millones de años) de Santa Rosa, situado en la región del Acre en la Amazonia peruana, sobre el río Juruá. Allí, Kenneth Campbell, del Museo de Historia Natural de Los Ángeles (Estados Unidos) y sus colegas trabajan analizando una rica concentración de restos de pequeños vertebrados, como marsupiales, ungulados y roedores.

Reconstrucción de los primates del Eoceno peruano y libio, con gran parecido entre ambos géneros. Las áreas en las que se descubrieron estos dos taxones se muestran en un mapa paleogeográfico de África y América del Sur durante el Eoceno tardío, hace aproximadamente 35 millones de años. / Ron Blakey

El mono se ha encontrado el yacimiento de Santa Rosa, situado en la región del Acre en la Amazonia peruana, sobre el río Juruá

Según explica el investigador Mariano Bond, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet), colaborador de Campbell y primer autor del estudio que se publica hoy en la revista Nature, el equipo colectó estos restos y los llevó al Museo de Historia Natural de Los Ángeles para su preparación y análisis. Entre ellos había un pequeño lote de dientes de ungulados nativos y un resto «muy curioso que no parecía de un marsupial o metaterio, su morfología levantó la sospecha de que probablemente estábamos ante un primate», recuerda el investigador.

El análisis a fondo de este resto, un pequeño molar superior izquierdo, «confirmó que era un primate, el más antiguo para Sudamérica, con cerca de 35 millones de años de antigüedad», explica Bond, quien apunta que los registros fósiles más antiguos anteriores tenían unos 26 millones de años y se habían hallado en Bolivia.

Indiferenciable de un fósil del Eoceno de Libia

Además de retrotraer el primer registro de fósiles de primate en América del Sur unos 10 millones de años hacia el pasado, la investigación aporta importantes novedades en torno al posible origen de los monos del Nuevo Mundo.

«Lo interesante es que este molar era distinto de los materiales de primates fósiles sudamericanos que consultamos provenientes de Patagonia y parecía corresponder a un grupo primitivo. Sin embargo, la mayor sorpresa vino al seguir comparando este nuevo mono del Perú con otros primates extinguidos, no solo sudamericanos, ya que descubrimos que el mono de Perú era indiferenciable de un mono descrito para el Eoceno de Libia en África», asegura Bond.


Molar hallado

El primate hallado en Perú y el de Libia son indistinguibles y podrían pertenecer a una misma familia

El mono que se consideraba hasta ahora más antiguo, y que provenía de Bolivia, llamado Branisella, recordaba a ciertos primates del Eoceno y Oligoceno de África pero difería de ellos. En cambio, el nuevo registro fósil «costaba distinguirlo del de Libia, lo que constituye una clara prueba de la estrecha relación con África».

Por la extraordinaria semejanza del primate de Santa Rosa con el de Libia, «podrían pertenecer incluso a una misma familia», añade el investigador, que indica que se trata «de una forma recién llegada de África, estrechamente relacionada con el grupo ancestral de algunos o todos los primates platirrinos«. También podría significar que este grupo «se originó y diferenció en África, para luego extinguirse allí y seguir en América del Sur».

«La fauna del yacimiento de Santa Rosa tiene sin duda mucho que decir sobre los primates sudamericanos, la ancestralidad africana y la evolución de los platirrinos en Sudamérica, pero también hay muchas otras novedades dentro de los otros grupos de mamíferos presentes, un yacimiento clave para entender la evolución y la diversidad de los mamíferos sudamericanos durante el Paleógeno y sus relaciones con otras áreas intra e inter continentales», concluye Bond.

Referencia bibliográfica: Bond, M., Tejedor, M. F., Campbell Jr, K. E., Chornogubsky, L., Novo, N. y Goin, F. (2015). Eocene primates of South America and the African origins of New World monkeys. http://nature.com/articles/doi:10.1038/nature14120

Monos de América del Sur: mucho más antiguos de lo que se creía
por Mercedes Benialgo

El hallazgo de tres diminutos molares superiores y uno inferior podría obligar a reescribir gran parte de la historia conocida sobre los primates sudamericanos. Hasta ahora, los restos más antiguos de estos animales en la región habían sido encontrados en Bolivia y datan de 26 millones de años atrás, momento en que se sospechaba que habrían arribado desde el actual continente africano. La aparición de los dientes indicaría, sin embargo, que ese desembarco sucedió en realidad unos 10 millones de años antes. Los detalles del descubrimiento acaban de ser publicados en la prestigiosa revista Nature.

Las piezas se extrajeron de un yacimiento paleontológico ubicado en el distrito de Santa Rosa, en la Amazonia peruana, junto con fósiles pertenecientes a mamíferos pequeños y medianos, entre ellos marsupiales, murciélagos, ungulados nativos y, en mayor medida, roedores. “Los materiales fueron colectados en la década del ’90 por colegas norteamericanos que trabajan en colaboración con grupos argentinos”, cuenta Mariano Bond, investigador independiente del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM –UNLP) y primer autor de la publicación.

Casi toda esta fauna, cuenta el científico, fue descripta preliminarmente en un artículo aparecido en el año 2004 en el que se estableció su existencia durante el Terciario inferior, hace no menos de 35 millones de años. Esto ubica su arribo a la actual América del Sur en la segunda de las tres oleadas inmigratorias que poblaron este subcontinente, probablemente proveniente de África, donde sí se conocen registros de primates más antiguos. “Por aquel entonces, ambos territorios distaban aproximadamente 1500 km entre sí; mucho más cerca que hoy, separados en sus puntos más cercanos por 2600 km. A medida que se fueron alejando, la dispersión de las especies habría sucedido por medio de islotes y balsas naturales”, explica Bond.

El primero de los dientes en ser hallado -y que disparó este nuevo trabajo- es un molar superior completo que mide 2,6 milímetros de largo por 3,5 de ancho. Si bien forma parte de aquellos restos hallados en el yacimiento peruano, recién fue analizado en 2012. “Nos lo enviaron desde Estados Unidos para que determináramos de qué se trataba. Aquí, los expertos en marsupiales no lo reconocieron dentro de ese grupo, entonces me pregunté si podría ser un mono, aunque los más antiguos conocidos hasta ahora en esta región corresponden a una etapa posterior en el tiempo”, relata el investigador.

Para despejar la duda, el material fue en principio cotejado con piezas dentarias de monos de la colección de mamíferos vivientes del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN, CONICET). El análisis mostró similitudes con algunas especies actuales pertenecientes a la subfamilia Callitrichinae, en concreto a los vulgarmente llamadas tamarinos, “monos pequeños con una morfología en apariencia muy primitiva”, describe Bond.

Hasta este punto, la historia ya prometía sorpresas: si efectivamente se trataba de un primate, se alejaba bastante de Branisella, el primer ejemplar que se creía pisó suelo americano, encontrado en tierra boliviana. El paso siguiente del estudio fue compararlo a través de fotos con restos de monos hallados en Libia, norte del continente africano, que existieron hace unos 37 a 40 millones de años. Las piezas eran prácticamente indiferenciables. “Al pequeño diente traído de Perú le faltaba la inscripción made in Africa”, bromea Bond en referencia a que el parentesco entre las especies es tan cercano, que incluso podría tratarse de las mismas formas, es decir, de un “recién llegado”, según añade.

Ante la confirmación de lo extraordinario del hallazgo, Bond tomó contacto con Marcelo Tejedor, investigador independiente del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT, CONICET) y especialista en platirrinos, tal como se conoce a los primates que evolucionaron en América del Sur. El experto solicitó a grupos internacionales más datos sobre el primitivo animalito africano, y recibió, incluso, un calco de los restos originales, es decir, una réplica en resina. Bajo la lupa, se confirmó que las diferencias eran casi imperceptibles; estaban ante el individuo más antiguo que arribó a nuestro continente.

“Los 35 millones son en realidad un piso mínimo, pero es posible que sean más antiguos. Los restos de Libia pertenecen a un yacimiento que tiene entre 37 y 40 millones de años”, señala Tejedor, y continúa: “Esta edad es realmente impensada para América del Sur; quienes trabajamos en el tema nunca hubiéramos imaginado encontrar primates tan primitivos. Se confirma lo que se sospechaba: definitivamente los monos llegaron a este continente desde África”.

A raíz de este hallazgo, los materiales entre los que estaban los dientes han vuelto a ser analizados bajo técnicas especiales en busca de piezas que puedan corresponder a primates de al menos una especie más, y quizá incluso a una tercera. Es decir que “además de lo relevante del descubrimiento en sí mismo, aporta nuevas evidencias a la teoría de la conexión entre los continentes y de las oleadas que dieron lugar a la colonización americana de primates. A lo mejor, al correrse la data, puedan aparecer otros géneros, lo cual hará aumentar la variedad genética”, señala Bond.

 

 

La disciplina en Argentina

Los restos fósiles fueron enviados por Kenneth Campbell -quien es, además, su descubridor- ornitólogo del Museo de Historia Natural de Los Ángeles, quien ha trabajado en colaboración con científicos locales desde comienzos de los ‘80. “Hay muy buenos paleontólogos argentinos, cuyas investigaciones son altamente valoradas en todo el mundo”, confiesa el norteamericano. En ese sentido, Bond coincide y señala que “no es pedantería; realmente los profesionales de esta disciplina en el país, ya sea los dedicados a vertebrados, invertebrados o paleobotánica, siempre hemos sido bien considerados internacionalmente, debido a la tradición que tenemos y por figuras como Florentino Ameghino y otros”.

Sobre la investigación:

Mariano Bond. Investigador Independiente. FCNyM, UNLP.
Marcelo F. Tejedor. Investigador Independiente. CENPAT.
Kenneth E. Campbell, Jr. Museo de Historia Natural de Los Ángeles, EEUU.
Laura Chornogubsky Clerici. Investigadora Asistente. MACN.
Nelson Novo. Becario doctoral. CENPAT.
Francisco Goin. Investigador Principal. FCNyM, UNLP.

Fuente: Sinc y Conicet. Aportado por Eduardo J. Carletti

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