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Cría robotizada de grillos e insectos comestibles, alistándose para la crisis de recursos del planeta

Un robot alimentador se mueve entre los racks de cría de grillos en una granja experimental de Aspire Food Group en Austin, Texas, donde pronto piensan producir alrededor de 136.000 kilos de proteína en polvo al año

Cuando Gabe Mott, Shobhita Soor y Mohammed Ashour propusieron construir una granja de grillos a escala comercial optimizada con robots y adquisición de datos, la idea les valió en 2013 a estos estudiantes de la Universidad McGill el Premio Hult de us$ 1 millón, que es la competencia estudiantil más grande para el bien social.

Pero cuando llegó el momento de lanzar el concepto, tuvieron que dejar atrás las convenciones, incluida la mayoría de lo que se había escrito en las revistas científicas sobre la cría de miles de millones de grillos.

Aparentemente, la gente no había pensado lo suficiente sobre Acheta domesticus, o al menos publicando sus ideas.

«Hubo algunos artículos con un buen marco de cómo los insectos responden a diversas condiciones, pero no tenían la escala de estos experimentos. No podían hacer cosas en el volumen que pudiésemos hacer», dice Mott. «Tuvimos que aceptar eso, y tuvimos que alejarnos de todo en la literatura científica».

Cuando Mott dice escala, quiere decir aislar variables y realizar pruebas en al menos 60 cajas de más o menos 10.000 grillos. Eso es solo una fracción de los 22 millones de grillos que se crían todos los meses en la granja de prueba interior de Aspire Food Group en Austin, Texas. Gotas de agua, horas de luz, trozos de alimento, cambios de temperatura son todos puntos de datos valiosos, variables, piezas de verdad que ayudarán a Mott y al equipo de Aspire a optimizar cada aspecto del ciclo de vida del grillo, desde el nacimiento hasta la conversión en harina. (A los grillos les encanta una habitación oscura de 28 grados centígrados con una humedad de aproximadamente 50 a 60 por ciento, y se deben mantener tapadas las fuentes de agua, o saltarán directamente y son nadadores horribles).

Kilo por kilo, los grillos e insectos comestibles en general ofrecen el mejor aprovechamiento de los recursos del planeta. Los grillos requieren solo 1,5 kg de alimento por cada kilogramo de producto comestible fabricado. Esta proporción, conocida como la tasa de conversión alimenticia, es mucho menos impresionante que para otras fuentes populares de proteínas: 20 kilos de alimento por cada kilo de carne de res, 4,5 kilos por cada kilo de pollo y 7,3 kilos por cada kilo de carne de cerdo.

La matemática es simple: a medida que la población del planeta continúa creciendo a miles de millones, necesitamos extraer proteínas, hierro, grasas y calcio de los recursos limitados de la Tierra de manera más eficiente. El pasto para el ganado representa el 70 por ciento del uso de la tierra deforestada en el Amazonas, y los cultivos forrajeros representan gran parte del 30 por ciento restante. La producción de carne de res, pollo y cerdo es un importante contribuyente de gases de efecto invernadero, mientras que los insectos son más limpios.

«Tendremos que duplicar la producción actual de alimentos en los próximos 30 años para alimentar al mundo en crecimiento», dice Ashour. «La necesidad de más proteínas es grave, y las fuentes de proteínas que son resilientes son particularmente importantes».

Los fundadores de Aspire están apostando fuerte a que la entomofagia, o comer insectos, será una parte integral de la solución del hambre en el mundo, y en muchos lugares ya lo es. Dos mil millones de personas en todo el mundo ya consumen insectos como parte de su dieta regular, y se espera que el negocio de insectos comestibles crezca a us$ 720 millones para el 2024, creciendo a una tasa del 6 por ciento anual. La demanda es cada vez mayor, y Aspire está optimizando su cría de grillos para enfrentarla.

Escala, eficiencia, escala, eficiencia

En este momento, Aspire está hiper enfocado en dos cosas: escala y eficiencia. Reunir piezas de datos sobre la temperatura y los niveles de alimentación para maximizar el rendimiento es un ciclo interminable de experimentación e implementación. Y los grillos son pequeños y perfectos generadores de datos animados. Todo el ciclo de vida del grillo dura aproximadamente dos o tres meses, lo que le da a Mott amplias oportunidades de analizar cada momento de la vida de los organismos, varias veces al año y entre muchas poblaciones, para explorar los datos y producir las condiciones perfectas para la producción de grillos.

«Estamos experimentando un proceso constante de iteraciones que finalmente desembocarán en las condiciones perfectas para los grillos. Creemos que nos acercaremos bastante, y muy rápido», dice Mott.





Los enfoques basados en datos ayudarán a Aspire a descubrir un proceso ideal de crianza de grillos, pero para poner en práctica esas prácticas mejoradas en forma consistente, automática y a gran escala, se han basado en la robótica especializada. Los ingenieros de Aspire, por ejemplo, diseñaron robots alimentadores que patrullan los pasillos de los contenedores de grillos, agregando la cantidad justa de comida y agua a cada contenedor, basados en una fórmula bien perfeccionada mejorada por miles de millones de antepasados de grillos.
«Los enfoques automatizados ayudan a escalar exponencialmente, mientras que el trabajo manual es más lineal», dice Ashour. «También utilizamos un sistema de caja vital, y queremos reducir la cantidad de contacto entre las personas y los insectos para no estresar a los grillos».

Durante el próximo año, más o menos, Ashour espera que del 70 al 80 por ciento del proceso de crianza sea automatizado, y trabajadores altamente calificados aportarán el resto. Se apresura a añadir que los robots harán el trabajo pesado, pero el futuro de la agricultura de insectos siempre será un enfoque híbrido que depende de la experiencia humana.


Aspire confía en impresoras 3-D para crear piezas robóticas personalizadas. (Crédito: Aspire Food Group)

«La automatización puede reemplazar la mano de obra poco calificada, pero estamos creando una nueva disciplina de trabajo que no existía antes», dice. «Muchos graduados de entomología se encuentran trabajando para compañías de plagas donde su trabajo es criar insectos y aprender a matarlos. Estamos creando una disciplina en entomología para que los científicos usen su amor por los insectos, no para combatir las plagas, sino como una fuente de alimento que debemos optimizar «.

Y con el equilibrio correcto en su lugar, Aspire planea expandir rápidamente su granja de pruebas de escala a algo que podría parecerse a una operación comercial. En este momento, la producción total de proteína de Aspire es solo una gota en un cubo muy grande.

«Anualmente, el mundo produce y consume aproximadamente 3.992 millones de kilos de proteína en polvo. Nuestra próxima instalación producirá alrededor de 136.000 kilos de proteína en polvo al año», dice Ashour. «Es una gota en el océano».

La instalación actual de Aspire en Austin es de aproximadamente 2.323 metros cuadrados. En 2019, quieren usar lo que aprendieron para escalar la operación hasta una instalación cubierta de 10 veces ese tamaño. A partir de ahí, es una cuestión de copiar y pegar el diseño en las instalaciones conectadas de todo el mundo.

Finalmente, miles de millones de grillos alimentarán datos en más de 100 granjas de grillos, todos conectados a una red de intercambio de datos. Entonces, no es de sorprender que John Chambers, ex CEO del gigante de redes Cisco Systems, sea un importante inversor y asesor en Aspire.





Dos mercados, dos enfoques

La campaña publicitaria de entomofagia de Aspire se enfocará en dos grupos de personas: aquellos que ya dependen de los insectos y aquellos que aún no saben que les gustan. En muchos países en desarrollo, los insectos son un elemento básico de la dieta. Para Aspire, el reto en estos mercados es establecer métodos agrícolas baratos y eficientes que puedan adoptarse fácilmente. Hay una gran demanda, pero un problema de suministro. Es por eso que han comenzado granjas piloto de larvas de gorgojo de la palma, otro sabroso insecto, en Ghana.

«Las larvas del gorgojo de la palma están en demanda en Ghana; es un plato de carne central. Necesitan escalar y un bajo precio. Entonces, nuestro objetivo es reducir los costos de producción», dice Ashour.

Pero en mercados como los Estados Unidos, donde el consumo de insectos puede ser moderno pero no esencial, el problema es sicológico, semántico. El truco consiste en eliminar el factor «asco/rechazo» de la ecuación con productos que se fabrican con grillos procesados en lugar de grillos enteros: tal vez sea más fácil cuando no se ven los ojos. Con este fin, Aspire lanzó Aketta.com, que ofrece productos básicos basados en grillos como el polvo y la granola.

A principios de este año, Saison, un restaurante de tres estrellas Michelin en San Francisco, sirvió platos elegantes con ingredientes de Aspire: caviar con grillo de caldo hecho con salsa de grillo, gambas a la plancha y erizos de mar en una salsa de pan a la parrilla y glaseados con dulce de grillo. Esto, sin duda, atrae a los amantes de la comida entre nosotros. Pero para que ocurra todo un cambio cultural, Ashour quiere cambiar la forma en que hablamos de entomofagia.

«La mayoría de los insectos no deberían comerse, y existe un instinto biológico legítimo de no comerlos porque muchos insectos pueden ser peligrosos», dice Ashour. «Pero ese otro 1 por ciento incluye cientos o miles de insectos comestibles, y necesitamos una manera de separar estos dos grupos entre sí en el ojo del consumidor».

No decimos que estamos comiendo mamíferos; decimos que estamos comiendo carne de res, cerdo o aves de corral. Ashour quiere encontrar una terminología similar para los insectos comestibles para disociar aún más lo comestible y lo no comestible. ¿Entomunchies? ¿Entobifes? ¿Proteína alternativa? (Todas son sugerencias del autor).

Como sea que llamemos a los insectos, hay una buena posibilidad de que veamos más productos relacionados con la entomología en los exhibidores de las tiendas en el futuro cercano. Y a medida que nuestro paladar para los grillos y otros bichos sabrosos se vaya refinando, Aspire espera saciar nuestros apetitos ecológicos usando grillos y robots a la vez.

Fuente: Discover Magazine. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Una campaña pide la prohibición de robots sexuales

La empresa True Companion (Acompañante Verdadero) afirma estar desarrollando primer robot sexual del mundo, que estaría disponible a finales de este año

Se ha lanzado una campaña que solicita una prohibición total de los robots desarrollados para el sexo. Algunos académicos en la ética de robots advierten que su creación sólo aumentará la cosificación de las mujeres y los niños, deshumanizando aún más a aquellos que sufren abuso sexual.

La advertencia llega cuando la inteligencia artificial se acerca a un punto en el que podría ser utilizada en robots diseñados exclusivamente para satisfacer deseos sexuales. Pero los activistas argumentan que este tipo de robots no debería existir.

«El desarrollo de robots para sexo y las ideas para respaldar su producción muestran los inmensos horrores aún presentes en el mundo de la prostitución», se lee en una declaración en el sitio web Campaign Against Sex Robots (Campaña contra los robots sexuales). Los autores de la campaña argumentan que los robots sexuales aumentarían aún más la «inferioridad de las mujeres y los niños» que percibe y seguiría justificando su uso como «objetos sexuales».

La campaña, dirigida por Kathleen Richardson, investigadora senior en ética de la robótica en la Universidad De Montfort en Leicester, y Erik Brilling, un catedrático asociado en informática de la Universidad de Skövde en Suecia, espera fomentar un debate más amplio en torno al desarrollo de robots para sexo y sus posibles implicaciones para la sociedad.

Es crítico el desarrollo de «tecnologías éticas» que reflejen los principios de la dignidad humana, la reciprocidad y la libertad, argumenta la campaña. Para ello, la campaña ha pedido a los científicos y expertos en robótica que se nieguen a colaborar en el desarrollo de los robots sexuales, reteniendo código, hardware e ideas.

Las primeras muñecas sexuales imbuidas de inteligencia artificial se pondrían en marcha a finales de este año. True Companion, la empresa que afirma estar desarrollando «la primera muñeca de sexo robótico en el mundo» el bajo el lema «siempre encendida y lista para hablar o jugar», dice que su muñeca Roxxxy permitirá a la gente a «encontrar la felicidad y la plenitud» sin la necesidad de interactuar con otro ser humano.

«No estamos suplantando la esposa o tratando de reemplazar una novia», le dijo el director ejecutivo Douglas Hines a la BBC. «Esta es una solución para las personas que están [en una situación] entre relaciones, o alguien que ha perdido a un cónyuge.»

Hines dijo que el acto físico del sexo sólo sería una «pequeña parte» de las veces que la gente que pasaría con el robot. «La mayor parte del tiempo se utilizará en socializar e interactuar», añadió. Pero con poca discusión sobre sus cuestiones éticas, las muñecas de sexo robótico crean el riesgo de convirtirse en facilitadoras de comportamientos abusivos.

El desarrollo futuro de robots sexuales que no tienen derechos y pueden ser libremente abusados podría tener un impacto devastador en las vidas de los seres humanos, opinan Richardson y Brilling.

«Proponemos que el desarrollo de robots sexuales reducirá aún más la empatía humana, que sólo puede ser desarrollada por una experiencia de relación mutua», explica su manifiesto. La campaña es un espejo de una llamada emitida por los expertos de IA a retener la tecnología que podría ser utilizado en el desarrollo de robots militares letales.

En un trabajo de investigación publicado a principio de este mes, Richardson explicó que había una conexión explícita entre la prostitución y el desarrollo potencial de relaciones sexuales entre humanos y robots.

 

 

«Propongo que extender las relaciones de prostitución en las máquinas no es ni ético, ni es seguro», argumentó. «En todo caso, el desarrollo de robots sexuales reforzará aún más las relaciones de poder que no reconocen a ambos lados como sujetos humanos. Sólo el comprador de sexo es reconocido como un sujeto, el vendedor del sexo (y en esta situación el robot sexual) es meramente una cosa con la cual tener relaciones sexuales».

El tema de las relaciones sexuales, o como mínimo afectivas, humano-robot ha estado tanto en la pantalla grande con en TV recientemente. Ex Machina, Her (Ella) y la serie Humans son ejemplos muy concretos.

Fuente: Wired UK. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Conectados a la tecnología y desconectados de la vida real, ¿problema o progreso?

«Para mucha gente joven, lo que está ocurriendo en sus pantallas es más importante que lo que pasa justo a su lado, si bien la mayoría está conectada con gente que conoce en el mundo real»

«Alone together«. Juntos, pero solos. Es el término acuñado para definir la nueva dimensión relacional del hombre que traen consigo los jóvenes. Lo vemos a cada momento en esta vida mediada por internet: ocupamos un espacio físico, pero nuestra atención está en nuestra pantalla.

Aún gran parte de la sociedad ha vivido de otra manera y podría reflexionar sobre el cambio, pero para los adolescentes es natural estar en dos realidades a la vez. Ahora bien, son «más superficiales», advierte el filósofo José Antonio Marina. «La ausencia de pensamiento crítico razonado es preocupante», afirma.

«Para mucha gente joven lo que está ocurriendo en sus pantallas es más importante que lo que pasa justo a su lado, si bien la mayoría está conectada con gente que conoce en el mundo real», señala Carrie James, investigadora de la conducta juvenil en internet, que ha publicado un libro llamado Desconectados. Pero, lejos de darle la espalda desde el mundo adulto, en su opinión, debemos hacer por acercarlo, «por ejemplo, en la escuela, donde puede utilizar mucho contenido que los jóvenes comparten en las redes».

«Recuerdo cuando era difícil no saludar al llegar a un sitio», decía el australiano Brendan Spillane durante el Congreso Internacional de Pensamiento (ICOT), que se acaba de celebrar en Bilbao con la participación de grandes expertos que han reflexionado sobre los desafíos del llamado Homo digitalis. Spillane cree que «nos echamos de menos los unos a los otros» y que debemos preguntarnos «hasta qué punto queremos ser aumentados o modificados por la tecnología». ¿Nos dejamos algo por el camino?

James, miembro del Proyecto Zero de Harvard, ha detectado que, si bien internet pone a nuestra disposición un mundo de conocimiento muy amplio, «la inclinación de los jóvenes es a pensar de manera muy estrecha, a centrarse en ellos mismos y en gente muy cercana, conocida en la vida real».

Miedo a quedarse fuera

Otro factor destacable es la dependencia de esa vida paralela en las redes sociales. En EEUU un sondeo reveló que muchos jóvenes estaban «exhaustos» por el uso de las redes sociales, pero sentían que no tenían otra opción. Le llaman FOMO: Fear of Missing Out, o miedo a perdérselo, a quedarse fuera.

A muchos les causa una presión tal que duermen con el móvil bajo la almohada. «Son capaces de ver que no es bueno, pero no pueden parar. Es como una adicción«, describe la investigadora. «Es muy importante para su identidad. Todo el mundo está ahí. Si estás fuera estás perdido. Si no estás y alguien publica algo sobre ti, no puedes responder. Es como un trabajo a tiempo completo». Y admite: «Es perder el control sobre la propia vida».

Tanto es así que algunos jóvenes y adultos van a campamentos sin tecnología, que les obligan a relacionarse cara a cara nada más. ¿Nos volvemos más incompetentes para sociabilizar en la vida real, cara a cara? «Absolutamente», contesta. Y pone el ejemplo de las apps que existen para conocer gente y romper. «Externalizan» la comunicación en las relaciones íntimas.

«Ceguera ética»

La investigación de James profundiza en la modificación de los valores éticos de los jóvenes en la red y ha detectado en muchos de ellos lo que denomina «ceguera ética» en algunos puntos, como por ejemplo, en relación con la piratería, la descarga de archivos ajenos o el copy/paste. Muchos jóvenes, cuando se les pregunta si les preocupaba esa conducta, responden que sólo en cuanto a la posible entrada de virus en el ordenador. Nada más. «Sienten demasiado lejano» al autor y, por tanto, los efectos que pueda causar lo que hagan con su obra.

También en EEUU una encuesta reveló que a la gente le preocupaba menos hacer un copy/paste de internet que hacerlo de un libro. «Les parecía diferente».

El profesor Gabriel Bailly-Bailliere, coordinador TIC del grupo educativo COAS, explica cómo han tenido que modificar su programa de Educación en Valores para abordar todo este tipo de actitudes y conductas. En ese caso, «se les explica a los alumnos, con casos prácticos, que está muy bien que el conocimiento esté compartido, pero si quieren usarlo deben citar la fuente».

Sobre la diferencia entre el contenido material y en red, el consultor de innovación educativa Ewan MacIntosh cuenta una experiencia bien distinta: su empresa llevó a cabo un proyecto para trabajar la creatividad con niños de un hospital y encontró que, si bien todos los trabajos se hicieron con tecnología mediante, los niños se sentían orgullosos del resultado cuando se imprimió en revistas de papel, pero no sentían tanta emoción con lo que se publicaba en formato digital. El niño, pese a vivir de manera natural en un entorno digital, se vinculaba más intensamente con lo tangible. En opinión de MacIntosh, al menos el sector educativo ha convertido la tecnología en un fetiche. En muchos ámbitos, acabamos usándola porque nos viene impuesta.

Volviendo a la Ética, Carrie James admite que el uso de la tecnología «nos aleja de valores comúnmente aceptados hasta ahora, pero no tendría que ser así por la tecnología. La tecnología no lo causa. Dificulta el pensamiento ético. Pero la causa principal es que la gente joven no se para a pensar: ¿debería hacer esto?»

Por suerte, ella ve adolescentes que empiezan a ser conscientes de algunos problemas éticos, sobre todo en relación con la privacidad y se ponen de acuerdo en no compartir fotos, por ejemplo.

Mayor participación

Pero James incide también en qué sentido la tecnología está teniendo efectos positivos. Al menos entre los jóvenes está contribuyendo a aumentar su participación social y política. En opinión de José Antonio Marina, que también lo ha comprobado, eso viene favorecido por el anonimato que favorece la red, pero duda de que, si tuvieran que implicarse personal y directamente en una causa, fueran igual de activos.

La investigación de la estadounidense ha descubierto cómo últimamente los jóvenes empiezan a cortarse más a la hora de expresarse por miedo a cómo sus opiniones puedan afectarles en el acceso a un trabajo o a la universidad.

El trabajo

En la vida laboral, es obvio cómo la tecnología nos ha cambiado: el trabajo va en nuestro bolsillo, está en la mesa mientras cenamos, incluso en la mesilla de noche. Pero hay algo en lo que todavía los aparatos son secundarios. Según la reflexión de MacIntosh, cuando el hombre tiene que crear algo grande, algo importante —sobre todo en el mundo del diseño y la publicidad—, se reúne con otras personas en una sala grande con pizarras llenas de notas y paredes llenas de postits. En la escuela, asegura, eso también funciona mucho mejor que la tecnología para implicar a los alumnos en el proceso de cualquier cosa. En cambio, Carrie James cree que las nuevas generaciones no necesitarán tanto esos espacios físicos y podrán resolver cualquier proceso creativo y discursivo en los espacios virtuales que crea la tecnología.

La información

Nuestra relación con la información es otra de las cosas que ha cambiado. El neuropsicólogo americano Robert Swartz, fundador del Congreso Internacional de Pensamiento, observa que la tecnología per se «no ha cambiado el funcionamiento de nuestro cerebro». Pero la disponibilidad de información sí ha modificado nuestras actuaciones y actitudes en relación con ella.

Antes, la información había que buscarla y ello implicaba tiempo y, a veces, desplazamientos. «Ahora llega a nosotros de manera muy rápida». «En Google tienes varias opciones y saltas de una a otra rápidamente», dice. Eso, asegura, «ha cambiado el hábito que teníamos de leer, parar de leer y pensar en lo que uno está leyendo». «No se procesa la información tan bien. La tendencia es a absorber sin pensar. No te das cuenta de si eso es lo que necesitas saber, o de si es una información precisa. Lo aceptas sin hacerte preguntas».

Swartz, fundador del National Center for Teaching Thinking de EEUU, también destaca que ahora «almacenamos mucha menos cantidad de información» porque su disponibilidad hace innecesaria su retención.

Hace una semana, el filósofo Emilio Lledó advertía en estas páginas sobre cómo «la utilización de pequeñas informaciones puntuales nos hace sentir informados». Si confundimos eso con el conocimiento, «podemos volver a la caverna de Platón», alertaba el académico.

 

 

¿Es la pantalla la pared de la cueva platónica? ¿Lo que vivimos a través de ella son sombras? Porque para los jóvenes, como apunta James, es la realidad pura y dura.

En lo que coinciden los investigadores y pensadores consultados es en que la puerta por la que entrar y salir de la hipotética caverna viene determinada por nuestra capacidad de reflexión, de ser críticos, de cuestionar y de frenar, a través de todo eso, la creciente impulsividad e instantaneidad de las cosas que hacemos y decimos.

Fuente: El Mundo y otros medios en Internet. Aportado por Eduardo J. Carletti

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