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Pórtico – Encuentro de ciencia ficción en La Plata, Buenos Aires, Argentina

Viernes 17 de Abril de 2015 (de 8:30 a 20:00 hs). Lugar: Facultad de Ingeniería (UNLP), Edificio central: 1 y 47, La Plata

El encuentro es abierto al público y no se cobrará entrada ni inscripción

Habrá Charlas de diversas temáticas a lo largo de todo el día, y una feria donde podrás comprar libros y otros artículos con temática de ciencia ficción. También podrás ver colecciones y artistas en acción.

Objetivos del encuentro:

o Generar un espacio de intercambio entre aficionados, artistas del género, e incluso para gente que no conozca la ciencia ficción
o Difundir la producción local, regional y nacional de ciencia ficción
o Fortalecer la relación entre el ámbito científico-tecnológico y la ciencia ficción

Destinatarios: Escritores, artistas y editores relacionados con el género de la Ciencia Ficción. Profesores, graduados, estudiantes, investigadores, bibliotecarios. Aficionados y público en general.

Programa:

8: 30hs: Acreditación (entrega de programa y gafetes)
Armado de puestos de exhibición y venta y colgado de posters

9:00hs: Inicio – Presentación «La importancia de reunirse» a cargo de las organizadoras
Palabras del Sr Decano Ing Marcos Actis

9:30hs: Comienzo de ponencias (4 ponencias de 20 min en total)
Coordina: Flavia Gómez Albarracín

9:30: Ponencia 1: Damián Gulich: Doctor Who

9:50: Ponencia 2: Martín Casatti: UNIVAC

10:10: Ponencia 3: Claudio Sánchez: Futurama

10:30: Ponencia 4: Eduardo Carletti: Ciencia y ciencia ficción

11.00hs: Break – Espacio para presentación de posters

11:30hs: Mesa redonda: «Cómo escribir ciencia ficción y no morir en el intento»
Coordina: Carlos Feinstein.
Participan: Ricardo Giorno, Teresa Mira, Daniel Frini

13.00hs: Pausa para almorzar

14.00hs: Espacio para presentación de posters

14.30hs: Segundo bloque de ponencias (3 ponencias de 20 min en total

14:30: Ponencia 5: Carlos Gardini: La ciudad de los Césares

14:50: Ponencia 6: Daniel Yagolkowski: Lo que la Ciencia Ficción nos mostró de nosotros mismos

15:10: Ponencia 7: Flavia Gómez Albarracín y Andrés Dragowski: La ciencia ficción como vínculo con la comunidad en el Museo de Física

15.30hs: Mesa redonda: «Alternativas para editar y vender ciencia ficción»
Coordina: Cecilia Erbetta.
Participan: Eduardo Carletti, Luis Pestarini, Laura Ponce, Francisco Costantini

17.00hs: Break – Espacio para presentación de posters

17.30hs: Tercer bloque de ponencias (2 ponencias de 20 min en total)
Coordina: Damián Gulich

17:30: Ponencia 8: Diego Labra: Tocala de nuevo, Sam, en el espacio exterior

17.50: Ponencia 9: Néstor Figueiras: El affaire entre el rock y la ciencia ficción

18.10 hs: Presentación de libros: Fabricantes de sueños, Antología Steampunk y Tatuajes en Espejo

19.30hs: Cierre del evento

Entrega de certificados a los expositores.
Performances de cierre
Palabras finales

Auspician el evento:
o Facultad de Ingeniería de la UNLP
o Museo de Física de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP
o Red de museos de la UNLP
o Biblioteca Central de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP
o Sedici-Repositorio institucional de la UNLP

Espónsores del evento:
o Jane Poppins Desarrollo Organizacional
o Séptimo Portal Comics
o One Express
o Blue-graf

Organizadoras:
Sofía Cos – Bibliotecaria Documentalista – Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Sedici, UNLP
e-mail: sofiabca@gmail.com cel: (0221)15 625 4600

Juana Gallego – Ing en Electrónica, Coach Ontológico – Facultad de Ingeniería, UNLP
e-mail: chinchiya@gmail.com cel: (0221) 15 440 6470
Buscame en FB como: Chinchiya Arrakena
Em twitter como: @silverchinchiya

Blog de Pórtico: http://porticocf.blogspot.com.ar/

Página oficial del evento Pórtico
– Encuentro de ciencia ficción
https://sites.google.com/site/porticolp/home

 

 

Fuente: Gacetilla. Aportado por Eduardo J. Carletti

Una agencia de detectives que investiga desde el Espacio

Se trata de Air & Space Evidence. Raymond Harris, un experto en imágenes de satélite, y Raymond Purdy, un abogado especializado en causas espaciales, ambos de la University College London, acaban de lanzar la primera agencia de detectives espaciales del mundo. Su trabajo consiste en que sus clientes puedan aportar imágenes de satélite, o aéreas, como pruebas ante un juez

Las imágenes de satélite se utilizan, entre otras cosas, para predecir el tiempo o monitorizar fenómenos naturales que se producen a gran escala. También en acciones bélicas, para rastrear el territorio y seguir los movimientos del enemigo. Muchos sospechan que las agencias de espionaje y los gobiernos las utilizan incluso para vigilar nuestros pasos. Y quizá no vayan tan mal encaminados al dirigir sus suspicaces ojos hacia el cielo…

La resolución que tienen hoy en día estas ‘fotografías espaciales’ es suficiente para descubrir que el vecino está ocupando un terreno que debería formar parte de tu jardín. Incluso para algo más serio, como seguirle la pista a un coche robado.

Raymond Harris, experto en geografía y sensores remotos y el “abogado espacial” Raymond Purdy (ambos investigadores del University College de Londres) se percataron del potencial de estas instantáneas de altos vuelos para resolver casos de lo más terrenal. Y por eso acaban de poner en marcha un negocio único hasta la fecha: han abierto en Londres la primera agencia de detectives espaciales, Aire & Space Evidence.

Cada uno aporta sus conocimientos y experiencia. Purdy, que ha trabajado en varios proyectos de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) y la británica, entre otros méritos, se encarga de los asuntos que tienen que ver con la legislación. Harris, por su parte, se ocupa de encontrar y analizar las instantáneas adecuadas para cada situación. Peter Hjerp, especializado en el uso de las tecnologías para la gestión ambiental, es el tercer miembro del equipo.

Pero a estos detectives no les hace falta armarse con ninguna cámara para espiar a los sospechosos: se aprovechan de los cientos de sensores que toman datos continuamente desde el espacio. También desde dentro de la atmósfera, porque además de valerse de los datos espaciales, recurren a menudo a las obtenidas mediante drones.

Las fotografías ayudan a las autoridades a encontrar a los culpables de delitos ambientales, como incineración de residuos en lugares no destinados a este fin, vertidos ilegales y construcciones en terrenos no urbanizables. Entre los que ya han solicitado sus servicios figuran la agencia ambiental británica, la policía del mismo país, la ESA y la Comisión Europea.

También los defraudadores van a tener que andarse con cuidado, porque las aseguradoras pueden usar estas evidencias visuales para destapar posibles engaños. Ojo si has mentido sobre esa abolladura que ‘misteriosamente’ le salió al coche la semana pasada cuando aparcaste en doble fila. Crímenes, conflictos fronterizos e investigaciones relacionadas con subsidios a la agricultura son otros ejemplos.

 

 

Quizá te preguntes si esto es una novedad: ¿no puede cualquiera utilizar una imagen de Google Earth con el mismo fin? Además de que no son actualizadas seguido en muchos lugares del mundo (mi ciudad es exhibida en fotos de diciembre de 2013), los directores de la agencia de detectives afirman que utilizar imágenes de Google Earth para cuestiones legales es más complicado de lo que parece. Hay que probar cuándo ha sido tomada la fotografía, en qué condiciones, si de verdad corresponde al lugar en cuestión y si es auténtica.

Además, el servicio de Google solo tiene imágenes de un día y una hora determinados, pero hay bases de datos que almacenan largas secuencias temporales. Solo es cuestión de saber buscar para hallar las que corresponden al antes y el después del suceso. El resto depende de la suspicacia y la capacidad de deducción de estos profesionales de la investigación espacial.

Fuente: Ciencia Explora. Aportado por Eduardo J. Carletti

Más información:

Las niñas que nunca envejecen

Un grupo de niñas parece desafiar una de las mayores certezas de la vida: el envejecimiento. Esta es la historia de las familias que luchan contra una enfermedad que no tiene explicación y el científico que cree que estas niñas podrían tener la clave de la inmortalidad

En la década de los 60, cuando Richard Walker era un hippie de 26 años se propuso «curar» la vejez para cuando cumpliera los 40. Se hizo científico para entender por qué era mortal.

«Ciertamente no se debe al pecado original y el castigo de Dios, como me enseñaron las monjas en el catecismo», dice. «Es el resultado de un proceso biológico y, por lo tanto, es controlado por un mecanismo que podemos entender».

Aunque hay varios centenares de teorías sobre el envejecimiento, que lo relacionan con una amplia variedad de procesos biológicos, todavía nadie entiende cómo integrar toda esta información dispersa.

Walker, actualmente de 74 años, cree que la clave para acabar con el envejecimiento podría estar en una extraña enfermedad que ni siquiera tiene un nombre real: el «síndrome X». Ha identificado a cuatro niñas con dicha enfermedad, que se caracteriza por lo que parece ser un estado permanente de infancia, una atrofia drástica del desarrollo.

Sospecha que la enfermedad se debe a un defecto en alguna parte del ADN de las niñas. Su búsqueda de la inmortalidad depende de encontrarlo.

Preguntas mortales

Cuando Walker comenzó su carrera, se centró en el sistema reproductivo femenino como modelo de «envejecimiento puro»: los ovarios de la mujer, incluso en ausencia de cualquier enfermedad, lenta pero inevitablemente caen en las garras de la menopausia. Pero cumplió 40, 50 y 60 años sin haber alcanzado su meta.

Así que volvió a empezar de cero. Como lo describe en su libro «Why We Age» (Por qué envejecemos), Walker revisó qué se sabe y qué no sobre el envejecimiento.

Rara vez se cuestiona la inevitabilidad de la vejez

El envejecimiento se define generalmente como la acumulación lenta de daños en nuestras células, órganos y tejidos, lo que provoca en última instancia las transformaciones físicas que todos reconocemos en las personas de edad avanzada.

Nuestras células son vulnerables. Las jóvenes sobreviven únicamente porque tienen una serie de mecanismos confiables a disposición. Unas enzimas especializadas corrigen los errores en la división celular. Tenemos correctores de proteínas, que son vulnerables al calor, y antioxidantes y vitaminas que protegen a nuestros tejidos.

Lo que nos lleva al eterno enigma de los biólogos: si nuestro cuerpo está tan bien afinado, ¿por qué todo se daña con el tiempo?

Los telómeros son la secuencias de ADN que protegen los extremos de nuestros cromosomas; con el tiempo, se acortan

Una de las teorías es que todo se reduce a las presiones de la evolución. Los seres humanos se reproducen en una etapa temprana de la vida, así que todos los mecanismos de reparación dejan de ser importantes una vez pasada la edad de reproducción.

La mayoría de los científicos afirman que el envejecimiento es provocado la descomposición de muchos sistemas al mismo tiempo. Ante el daño, nuestras células tratan de ajustarse. Pero con el tiempo, dejan de dividirse y de comunicarse entre sí, lo que provoca el declive que observamos externamente.

Al revisar las teorías, Walker se preguntó si todos estos científicos estaban partiendo de una premisa incorrecta. ¿Qué pasa si todos estos diversos tipos de daños celulares eran las consecuencias del envejecimiento, pero no la causa del mismo?

Brooke

La idea quedó en suspenso en su mente hasta la noche del 23 de octubre de 2005. Walker estaba trabajando en la oficina de su casa cuando su esposa lo llamó para que viera lo que estaban presentando en televisión: el caso de una joven que parecía estar «congelada en el tiempo».

«Ella, literalmente, es la fuente de la juventud»

Walker no podía creer lo que estaba viendo. Brooke Greenberg tenía 12 años, pero sólo pesaba 6 kilos y medía 69 centímetros. Los médicos no habían visto nada parecido a su enfermedad y sospechaban que la causa era una mutación genética aleatoria.

«Ella, literalmente, es la fuente de la juventud», decía Howard Greenberg, su padre.

Brooke había nacido prematura, con muchos defectos congénitos. Su pediatra la etiquetó con el síndrome X, por no saber cómo más llamarlo.

Walker quedó intrigado de inmediato. La niña tenía una enfermedad genética que detuvo su desarrollo y, con eso, sospechaba Walker, el proceso de envejecimiento. Ella podía ayudarlo a probar su teoría.

Síndrome X

Walker localizó la dirección de Howard Greenberg y, tras muchas conversaciones, le permitieron realizarle pruebas a Brooke. En 2009, su equipo publicó un breve informe que describía su caso.

La teoría es que el problema es que no hay nada que le diga al cuerpo que suspenda el desarrollo

El análisis de Walker descubrió que los órganos y tejidos de Brooke se desarrollaban a un ritmo diferente. Su edad mental, según las pruebas estandarizadas, era de entre uno y ocho meses. Sus dientes aparentaban una edad de ocho años y sus huesos, de 10. Había perdido toda su grasa de bebé y su cabello y sus uñas crecían con normalidad, pero no había llegado a la pubertad.

Pero sus telómeros eran considerablemente más cortos que los de las adolescentes sanas, lo que indicaba que sus células estaban envejeciendo a un ritmo acelerado. Todo esto era evidencia de que Brooke «no está ‘congelada en el tiempo'», escribió Walker. «Su desarrollo continúa, aunque de manera desorganizada».

La gran pregunta seguía siendo por qué.

Cuando no se necesitan más ladrillos

«Cuando uno desarrolla el cuerpo perfecto, debería dejar de modificarlo. Pero así no funciona la evolución»

Walker sospechaba que ella portaba un defecto en un gen (o un conjunto de genes, o algún tipo de programa genético complejo) que dirige el desarrollo saludable.

Este programa genético, según razonó Walker, tiene dos funciones principales: iniciar y conducir cambios drásticos en todo el organismo y también coordinar estos cambios en una unidad cohesiva. El envejecimiento, pensó, se produce debido a que este programa de desarrollo, este cambio constante, nunca se desactiva.

Desde el nacimiento hasta la pubertad, el cambio es fundamental: lo necesitamos para crecer y madurar. Sin embargo, después de haber madurado, nuestro cuerpo adulto no necesita más cambio, sino más bien mantenimiento. «Si uno construye la casa perfecta, llegará el momento en el que dejará de añadir ladrillos», explica Walker. «Cuando uno desarrolla el cuerpo perfecto, debería dejar de modificarlo. Pero así no funciona la evolución».


Walker es apenas uno de los muchos que se rehusan a envejecer. Muchos dan la lucha con botox

No tenemos un «interruptor de parada» para el desarrollo, dice Walker, así que seguimos añadiéndole ladrillos a la casa. A la larga, los cimientos no pueden sostener las adiciones y la casa colapsa. Esto, señala Walker, es el envejecimiento.

Brooke era especial porque parecía haber nacido con un interruptor de parada. Pero la búsqueda del causante genético resultó difícil.

Walker tendría que secuenciar el genoma completo de Brooke, letra por letra. Eso nunca sucedió. Para gran decepción de Walker, Howard Greenberg interrumpió abruptamente la relación.

Los Greenberg no han explicado públicamente por qué pusieron fin a su colaboración con Walker y se negaron a hacer comentarios para este artículo.

Una segunda oportunidad

En agosto de 2009, Mary Margret Williams vio una foto de Brooke en la portada de la revista People, justo debajo del titular «Misterio desgarrador: la bebé de 16 años de edad«. Pensó que Brooke se parecía mucho a su hija Gabrielle, así que se puso en contacto con Walker.

Gabrielle es la más pequeña de sus seis hijos a pesar de ser la segunda de mayor edad, con nueve años. Tiene piernas largas y delgadas y una cola de caballo larga y delgada. Según el almanaque, es casi una adolescente. Pero tiene la piel suave, los dedos apretados y la conciencia confusa de un recién nacido.

Para Mary Margret, hay que aceptar la vejez

Los Williams supieron que su bebé recién nacida había perdido en la lotería genética muy poco después de que viniera al mundo. Con el paso del tiempo, Gabby siguió comportándose como un recién nacido. Pero lo más desconcertante y problemático era que no crecía.

John y Mary Margret la llevaron de un especialista a otro, pero todos decían lo mismo: no podían hacer nada. Eventualmente, los Williams dejaron de acudir a los médicos. «En algún momento decidimos», recuerda John, «que era hora de tener paz».

Mortalidad y moralidad

Después de revisar los detalles de Gabby, Walker la incluyó en su teoría. Dijo que las pruebas de los genes de Gabby podrían ayudarle en su misión de acabar con la enfermedad relacionada con la edad e incluso tal vez con el propio envejecimiento. Pero eso no le cayó bien a los Williams. John, que trabaja en el Departamento de Correccionales de Montana, interactúa frecuentemente con personas que enfrentan la realidad de nuestro tiempo finito en la Tierra.

«Si la persona va a pasar el resto de su vida en la cárcel, eso la hace reflexionar sobre la mortalidad», dice. «Lo importante no es cuánto tiempo vivimos, sino lo que hacemos con la vida que recibimos». Mary Margret piensa lo mismo. Ha trabajado durante varios años en un consultorio de dermatología de su ciudad y conoce muy bien las presiones culturales para mantenerse joven. Desea que más personas acepten el carácter inevitable del envejecimiento. «Salen arrugas, uno envejece, eso es parte del proceso», dice.

Pero la investigación de Walker también tenía su lado positivo. En primer lugar, podría revelar si los otros hijos de los Williams estaban en riesgo de sufrir la enfermedad de Gabby. Además, John y Mary Margret creen firmemente que Dios les dio a Gabby por alguna razón. La investigación de Walker les ofreció una reconfortante: contribuir al tratamiento del Alzheimer y otras enfermedades relacionadas con la edad.

Aún sin estar completamente seguros, los Williams siguieron adelante con la investigación.

Escenario público

Walker formó un equipo con genetistas de la Universidad de Duke e investigó los genomas de Gabby, John y Mary Margret. Gracias a la prueba, los investigadores establecieron que Gabby no heredó de sus padres ninguna mutación del exoma -el 2% del genoma que codifica las proteínas- así que no es probable que sus hermanos le transmitan la enfermedad a sus propios hijos.

«Fue un alivio, un enorme alivio», dice Mary Margret.

Aún así, el estudio del exoma no produjo ninguna pista sobre lo que escondía la enfermedad de Gabby: se necesita comparar al menos dos personas con el mismo problema.

Todas son niñas

Por suerte para Walker, su presencia constante en los medios de comunicación lo llevó a otras dos niñas que parecen tener el mismo síndrome. El hecho de que todos estos posibles casos de síndrome X sean niñas es intrigante. Podría significar que la mutación fundamental está en su cromosoma X. O podría ser una coincidencia.

Walker trabaja actualmente con un equipo comercial en California para comparar todas las secuencias del genoma de las tres niñas.

El propósito de Walker y su equipo es examinar exhaustivamente el ADN de las niñas

Con respecto a su teoría, Walker dice: «es todo o nada, vamos a estudiar cada fragmento de ADN de estas niñas. Si encontramos una mutación que sea común a todos ellas, eso sería muy emocionante».

Muchos investigadores coinciden en que la búsqueda de los genes responsables del síndrome X es un esfuerzo científico que vale la pena, ya que, sin duda, serán relevantes para nuestra comprensión del desarrollo. Sin embargo, están menos convencidos de que la condición de las niñas «vaya a ser relevante para el envejecimiento», como le dice a la BBC David Gems, genetista de University College London. Además señala que es probable que estas niñas no lleguen siquiera a la edad adulta y mucho menos a una edad avanzada.

Largo camino

Ni siquiera está claro que estas niñas tengan la misma condición. Incluso si la tienen, e incluso si Walker y sus colaboradores descubren la causa genética, faltaría un difícil camino que recorrer. Los investigadores tendrían que silenciar el mismo gen o genes en ratones de laboratorio, cuya esperanza de vida es de dos o tres años.

Antes de los humanos, están los ratones

«Si vive hasta los 10 años, sabremos que estamos en el camino correcto», dice Walker. Luego tendrían que lograr lo mismo en personas y después empezar ensayos clínicos prolongados y costosos para asegurarse de que el tratamiento sea seguro y eficaz.

La ciencia es con frecuencia demasiado lenta y la vida demasiado rápida.

Fin de la vida

El 24 de octubre de 2013, falleció Brooke. Tenía 20 años.

A Mary Margret la noticia la afectó profundamente. «Aunque no hayamos conocido a la familia, ellos han sido una parte de nuestro mundo», dice.

Las cosas marchan bien con Gabby.

La vida es la más hermosa y mágica de todas las cosas
Richard Walker

John cumplió 50 este año y Mary Margret cumplirá 41. Si existiera una píldora para evitar el envejecimiento, dicen que no tendrían ningún interés en ella: quieren seguir envejeciendo, para experimentar las nuevas alegrías y penas de esa etapa de la vida.

Por supuesto, Richard Walker tiene una visión fundamentalmente distinta sobre el envejecimiento… y la muerte. «La vida es la más hermosa y mágica de todas las cosas».

Si su hipótesis es correcta, ¿quién sabe? Algún día podría ayudar a prevenir las enfermedades y prolongar moderadamente la vida de millones de personas.

 

 

Sin embargo, Walker está muy consciente de que llegaría demasiado tarde para él. Como escribe en su libro: «Me siento un poco como Moisés, quien, después de vagar por el desierto durante casi toda su vida, pudo contemplar la Tierra Prometida, pero no se le permitió la entrada a ella».

Fuente: BBC Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti

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