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Se observó bien el asteroide interestelar que nos visita y es extraño

Los científicos ahora saben lo que podría parecer ese visitante interestelar, el asteroide que recientemente pasó a través de nuestro sistema solar desde el espacio exterior. Y es una rareza

Inmediatamente después del descubrimiento de ‘Oumuamua a principios de noviembre, los telescopios de todo el mundo fueron llamados a la acción para estudiar el objeto más de cerca.

Tenían que ser rápidos, dado que el objeto se mueve a 95.000 kilómetros por hora y se aleja del Sol. Aunque se está desvaneciendo rápidamente, pudieron hacer algunas notas clave sobre su apariencia.

La primera observación, y la primera pista de que ‘Oumuamua era una rareza, fue su brillo. Se iluminó y disminuyó drásticamente en un factor de 10 cada 7,3 horas. Esto sugirió que era probable que el objeto fuese muy alargado. Los científicos saben ahora que ‘Oumuamua tiene aproximadamente una forma de cigarro de 400 metros de largo y quizás 10 veces menos de ancho.

Esa relación de aspecto es mayor que cualquier asteroide o cometa observado en el Sistema Solar y puede proporcionar nuevas pistas sobre cómo se forman otros sistemas planetarios.

Aunque la forma del asteroide lo hace parecer realmente extraño, su color, un tono rojo oscuro, es más familiar. Al igual que los objetos en el sistema solar exterior, los científicos sospechan que esto se debe a que el objeto carece de mucha agua o hielo, y se ha oscurecido y enrojecido por el impacto de los rayos cósmicos durante millones de años.






Los astrónomos continuarán haciendo observaciones del objeto antes de que se vuelva a sumir en la oscuridad.

Cualquier otro estudio será clave dado que los asteroides interestelares son débiles y difíciles de detectar a pesar de que es probable que pasen por el sistema solar interno una vez al año.

Referencia de publicación: Nature, DOI: 10.1038/nature25020

Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Objetos misteriosos con órbitas extrañas descubiertos en el Sistema Solar exterior

Un nuevo descubrimiento indica que nuestro Sistema Solar tiene más de un plano orbital, y estos otros planos podrían estar llenos de misteriosos planetoides.

Estos cuerpos permanecen ocultos en lugares hasta ahora inexplorados. Se ha descubierto más allá de Neptuno un objeto extraño, con un tamaño de aproximadamente 200 kilómetros, llamado Niku (que significa «rebelde» en chino), que no circunda el Sol en el mismo plano orbital que los planetas del sistema, informó Mateo Holman del Harvard Smithsonian Center for Astrophysics. En cambio gira alrededor del Sol en sentido inverso con una inclinación de 110 grados, en comparación con otros objetos planetarios.

«Esto sugiere que hay más en juego en el Sistema Solar exterior de lo que estamos plenamente conscientes», dijo Holman, parte del equipo que descubrió Niku. Es posible que Niku y otros objetos como él tengan otro origen diferente a los que científicos tiene en cuenta en la actualidad.


De hecho, es el segundo objeto descubierto que tiene una órbita tan retrógrada, después del descubrimiento del menos elegantemente llamado 2008 KV42 (llamado también Drac), por lo que es probable que se descubran por ahí mundos más extraños.







El misterioso 2011 KT19

2011 KT19 (apodado Niku) es un objeto transneptuniano (trans-Neptunian object, TNO) con un inusual plano orbital de 110 grados de inclinación respecto al plano orbital solar, y con un giro retrógrado en torno al Sol.

Ha sido descubierto recientemente, en agosto de 2016, por un equipo de astrónomos que utilizaban el telescopio Pan-STARRS. Enseguida se lo asoció con un supuesto Centauro de órbita también retrógrada que se había perdido de vista, al que se había designado 2011 KT19. Notablemente, es parte de un grupo de objetos que orbitan al Sol en un órbita muy inclinada. No se conocen las razones por las que se encuentra en esta inusual órbita.


Dibujo de cómo podría ser el nuevo objeto, bautizado Niku

Las características orbitales de 2011 KT19 se han comparado con las de 2008 KV42 (Drac). Las órbitas de 2011 KT19, 2008 KV42, y cuatro objetos parecen ocupar un plano en común, tres de ellos en órbita no retrógrada y tres girando en dirección retrógrada. La probabilidad de que ocurra esta alineación es de 0,016%. Esas órbitas deberían dejar el plano común en unos pocos millones de años ya que la dirección de la precesión de las órbitas retrógradas y no retrógradas va en dirección opuesta. Las simulaciones que incluyen el hipotético Planeta Nueve no mantienen un plano orbital común y ese plano no coincide con el plano de la máxima inclinación predicha para grandes objetos del gran eje semi-mayor de ese modelo.

Cómo han alcanzado estos objetos sus extrañas órbitas es un misterio. La razón por la que la mayor parte del resto de los objetos en nuestro Sistema Solar órbitan en el mismo plano se debe a que se formaron a partir de la misma nube de gas original, que giraba en una dirección en particular, creando nuestro Sol.

La imagen superior muestra el Cinturón de Kuiper y la Nube de Oort en el Sistema Solar exterior, un smog cósmico, una sopa de Oort del tamaño de algunas galaxias, que contiene el gas, el polvo, los planetesimales, los planetas y las estrellas enanas negras de masa sub-solar, en la que hay volúmenes donde de vez en cuando se ha producido una agregación de masa lo suficientemente grande como para formar una estrella funcional.

Fuente: The Daily Galaxy. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Investigadores explican sus teorías sobre los manchones brillantes de Ceres

El planeta enano Ceres, el objeto más grande del principal cinturón de asteroides, entre Marte y Júpiter, sorprendía hace unos meses a los científicos con la aparición en su superficie de unas intrigantes manchas blancas brillantes, de origen desconocido. Ahora, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar en Goettingen, Alemania, ha logrado arrojar luz sobre el misterio gracias a las imágenes obtenidas por la nave Dawn de la NASA

Las fotografías llegadas desde la nave Dawn han descubierto que aunque la superficie de este mundo es oscura como el asfalto, existen 130 manchas claras, con un brillo que varía desde el del hormigón al de un océano helado. Estas áreas brillantes suelen aparecer en cráteres de impacto. Las mediciones espectrales sugieren que probablemente están compuestas de sulfatos de magnesio hidratado, aunque otras composiciones son posibles. El estudio científico identificó este material brillante como una especie de sal. Un segundo estudio sugiere la detección de arcillas ricas en amoníaco, lo cual plantea interrogantes sobre cómo se formó Ceres.

Ceres tiene más de 130 áreas brillantes, y la mayoría de ellas están relacionados con cráteres de impacto. Los autores del estudio, dirigidos por Andreas Nathues en el Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar, Göttingen, Alemania, escriben que el material brillante es consistente con un tipo de sulfato de magnesio llamada hexahidrita. Un tipo diferente de sulfato de magnesio es familiar en la Tierra en forma de sal de Epsom.

Nathues y colegas, utilizando imágenes de cámara de encuadre de Dawn, sugieren que estas áreas ricas en sal se quedaron atrás al sublimarse el hielo de agua en el pasado. Los impactos de asteroides habrían desenterrado la mezcla de hielo y sal, dicen.

«La naturaleza global de los puntos brillantes en Ceres ‘sugiere que este mundo tiene una capa de subsuelo que contiene hielo de agua salobre'», dijo Nathues.

Las primeras manchas visualizadas poco antes de que la sonda Dawn llegara a su destino el pasado marzo se encuentran en el centro del cráter Occator, de 90 km de ancho y 4 de profundidad. En esa época se formularon todo tipo de hipótesis sobre su presencia: ¿serían volcanes? ¿Depósitos de sal? ¿Rocas aflorando a la superficie? ¿O masas de hielo?

Según explican los autores del nuevo estudio, que publica este miércoles la revista Nature, el piso de este cráter contiene un agujero central cubierto de material brillante que muestra evidencias de la sublimación de agua helada que provoca nubes de bruma, probablemente hechas de hielo y partículas de polvo, que aparecen y desaparecen a un ritmo diurno.

Se muestra al planeta enano Ceres en estas representaciones en falso color, que pone de relieve las diferencias en los materiales de superficie. Se utilizaron imágenes de la nave espacial Dawn de la NASA para crear una película de Ceres en rotación, seguido de una vista de sobrevuelo del Cráter Occator, sede del área más brillante de Ceres

 

 

Ya el pasado mayo la NASA adelantaba que los misteriosos puntos de luz sobre la superficie de Ceres podían deberse al «reflejo de la luz del Sol sobre un material altamente reflectante en la superficie, posiblemente hielo».

Estos resultados implican que Ceres es el primer cuerpo grande del principal cinturón de asteroides que muestra una actividad de sublimación como un cometa, lo que, para los investigadores, es consistente con la noción de que el hielo existe en muchos lugares del Sistema Solar.

Fuente: NASA. Aportado por Eduardo J. Carletti