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DIVULGACIÓN: Las lenguas humanas y sus orígenes

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Babel revisitada
por Marcelo Dos Santos (especial para Axxón)
www.mcds.com.ar

"Y vino una gran oscuridad, y grandes vientos
dispersaron las canoas hacia aquí y hacia allá.
La gente quedó separada, y algunos
fueron llevados muy lejos. Mucho tiempo después,
comenzaron a vagabundear para buscar a otros
pueblos, y encontraron que hablaban lenguas diferentes,
y ya no podían entenderse unos a otros".

Leyenda Kaska

"Toda la tierra tenía un solo idioma y las mismas palabras.
Pero aconteció que al emigrar del Oriente, encontraron
una llanura en la tierra de Sinar y se establecieron allí.
Y dijeron: 'Venid, edifiquémonos una ciudad y una torre
cuya cúspide llegue al cielo. Hagámonos un nombre, no
sea que nos dispersemos sobre la faz de toda la tierra'.
Yahvé descendió para ver la ciudad y la torre que
edificaban los hombres. Entonces dijo Yahvé: 'He aquí
que este pueblo está unido, y todos hablan el mismo
idioma. Esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora
nada les impedirá hacer lo que se proponen. Vamos,
pues, descendamos y confundamos allí su lenguaje, para
que nadie entienda lo que dice su compañero'. Así los
dispersó Yahvé de allí sobre la faz de toda la tierra, y
dejaron de edificar la ciudad".

Génesis 11:1-9

BABEL Y LAS CANOAS

Hacia 1393 a.C., un hombre llamado Moisés Faraón nació en Egipto. Su historia fue interesante, ya que de un pequeño bebé abandonado a las garras de la muerte llegó a ser el más importante patriarca del pueblo judío, su legislador, su organizador, su caudillo y su libertador.

No sólo condujo a los hebreos a la Tierra Prometida, sino que tenía trato directo con el Creador, quien lo convirtió en receptor de la Ley para transmitirla a todo el pueblo.

Corriendo el tiempo, cuenta la tradición que el propio Moisés terminó redactando los cinco primeros libros de la Biblia (el "Pentateuco"), a los que los judíos llaman, simplemente, "Torá" ("La Ley").

Y este buen hombre, destinado a ser el Rey del Nilo, recibió en cambio el encargo de convertirse en el Libertador, el Legislador y el Organizador del pueblo hebreo, nuestros remotos ancestros culturales y filosóficos.

Y así se hizo: Moisés liberó a los judíos de la esclavitud, y, ya maduro, los condujo a la Tierra Prometida.

En uno de los libros de la Torá, se explica brevemente la diversidad de los idiomas, bajo la forma de una maldición de Dios para castigar el pecado de soberbia de los hombres.

En la otra leyenda que abre este artículo -acaso más ajustada a la realidad- los indios Kaska de la nación Atabaska del Canadá explican las diferencias entre las lenguas mediante una larga separación y un posterior reencuentro.


Muchos siglos después, sigue resultándonos increíble la maravillosa diversidad de las lenguas humanas. ¿Cómo llegaron a existir tantos idiomas y tan diferentes unos de otros? Todas las lenguas se basan en una misma lógica, que es la lógica del cerebro humano. Si esto es así, ¿por qué tenemos el Japonés y el Polinesio, el Castellano y el Magyar, el Inuit y el Italiano? Misma lógica, misma anatomía del aparato fonador. ¿Por qué esta vocinglera confusión abigarrada?

Acaso sea interesante volver sobre los pasos de las canoas atabaskas, o volver a visitar la Babel bíblica, un instante antes de que el Todopoderoso decidiera diversificar los idiomas del orgulloso ser humano.


JUDÍOS, CABALLOS Y ADN

La historia de las lenguas está relacionada, como es obvio, con la historia del Hombre. No existe la una sin el otro (ningún animal puede hablar) ni viceversa (si una especie no posee lenguaje verbal, no es humana).

La lengua humana, pues, apareció junto con el Hombre: en otras palabras, mientras los miembros más primitivos del género Homo no pudieron hablar y entender, no fueron verdaderas personas. Pues: ¿cómo podría transmitirse una tecnología si no es a través de una lengua? ¿Cómo se conservarían las tradiciones, los parentescos, las raíces culturales? Sólo a través de los idiomas, de nuestras nobles y versátiles lenguas humanas.


Este artículo trata, específicamente, de la genealogía de los idiomas. Y, como es lógico, la suya es tan enrevesada y complicada como la mismísima genealogía de los hombres.

Acaso con algunos ejemplos esto se comprenda mejor.

En 1985 nació mi primer hijo. Sus ancestros provenían, por parte de padre, del norte de Portugal. Mi abuelo paterno nació en Braga, muy cerca del límite con Galicia. Mi abuela paterna era descendiente de vascos de Bilbo. Mi abuelo materno, de Cantabria, cerca de Castro-Urdiales. Mi abuela materna, descendiente de genoveses, piamonteses y toscanos. En lo que respecta a mis hijos, ésa es solamente su ascendencia paterna. Por parte de madre, tienen también piamonteses y toscanos, belgas flamencos, italianos de lengua albanesa y sabe Dios qué más. ¡Y que conste que sólo me estoy remontando a sus bisabuelos o tatarabuelos!

Si hablamos de gente más famosa o más importante, el grado de complejidad de su ascendencia es igual o peor que la suya o la mía. Guillermo el Conquistador, el célebre vencedor de Harold en Hastings, llegó a ser rey de Inglaterra pero era en realidad un francés de Bretaña. Sus antepasados, sin embargo, habían invadido Francia desde Noruega menos de 200 años antes. Un rey inglés, de nacionalidad francesa y descendiente de vikingos escandinavos. Pero no es todo.

Los anglosajones de Harold, destruidos por Guillermo en 1066, provenían de las estepas del Asia Central. Eran anglosajones. Sí. El origen de la sangre sajona está en lo que hoy es, más o menos, Armenia.

Pero Gran Bretaña no es sólo Inglaterra. Se cree que los reyes celtas de Irlanda provienen de las estepas ucranianas, alrededor de las riberas del Mar Negro. Sus tradiciones los muestran viniendo en barco. ¿Ridículo? Ningún científico serio lo ve absurdo. El estaño que los celtas irlandeses importaban se lo vendían los fenicios y lo transportaban por mar. Y lo hicieron desde antes de que los celtas llegaran a Irlanda. Quienesquiera que fuesen los habitantes primitivos de las Islas Británicas (pictos o marcianos) ya importaban estaño de los fenicios. Los celtas sólo mantuvieron un proveedor que se había mostrado eficiente en el pasado.

¿Por qué se movía tanto aquella gente? Lo mismo daría preguntarse por qué se movieron tanto los españoles y los italianos a principios del siglo pasado. Cuando una cultura se vuelve fuerte militar o tecnológicamente, normalmente necesita expandirse. Es por ello que los vikingos invadieron Portugal en el siglo X, o los árabes España en el VIII. También las guerras o las hambrunas o todo tipo de desastres humanos o naturales impulsan movimientos migratorios, inclusive a la otra punta del mundo. Los italianos llegaron aquí en 1915 escapando del hambre: los españoles, del feudalismo de su país primero y de la espantosa Guerra Civil después. Todos traían sus herencias culturales. Y la más importante de todas (por no decir la única importante): su lengua.


Imaginen a mis hijos: hablan la lengua de Cervantes sólo por casualidad. Pudieron hablar portugués, lengua latina casi idéntica al Bajo Latín de las provincias. Pudieron hablar xeneixe, el dialecto genovés; o toscano, o piamontés. Incluso italiano, la menos italiana de las lenguas peninsulares. Pudieron hablar flamenco, un idioma sajón muy parecido al holandés y derivado del alemán. Pudieron hablar albanés, lengua eslava emparentada con el Serbiocroata y el Checo. Pero hablan castellano, vaya por Dios. Como demostramos que pudieron hablar cualquier idioma, convengamos en que mis hijos pudieron ser también de cualquier religión: los árabes, judíos y cristianos convivieron en España y Portugal desde la invasión árabe de 711. Judíos y cristianos, desde mucho antes. De hecho, cuando los romanos llegaron a España en tiempos de Quinto Flacco, se sorprendieron mucho de encontrar el país lleno de judíos (que se llamaban a sí mismos sefardim) y que convivían tan campantes con los celtas y los íberos. Después, las tres razas se separaron, justo el año del Descubrimiento: en efecto, en 1492 Colón redescubrió América, los Reyes Católicos emitieron el Decreto de Expulsión de los judíos, y el ejército de la Reconquista terminó definitivamente con el dominio musulmán de la península.

Es obvio que la mayoría de los judíos no se dejó expulsar: simplemente se convirtieron. Muchos musulmanes también (es decir casi todos). Tanto unos como otros tomaron nombres cristianos y abandonaron las juderías y los alcázares para mezclarse con los españoles. ¿Puede algún hijo de españoles o portugueses asegurar que es un cristiano de pura cepa? La respuesta es no.


Pero vayamos hacia el pasado, hacia el origen de todo.

Hubo unos tipos en China que se llamaban Tocarianos. Estos antiguos habitantes eran blancos y sus motivos culturales y pictóricos son, punto por punto, similares a los de los celtas irlandeses. Casualmente, la tradición de los descendientes de estos Tocarianos dice que provienen de las estepas del Asia Central. Concretamente, de Ucrania.

¿Cómo es posible?

Es sencillo. Como las clases acomodadas, las elites, avanzan tecnológicamente mucho más rápido que los pobres, los nuevos logros técnicos siempre ganan en la carrera contra las migraciones poblacionales, que típicamente están formadas por los más desposeídos.

En otras palabras: unos hombres, en Europa Oriental, aprendieron a domesticar el caballo más o menos en el siglo XX antes de Cristo. Los caballos pertenecían, es claro, a los jefes de ese pueblo. Por lo tanto, en unos pocos siglos, la élite dominante de la raza de los jinetes pudo distribuir su lengua por todo el mundo conocido. La migración de los pobres de su país llegó a Portugal, pongamos, un milenio después. ¿Qué se encontraron? A unos hombres a caballo (del que ellos carecían) que hablaban el lenguaje de sus antiguos señores (que ellos habían olvidado). La ventaja tecnológica siempre le gana a la migración de los hambrientos. Además, también ocurrió que esos "Señores de los Caballos" llegaron, por ejemplo, a Portugal, y dejaron a los portugueses encantados con esos enormes, útiles y temibles animales que les traían. Y, se sabe, un pueblo atrasado suele adquirir la tecnología y la lengua del pueblo avanzado que lo "visita" (por no decir lo invade). ¿O el lugar donde usted está leyendo este trabajo no se llama Internet y el equipo donde lo hace no se llama acaso PC? Lamento desilusionarlo. Ninguna de las dos son parte de su idioma, sino del de los que nos trajeron los espejitos. Como a los portugueses prehistóricos.


Y los jinetes europeos ni siquiera fueron los primeros. Hubo otros muchachos, mucho antes, que aprendieron a producir bronce en el Sudeste Asiático. ¿Cómo decirlo? Los inventores de la escritura y de la civilización occidental, los Sumerios, recibieron la tecnología del bronce y su lengua de este ignoto pueblo asiático. Su tradición lingüística desapareció, pero el bronce no (era demasiado útil para hacer armas) y esa tecnología derivó, a su tiempo, en el trabajo del hierro, en usted, yo e Internet.

Queda, por supuesto, por determinar de dónde llegó a la Mesopotamia la lengua que hoy llamamos Sumerio o Protosumerio. ¿Acaso de la India? ¿Tal vez de las mismas estepas donde se enlazaron y civilizaron los primeros caballos?


Aunque el género Homo es muy antiguo, el Hombre moderno (Homo sapiens sp. sapiens) es bastante reciente: apareció en África en los últimos siglos del Pleistoceno. ¿Qué pasó con nuestros viejos amigos, H. sapiens cromagnonensis y H. sapiens neanderthalensis? ¿Los devoramos? ¿Los destrozamos? ¿O pasó lo del portugués y el estepario dueño de bellos ejemplares hípicos? La pregunta no tiene mucho sentido: si un extraterrestre viniera hoy a visitarnos, sería muy difícil explicarle por qué los descendientes de indígenas sudamericanos provienen, étnicamente, de grupos mongoles, pero sin embargo hablan castellano o portugués, lenguas descendientes del Latín de los antiguos romanos.

Aunque no tenga sentido, los científicos insisten en repetirse la misma pregunta una y otra vez, y los resultados son, como mínimo, raros. Hay dos clases de evidencia contrapuesta:

  1. Los nuevos análisis de ADNmit (ADN mitocondrial) demuestran sin asomo de dudas que los Neanderthales y Cromagnones ya no están entre nosotros. Todos los seres humanos que vivimos hoy tenemos en nuestros cuerpos el ADN de la célebre "Eva Africana", y ni una brizna de alguna desconocida "Eva Cromagnon o Neanderthal Europea". Por lo que respecta a la genética, Cromagnon y Neanderthal están tan muertos como la Luna.
  2. Sin embargo, los antropólogos y paleontólogos no están muy de acuerdo con los genetistas. Si nos referimos a fósiles humanos de un par de millones de años de antigüedad, la estructura ósea de los africanos es muy distinta, por ejemplo, de los encontrados en China. Y, casualmente, esas diferencias son exactamente las mismas que las que hay entre los huesos de, digamos, Michael Jordan y Ho Chi Minh. Las divergencias morfológicas de los esqueletos ancestrales se repiten en nuestros huesos, hoy en día.

La evidencia es ambigua y la teoría es más ambigua aún. Si bien todos llevamos en las células los genes de una sola mujer, es obvio que esta señora no era la única mujer fértil en esa África de hace 100.000 años. Y casi todas ellas dejaron descendientes. ¿Qué puede haber ocurrido?

Un grupo de hombres inteligentes hizo el siguiente experimento: hicieron el seguimiendo de los genes de Carlomagno. Se registraron varios cientos de miles de mapas genéticos de estudiantes franceses, y se compararon con la genética del rey carolingio. Se descubrió que la línea femenina de Carlomagno (expresada en su cromosoma Y) desapareció de la faz de la Tierra con la muerte de William de Burgh, 4º Conde del Ulster. Este caballero irlandés fue el último ser humano cuyas células llevaron un cromosoma Y de Carlomagno. Sin embargo, se comprobó que casi 4 millones de franceses (es decir, algo así como el 7% de la población) poseen ADN del soberano francés. La respuesta es simple: si bien el cromosoma Y de Carlomagno fue destruido en la Irlanda del siglo XIV, el monarca tenía otros 45 cromosomas que dejaron una clarísima impronta en la población de su país, sin importar los siglos transcurridos desde la extinción de su linaje.


Así como el ADNmit de la Eva Africana sobrevive en todos nosotros y se puede rastrear en cada ser humano vivo actualmente, muchos de los cromosomas humanos provienen de cualquiera de los demás seres humanos vivos en aquellos tiempos, sólo que no tenemos contra qué compararlos.

De la misma manera en que unos genes nuevos reemplazaron a los antiguos y originales (por cierto que Eva no vivía en Europa, aunque los europeos tenemos su ADN igual que cualquier africano), los idiomas se reemplazan unos a otros por razones que pueden parecer increíbles y misteriosas.

El sentido común indica que, así como la madre transmite su ADNmit a sus hijos, también les enseña su lengua, que no por nada se llama "lengua materna".

Cuando los romanos invadieron la Europa celta el Bajo Latín reemplazó de inmediato a las lenguas celtas, que a su vez, poco tiempo antes, habían reemplazado a los idiomas indígenas. ¿Es que las madres celtas enseñaban a sus hijos el Latín en vez de su propio lenguaje?

Hay, en realidad, una fuerte presión sociocultural para que los niños aprendan el idioma de las élites dominantes. Usted no envía a sus hijos a aprender sueco ni quichua, imagino, sino inglés. Del mismo modo, las madres celtas del siglo I enseñaban a sus hijos el Latín, porque los romanos cumplieron en aquel mundo el mismo papel que los norteamericanos hoy, y César, Adriano y Antonino Pío fueron los Harry Truman, Jack Kennedy y George Walker Bush de la Antigüedad. A tal punto es fuerte este impulso que los idiomas celtas reemplazaron a todas las lenguas de Europa Occidental antes de ser a su vez barridos por el Latín. La única lengua prerromana y precelta que sobrevive en la actualidad es el Vasco, Vascuence, Basko, Euskera o Euskara, de origen desconocido.

Siguiendo el mismo razonamiento, los señores siempre han tenido mayores posibilidades de llegar a viejos, medrar y reproducirse que los campesinos hambrientos e iletrados, y ése es el motivo de que casi el 10% de los franceses desciendan de Carlomagno y nadie, que sepamos, de los artesanos o mozos de cordel contemporáneos de aquel rey.


EL INDOEUROPEO, PADRE DE LENGUAS

Si reconstruir la historia humana es difícil, la genealogía de las lenguas prehistóricas es una tarea ciclópea y casi imposible. Tenemos pistas, por supuesto, pero de allí a los hechos comprobados hay un universo de distancia.

Podemos identificar, mediante el sentido común, la lengua primitiva de los aborígenes australianos, relacionarla con la de los negritos melanesios (basándonos en criterios etnográficos más que lingüísticos) y afirmar que ella es el antepasado del actual idioma aborigen australiano.

Si hemos demostrado que los mongoles atravesaron el Estrecho de Behring y se convirtieron, andando el tiempo, en los indios americanos, es obvio que la lengua que trajeron puede ser definida como Protoamerindio, considerada ancestro común de todas las lenguas indias y derivada de alguna lengua mongola. Si bien el ona, por ejemplo, poco o nada tiene que ver con el quichua o con el cherokee, Greenberg y Ruhnen han demostrado un grupo de pronombres comunes en todas las lenguas indias americanas que tienden a señalar un ancestro común. Muy poco, casi nada más.

Y estamos hablando de sólo 4, 5 ó 10 mil años... ¿Cómo serían las lenguas de 15, 20 ó 35 mil años de antigüedad, las lenguas del Pleistoceno tardío, los idiomas con los que el Hombre se hizo Hombre?

Algunos indicios (pocos pero firmes) indicarían que todas las lenguas humanas provienen de la Cultura Magdaliense de Asia, un grupo humano que floreció por toda Eurasia hace unos 15 ó 20 mil años...


Por aquellos tiempos, un grupo de lenguajes, a los que llamamos Dene-caucásicos o Cauco-siníticos, dominaron el Norte de Asia.

Como la misma tecnología lítica que campeaba por aquella zona se extendió luego por toda América, es razonable pensar que el lenguaje de aquellos pueblos también lo hizo. Parece ser que los caucásicos, más fuertes, presionaron a los protoamerindios y los persiguieron fuera de Asia, entrando a América. Nada queda hoy de los protoamerindios en Asia. Sólo los audaces (y más veloces) que pudieron mantenerse delante de los caucásicos lograron sobrevivir. Sus descendientes son, hoy, los indios americanos.

Una vez expulsados los amerindios, los caucásicos sufrieron, a su vez, lo mismo que ellos hicieron padecer a los antepasados de Gerónimo y Atahualpa: los euroasiáticos los invadieron y los obligaron a emigrar. Este puede ser el motivo de que haya algunas "bolsas" de lenguajes caucasianos en el norte de China, por ejemplo.

Si ellos fueron tan fuertes y avanzados, ¿por qué fueron derrotados tan rápido por los euroasiáticos?

Algunos investigadores especulan con que la domesticación del lobo (el perro) fue la ventaja con que contaron los nuevos dominadores de Eurasia. El perro, invalorable en la caza y en la guerra, se encuentra asociado con múltiples enterramientos euroasiáticos pero nunca se han encontrado huesos de perro junto a restos humanos caucásicos de aquella época.


Luego de todas estas invasiones y contrainvasiones, muy pronto un grupo de lenguas desplazó a todas las demás y se volvió dominante en toda Europa y gran parte de Asia: la llamamos una "subfamilia" de la familia Euroasiática y su nombre es "Subfamilia Indoeuropea".

Sabemos que el Euroasiático se desprendió de las lenguas Afroasiáticas hace unos 15 mil años, y que su hijo, el Indoeuropeo, era la lengua de aquellos primeros criadores de caballos que tanto deben haber sorprendido a mis ancestros portugueses.

Imagínese el cuadro: la agricultura sin caballos produce sociedades más o menos igualitarias y sedentarias, mientras que la posesión de grandes caballos de guerra tiende a hacer sociedades agresivas, de castas bien diferenciadas (los dueños de los caballos y los otros) y seminómadas, porque el vehículo recién domesticado les otorga una enorme, portentosa movilidad.

Este pueblo, los Kurganos, llevó sus animales, su sistema de castas y su agresividad por toda Asia y Europa. Impuso las divisiones sociales en la India, Grecia y las estepas. Llevó sus dioses hasta la mismísima Italia. Y su lengua. Entre paréntesis, el nombre del pueblo es el mismo que el de las estepas donde vivieron: el Kirguistán.


La lengua indoeuropea dominó Europa mucho antes de que apareciesen los romanos, y sus idiomas descendientes conquistaron el resto del mundo luego del descubrimiento de Colón.

Se sospecha que el Indoeuropeo comenzó a separarse en diversas lenguas hace unos cinco milenios, lo cual es nada en términos geológicos, pero una eternidad en el campo de la evolución lingüística.

Tanto se diferencian las lenguas en un par de milenios que, aunque parezca increíble, los nombres de los números en Castellano e Inglés derivan ambos de los nombres indoeuropeos de los números.

Aunque parezca increíble, el Castellano cinco y el Inglés five provienen de la misma palabra Indoeuropea, penk´e:

La explicación de que dos palabras tan distintas tengan un antepasado común estriba en uno de los mecanismos básicos de la evolución de los idiomas: la mutación consonántica.

El indoeuropeo pen´ke tenía dos consonantes diferentes, p y k. Sin embargo, las palabras muy usuales y que deben decirse rápidamente (los nombres de los numerales caen de lleno en esta categoría) tienden a llevar dos consonantes iguales en aras de la facilidad de pronunciación. La realidad aquí fue que los celtas y sajones eligieron dejar la palabra con dos p (de allí penpe), mientras que los prerromanos elijieron duplicar la k (kenke o kinke en vez de penpe o pimpe). Más tarde, las p sajonas se convirtieron en f y v, pero las latinas dieron en acabar como cs) y c (pronunciada k). De ahí la aparente diferencia entre five y cinco. Sin embargo, se trata de la misma palabra. Sólo se tomaron decisiones diferentes respecto de qué letra conservar y cuál abandonar.


Nuestros ya conocidos Kurganos no se limitaron a llevar su lengua y sus parejeros por toda Europa: también habían domesticado las vacas y las ovejas y habían descubierto cómo cultivar la cebada. Quiere decir que difundieron, junto con los caballos, la lana, el queso y la cerveza. También inventaron las cuerdas de cuero y el hacha de combate. Más importante aún, la movilidad de sus ejércitos, con guerreros a caballo y suministros transportados por carros de bueyes, fue algo nunca visto y que cambió el aspecto del planeta. No es sorprendente que hayan conquistado todo el mundo conocido en un tiempo increíblemente corto.


Guerrero Kurgano
en la visión de un artista

A pesar de que no se movilizaban al estilo de los grandes imperios posteriores (en rigor no eran un gran imperio, sino pequeñas bandas de desarrapados aventureros en lugar de gigantescas falanges o legiones organizadas) el impacto cultural de los Kurganos fue, si cabe, más importante todavía que el tecnológico: en lugar de someter a sus enemigos por medio de las armas, descubrieron que la "absorción cultural" era muchísimo más efectiva. Además de compartir sus logros técnicos, "obsequiaban" a sus vecinos su lengua, su sistema agrario y las ventajas de vivir como los conquistadores.

Para muestra basta un botón: los daneses (por aquellos tiempos, conocidos por los antropólogos como Cultura de Ertebolle) resistieron a la revolución neolítica durante siglos y siglos, pero ¡comenzaron a cultivar la cebada apenas aprendieron de los Kurganos la receta de la cerveza!


UNA CRONOLOGÍA MÁS BIEN INÚTIL

El matemático y experto en algoritmos de computación James Dow Allen (en cuyos trabajos sobre los diagramas de flujo genealógicos de las lenguas se basa mayormente el presente artículo) cree que la pregunta es, sin embargo: ¿por qué los celtas, escandinavos o indios aprendieron el lenguaje de los Kurganos y no a la inversa? Los Kurganos, un pueblo libre y viajero, daban la bienvenida a los recién llegados, y posiblemente hubiesen aceptado con beneplácito nuevas adiciones lingüísticas. Los granjeros primitivos a los que ellos conquistaron, en cambio, constituían sociedades homogéneas y conservadoras, poco inclinadas a aceptar a los extranjeros y menos aún a aprender su lengua.

¿Cómo podemos describir, entonces, la evolución de las lenguas occidentales a partir del idioma de los Kurganos?

Intentemos, siguiendo a Allen, una breve cronología lingüística, con algunas referencias a la historia y la técnica:

En 7000 a.C. se introduce la agricultura en la Europa Meridional.

En 5500 a.C. se expande a Europa Central.

En 4500 a.C., el lenguaje Hitita se separó del Indoeuropeo.

En 3500 a.C. los carros y los bueyes son introducidos en Ucrania. Esto se sabe porque tanto la rama Germánica como Tocariana tienen palabras para "rueda" que son descendientes del Indoeuropeo. En esta lengua, "rueda" se dice kwe-kwlo. Compárese con el Inglés wheel.

En 3000 a.C. el Griego, el Balto-Eslavo y el Indoario se separaron a su vez. Sabemos que la separación es reciente porque los tres se encuentran estrechamente emparentados, o sea, no han tenido tiempo de divergir demasiado. Por esta época también el Tocariano y el Europeo Occidental se separaron del Indo-Eslavo-Griego.

En 2200 a.C. el pueblo de lengua Aquea invade Grecia.


Todos los científicos serios admiten que los Kurganos son los antepasados comunes (genéticos y lingüísticos) de los Indoarios, los Griegos, los Armenios y los Balto-Eslavos. No se conoce con certeza el origen de los Italianos, Celtas y Germanos, pero es muy posible que nuestros criadores de caballos también hayan tenido aquí mucho que ver.


Estepas del Kirguistán

Una teoría bastante aceptada indica que la migración de los Indoeuropeos en Europa Central dio origen a los Germanos (en 3000 a.C), a los Balto-Eslavos y a los Italianos y Celtas cerca de 2500.

Sin embargo, hay indicios que señalan que una "ola" lingüística anterior al Indoeuropeo (llamada "Europeo Antiguo") llegó a Europa desde el Medio Oriente milenios antes de la introducción del caballo. Si esto es cierto, es muy posible que los idiomas preindoeuropeos como el Etrusco o el Pelasgo hayan sido sus últimos restos.

Hay lenguas todavía más antiguas: el Euskera Vasco es anterior incluso al Europeo antiguo, y algunos lingüistas sitúan sus orígenes en Asia Central o el norte de África.


INDOEUROPEO... ¿INDIO O EUROPEO?

La relación entre el Indoeuropeo y el Europeo Antiguo no está del todo clara: hay quienes sostienen que el último es hermano o padre del primero. Esta idea implica que los Kurganos llegaron a Ucrania desde el Oeste y no desde el Este. La teoría se basa en el análisis lingüístico: En la parte norte de Asia Central, el Indoeuropeo parece haber "tomado prestados" vocablos del Urálico y del Caucásico, y, si nos circunscribimos a las ramas occidentales, también del Europeo Antiguo. En el Asia Menor, el Indoeuropeo parece haber "robado" palabras semíticas. De hecho, el sustrato original del Indoeuropeo es Semítico: "toro", "cabra", "chivo", "estrella", "vino", "siete", son todas palabras semíticas.

Las fechas de esta nueva visión son aún anteriores a las que hemos descripto arriba, y las migraciones son algo diferentes: mientras un grupo humano se movía al SE para convertirse en Hititas, otro se convertía en Germánico yendo al norte; los que iban al Este generaban los Tocarianos y Kurganos, mientras que en Europa Central surgían los Itálicos y Celtas. Según esto, los Kurganos siguen siendo los padres del Indoeuropeo, pero las ramas occidentales (Germánica, Celta, Itálica) ya estaban naciendo en Europa Central antes de que los criadores de caballos llegaran allí.

Si el Indoeuropeo apareció en el noroeste de Asia, la gran pregunta que se suscita sería: ¿por qué los Hititas, que terminaron conquistando toda la Mesopotamia, tenían un respaldo cultural claramente basado en los Kurganos, pero su lengua era tan diferente de la de ellos? Esto implica que el Hitita se diferenció del Indoeuropeo muy temprano, tanto como 4500 años a.C., o incluso antes. La cultura del noroeste de Asia era mesolítica por aquellos tiempos. No había caballos, bronce ni agricultura.

La lógica indica que si los Indoeuropeos atravesaron Europa antes de que las ramas orientales (Tocariana, Indoirania, Hitita y Armenia) se separaran, las ramas occidentales deben compartir palabras con el Tocariano y el Indoiranio. Si no fue así, las ramas occidentales deben compartir un sustrato común totalmente ajeno al Tocariano y al Indoiranio.


Las lenguas Indoeuropeas

Las pruebas indican que sí hay un vocabulario común entre ellas, aunque muchas de las palabras admiten otra explicación

Sea como sea, no existe duda alguna de que todos los lenguajes europeos provienen de la familia Euroasiática, con la única excepción del Vasco.

No hay duda, tampoco, de que muchos milenios atrás hubo otra familia en Europa, pero hoy todos sus representantes han desaparecido. Por otra parte, en la India existen, hoy, lenguajes pertenecientes a más de 20 familias, y también el extraño Nahali, que, como el Vasco en Europa, no pertenece a ninguna de ellas. ¿Se diversificaron las lenguas Indias de un ancestro común? No, todo lo contrario: hace milenios, la diversidad era aún mayor que hoy. Lo que sucede es que muchas de las ramas y familias se han extinguido, simplificando en gran medida el panorama.


Cuando un grupo humano adquiere una nueva lengua, a menudo retiene el vocabulario y otras características lingüísticas de su idioma anterior. Los lingüistas pueden (mediante el cuidadoso análisis de las características de un idioma) aislar esas antiguas tradiciones e incluso ordenarlas cronológicamente.

La tradición cultural predominante en la India actual proviene de los Arios Védicos. Los Arios aparecieron algunos siglos después de la caída de la Civilización del Valle del Indo. Tanto el Hinduísmo como su sistema de castas pueden ser rastreados hasta los Arios. Su lengua, libre de toda controversia, fue Indoeuropea, y evolucionó hasta producir su lenguaje escrito, el Sánscrito.


El alfabeto Sánscrito

¿De dónde vinieron los Arios? Sus propias tradiciones decían que habían llegado desde la India Oriental, de lo cual, sin embargo, hay muy pocas evidencias históricas y arqueológicas.

Hayan venido de donde hayan venido, los invasores Arios entregaron a la India una nueva religión y una nueva lengua, pero las antiguas tradiciones fueron modificadas, no desplazadas.


El Valle del Indo, hoy

Sin embargo, existe una ciencia en particular que puede explicar sin ambigüedades de dónde salieron los Arios, y esa ciencia es la lingüística. El idioma Ario es tan similar al Griego y al Eslavo que no pueden haber abandonado la patria Indoeuropea antes de 3000 a.C., y posiblemente mucho después.

Hay dos posibilidades para explicar esto: o bien la nueva lengua llegó a través del oeste de la India durante la Civilización del Indo, o bien la India misma es el hogar primigenio de las lenguas Indoeuropeas. Éste último caso entra en conflicto con la evidencia lingüística, pero es posible imaginar la primera opción: pequeños grupos de guerreros del noroeste de Asia entrando en la India con su superior tecnología militar (caballos, carros de guerra, armas de acero) y llegando a dominar en poco tiempo al subcontinente entero. Este proceso ocurrió muy pocos siglos antes de la conquista de Europa Occidental por parte de los Celtas, pero, al contrario de los Celtas (orgullosos de sus orígenes asiáticos), los Arios se vieron tan superados en número por los Indios indígenas que deben haber decidido ocultar su origen extranjero, incluso inventando una nueva religión que los ayudara a ello.

Los primeros invasores Arios deben haber coexistido con la Civilización del Indo, con la ola principal de la migración llegando justo a tiempo o poco después de la caída de esta última. El hecho de que una civilización tan magnífica haya caído y desaparecido de manera tan completa parece sugerir que los Arios representaron una influencia negativa para los Indos, aunque no hay ninguna evidencia de que hayan provocado ese colapso. De hecho, la misma circunstancia de una "invasión" puede ser puesta en duda fácilmente.

No hay registro histórico de tal invasión, y la "firma de ADN", tan característica de las invasiones y migraciones prehistóricas, está completamente ausente del norte de la India.

Podemos imaginar que pequeños contingentes de guerreros varones cruzaron poco a poco las montañas del Hindú Kush dejando a sus mujeres en el país de origen, ya que, si las hubiesen llevado, la influencia femenina (o enseñanza de la "lengua materna") hubiese reemplazado totalmente, en unas pocas generaciones, a las lenguas indígenas. Esto, sin embargo, no se verifica en el norte de la India. Lo único seguro es que, de algún modo, los Arios consiguieron reemplazar a las antiguas religiones por el Hinduísmo, y que impusieron el sistema de castas en la sociedad india.


Las migraciones del Indoeuropeo

Por ello, la principal herramienta que nos hace pensar que los Arios efectivamente invadieron la India es la comparación lingüística: cuando se comparan el Balto-Eslavo con el Indoiranio, se encuentra que utilizaban las mismas palabras para designar a todos los animales domésticos y los cultivos. Sin embargo, los objetos comunes en zonas tropicales se indican con palabras muy diferentes.

Esto demuestra que los Arios Indoiranios vinieron de una zona más templada (concretamente de Medio Oriente), ya que por supuesto los pueblos Bálticos y Eslavos no vinieron de la India tropical.


La diversidad lingüística es mayor en los lugares donde las lenguas han vivido más tiempo. Hoy sabemos, por ejemplo, que la patria original de los Polinesios fue la isla de Formosa (Taiwán). La evidencia arqueológica falta por completo, pero se ha demostrado que la diversidad lingüística de Formosa es mucho mayor por sí sola que la de todos los demás lenguajes Austronesios sumados.

Por el contrario, la falta de diversidad de los idiomas de la rama Índica del Indoeuropeo demuestran que la India no fue el país donde se originaron: si así fuera, las diferencias serían enormes. A tal punto se parecen, que el Parsi (Persa de Irán) es parte de la misma subfamilia que el Índico.


EVOLUCIÓN, EVOLUCIÓN Y MÁS... ¡EVOLUCIÓN!

Boca Juniors le gana a River; River le gana a Independiente; posteriormente Independiente le gana a Boca Juniors. ¿Cuál de los tres es el mejor equipo?

Los cambios lingüísticos que producen e impulsan la diversificación y evolución de los lenguajes son predecibles.

Una comparación clásica de estos cambios puede resumirse así: El agua fluye hacia abajo, las lenguas se relajan. Así como no esperaríamos que el agua suba una pendiente, nunca esperaríamos que una lengua se vuelva más dificultosa, estricta y difícil de pronunciar. Más bien, vemos lo contrario todos los días.

Las lenguas tienden a relajarse, a simplificarse. No es sorprendente que en vez de "de éstos" pronunciemos "déstos". En vez de "mosca" decimos "mojca" y en vez de "sincicio" pronunciemos "sinsisio". Los santafesinos "se comen las eses" y casi todos suelen exclamar "¿idiái?" por "¿y de ahí?".

La "relajación" de las lenguas tiene un aspecto lingüístico y un correlato físico: implica tanto la relajación de las normas fonológicas y gramaticales como la relajación física de las cuerdas vocales, labios y lengua.

Así, podemos deducir que el Castellano "padre" y el Inglés "father" son equivalentes, pero que "padre" es más parecido al antepasado común (es mucho más "dura" y difícil de pronunciar que "father"). Las transformaciones p à f y d à th son muchísimo más comunes que sus inversas: las lenguas humanas siempre tienden a la relajación.

De igual manera, las formas gramaticales tienden a simplificarse. Los artículos definidos alemanes der, das, die, dem y den se transformaron en el único artículo inglés the.

Un fenómeno común en el Alemán es el hecho de cambiar los sonidos dentro de una palabra para indicar los distintos casos. Esto se llama "gramática inflectiva". En el Inglés, mucho más simple, se usan palabras aisladas y fijas, que toman el papel de inflexiones de caso. Esto se llama "aislación". El Alemán y el Inglés son idiomas genéticamente muy cercanos: una comparación del Latín con el Inglés muestra mucho más claramente este tipo de evolución inflexión à aislación.

Si comparamos, por ejemplo, cualquier lengua europea (el Griego, por ejemplo) con su antepasado el Indoeuropeo, veremos que siempre éste tiene muchos más casos y modos que su descendiente, sea cual sea el que se tome como ejemplo.

Esto nos conduce a la siguiente paradoja aparente:

Si las lenguas inflectivas tienden siempre a relajarse hacia formas aisladas, ¿no tendrían que haber desaparecido todas las lenguas inflectivas, después de los milenios transcurridos? El Indoeuropeo se desarrolló a partir de lenguas mucho más antiguas, que de por sí deberían haber perdido sus inflexiones hacía mucho. ¿De dónde salieron, entonces, las inflexiones del Indoeuropeo?

La realidad (y la solución a nuestra paradoja) es que la gramática aislacionista es inestable, y tiene sus propios mecanismos de evolución. Cuando las formas inflexionadas se convierten en palabras aisladas o individuales, se pierde su significado, pero el vocabulario resultante, compuesto de palabras fijas (que no se inflexionan), comienza a combinarse para formar palabras nuevas que restauran el significado de la inflexión perdida. La combinación de palabras aisladas en nuevos términos más complejos se llama "aglutinación".

Cuando una lengua comienza a convertirse en aglutinante, es obvio que las frases se vuelven más largas y complicadas: por consecuencia, como las lenguas tienden siempre a la simplificación, las oraciones largas comienzan a pronunciarse en las formas más simples posibles, a efectos de abreviarlas.

Veamos algunos ejemplos:

En Castellano, la oración de seis sílabas "¿Cómo está usted?" se pronuncia en sólo cuatro: "¿Comuestáusté?". Posiblemente el ejemplo extremo sea el Francés: "Qu´est-ce que c´est?", de catorce letras, se pronuncia "keskecé", de tan sólo siete.

La relajación extrema en las lenguas aglutinantes va transformándolas, poco a poco, en lenguas inflectivas.

Hemos vuelto al principio del ciclo, y todo gracias a la tendencia a la relajación.

Este increíble círculo:

Lengua inflectiva à aislacionista à aglutinante à inflectiva

explica de dónde salieron las inflectivas que nosotros consideramos "originales": de unas lenguas aglutinantes aún más antiguas, y así sucesivamente hasta el infinito.

Nada de esto es automático ni está "reglamentado" cuándo, cómo ni dónde debe producirse el proceso evolutivo. Algunas lenguas han cambiado muy rápido, y otras no se han modificado, conservando, por ejemplo, su naturaleza inflectiva durante varios miles de años. Pero se demuestra de esta forma que ningún sistema es superior a los otros dos, manteniéndose un equilibrio tripartito que brinda variedad y riqueza a las lenguas humanas. De esa manera, no importa si usted gusta de River, Boca o Independiente. Como sucesivamente se derrotan unos a otros describiendo un ciclo, el equilibrio trinitario siempre se mantiene.


LA RUEDA DEL KARMA

A pesar de los puntos oscuros que aún quedan en el cuadro que acabamos de trazar acerca de la evolución de las lenguas humanas, la Babel Revisitada sigue siendo un apasionante tema de estudio y de imaginación.

El giro permanente del desarrollo lingüístico, cambiando a las lenguas de familia y transformándose de un tipo en otro, mantendrá la diversidad idiomática por más que algunos lenguajes parezcan, en un momento u otro de la Historia, tener preeminencia universal y ser "lingua franca" aparentemente inconmovible.

Como decíamos al principio, las lenguas humanas dependen de la lógica del cerebro humano, y la lógica del cerebro humano consiste en, primordialmente, evolucionar todo el tiempo, cambiar, abandonar los cambios y... ¡cambiar de lógica!

Es por ello que la Rueda del Karma de las Lenguas seguirá rotando, mutando como un mandala eterno, mientras el mismísimo Homo sapiens exista.

Hasta donde sabemos y por lo que parece, será necesario volver a investigar la Torre de Babel una y otra vez, interminablemente.


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