TERMÓPOLIS

Eduardo Cabral

Argentina

"... arrecia la ola de frío polar en Buenos Aires..."

La voz del locutor sonaba clara y perfecta en su mente, pero con bajo volumen.

Fernando metió la mano en el bolsillo y la cerró sobre el neuroLAN. Normalmente funcionaba con el calor de su cuerpo, pero en días de frío muy intenso necesitaba algo de ayuda extra. El calor de la mano solía alcanzar.

Caminó unas cuadras en dirección al Centro. Al llegar a la esquina de Sarmiento y Libertad separó la cápsula termodrive del colector; la guardó en un bolsillo y, como al descuido, tiró el colector en un compactador público. Luego miró para ambos ladosy cruzó la calle.

El gran cartel holográfico de la casa de cambio disminuía de tamaño, manteniendo una perfecta legibilidad a medida que se acercaba.

Conectó el side-vision de sus anteojos y las principales opciones del día aparecieron proyectadas en el ángulo superior izquierdo de su campo de visión.

Escroló servicios y precios hasta encontrar lo que necesitaba.

Transferencias: destino: Brasil: Unidades Internacionales de Calor: Comisión 4%

En el termodrive tenía poco más de 1.7 Mega UICs.

"Bueno, al menos me va a quedar lo suficiente después de tanto rollo", pensó para sus adentros.

Tiritaba y le dolía la cabeza, todavía no estaba del todo recuperado de la gripe. Pero en una semana vencía la reserva de la hostería en Garupaba. "Dos meses de sol y olas perfectas. Además, estrenar la tabla nueva. Necesidades son necesidades", se dijosonriendo. "Y hablando de necesidades, tengo que cuidarme. Lo último que necesito, en este momento, es una recaída". Sonrió. "Estuve brillante con lo del neoprene".

En cuanto estuvo frente al local sintió que lo envolvía un clima cálido e inconfundiblemente marino.

"Transceptores térmicos en la vereda, cómo deben robar con este curro".

En el globo holográfico promocional se leía "Este clima ha sido traído para Ud. desde Bora Bora por Termotrans S.A."

Cerró los ojos y la brisa cálida le arrancó una sonrisa. Podía oler el aroma a mar y salitre. Se sintió transportado a un verano distante.

"Deben haber colocado el transceptor remoto en alguna plataforma mar adentro. La Polinesia vive del turismo, no pueden arriesgarse a que algún turista se pare justo sobre el lugar que recibe invierno porteño."

Hasta le pareció percibir un poco de sol en el aroma. ¿Sería realmente cierto lo que anunciaba la publicidad, que podía olerse un día soleado?

Inhaló una profunda bocanada buscando esa sensación maravillosa; dudó y sacudió la cabeza. Buenos Aires seguía siendo Argentina, y curros eran curros. Casi totalmente enmascarado por el aroma marino, que seguramente era sintético, podía percibirse un claroolor a naranjas frescas. "Bora Bora, las pelotas. Paraguay y gracias. Y eso que esta gripe me dejó el olfato a la miseria, ¿cómo pueden ser tan truchos?"

En el extremo inferior del transceptor se leía "Caudal de transferencia bidireccional: 3500 Megalitros/hora".

Sonrió. Las empresas del rubro se cuidaban muy bien de aclarar que todas sus transferencias eran bidireccionales. Al principio no era así y se habían generado todo tipo de inconvenientes por algo que tenía que ver con el equilibrio de presiones, creíarecordar. Se lo habían explicado mil veces, pero él nunca entendió muy bien esas explicaciones. Lo suyo era playa, sol y olas, cuanto más grandes, mejor.

Al entrar al local, los transmisores isotérmicos establecieron al instante la temperatura de máximo confort en su cuerpo, seguramente intercambiando calor con el depósito de mercadería perecedera del hipermercado chino de al lado.

"Qué bien que la hacen. Truchos, pero están en todos los detalles."

—¿En qué puedo ayudarte? —la voz del empleado lo arrancó de sus cavilaciones.



Ilustración: Graciela Lorenzo Tillard

Lo vio entrar en la casa de cambio y lo reconoció al instante.

Pedro Lesardo no era el termoinspector más brillante de su camada, pero era muy tenaz y tenía memoria fotográfica. Eso compensaba muchas cosas, según decían sus superiores.

Disimuladamente, enfocó la cara del sujeto con su penscan y constató la información de dossier correspondiente en su side-vision.

Fernando Albacete, 26, Argentino, domicilio no registrado... La data seguía, pero él sólo necesitaba corroborar la identidad. En efecto, era el ladrón del Gran Rex.

Miró alrededor, en el local sólo estaban ellos tres. Luego se acercó a la vidriera y se paró cerca de la puerta, mientras el empleado recitaba la lista de formalidades del caso.

—... identificación, procedencia de las UICs, número de la cuenta de destino.

Escroló las opciones dentro del perfil del sujeto en su side-vision y se detuvo en localizado. Oprimió su neuroLAN dos veces. Ahora sólo quedaba esperar.


Fer trataba de sacar cuentas mentales mientras el otro revisaba el certificado de origen que tenía en la mano. El certificado era falso, pero también era una muy buena imitación, y le había costado casi la mitad de lo colectado. Todo había salido bien:un Gran Rex casi lleno en un día de mucho frío. Contando la calefacción y unos 2500 espectadores, casi 3 Mega UICs.

El empleado terminó de analizar el documento prácticamente al mismo tiempo que él terminaba con sus cuentas. "Descontando los gastos y la comisión de transferencia, le quedarían un poco más de 1.5 Mega UICs. Un muy interesante paquete de energía convertibleen cualquier rincón del planeta. Nada mal. Nada mal para un novato", pensó.


"Astuto el pibe —se dijo Pedro— lo único mejor hubiese sido un estadio de fútbol el día de un clásico. Pero tampoco. Allí, en invierno, la ecuación térmica estaría casi balanceada."

A través del cristal de la vidriera observó, con mirada indiferente, cómo la brigada bloqueaba cada posible salida del edificio sin que se escuchase un solo ruido.

"Ni tampoco tan astuto" —concluyó—, "las cámaras infrarrojas del Gran Rex lo delataron: un solo punto rojo, del tamaño de una cabeza, en una termografía totalmente en azul".

Sólo a un novato se le ocurre, para un trabajo así, ponerse un traje de neoprene debajo de la ropa.



Eduardo Cabral es argentino y vive en Palermo, barrio de la ciudad de Buenos Aires. Escribe desde hace mucho tiempo, principalmente ensayo, relato corto y muy corto, poesía y divulgación científica. Ha dirigido revistas nacionales y colaborado con publicaciones extranjeras y locales (actualmente la revista del Teatro Colón, donde tiene una columna sobre tecnología). Dirige una revista on-line sobre sonido de alta fidelidad cuya fecha de inicio fue en marzo de 1995, por lo que ostenta el galardón de ser la primera publicación en español de audio en la web.


Este cuento se vincula temáticamente con"VEINTE ESPADAS", de Juan Pablo Noroña (176)


Axxón 181 - enero de 2008
Cuento de autor latinoamericano (Cuentos: Fantástico: Ciencia ficción: Delitos del futuro: Robo de energía: Argentina: Argentino).