Editorial - Axxón 184


Hambre... aquí no


Eduardo J. Carletti, editor de Axxón

Amigos, quiero decirles con sinceridad que pasan tantas cosas a nuestro alrededor que la verdad no sé sobre qué escribir. No porque no encuentre temas, sino porque no quiero resultar aburrido, obsesivo, repetitivo, o deprimir a causa de lo que finalmente elijo para hablarles.

Entiendo que nuestro género nos gusta porque nos permite viajar, movernos en el tiempo, en el espacio, en culturas, en ideas, en mundos. Quizá algunos (como yo, como no) estén hartos de noticieros, de problemas y enfrentamientos, de las crisis que se desatan y las que son desatadas; del hambre en el mundo, que crece; del egoísmo en el mundo, que nunca disminuye.

Quizás aquí estemos hartos de que mientras algunos sufren de hambre y de todas las carencias, otros arrojen comida, o fuercen cosas para que la comida que podría calmar a tantos se pierda para siempre. Sólo por más dinero se hace esto, dinero que no les está faltando.


Pero no, no voy a hablar de la realidad de los noticieros. Voy a hablar de este número de Axxón. Hablemos mejor de imaginación y de los mundos que podemos crear en nuestras mentes.


En los textos que componen la apertura de este número tenemos un amplio conjunto de temas, la mixtura típica de las señeras revistas que nos precedieron en nuestro género. Una mezcla evocadora, sorprendente, variada, en fin... se podría decir que es un colorido, rico y agradable cambalache.

No sé si los extranjeros entienden cabalmente el término, esta palabra mágica la inmortalizó el tango pero en realidad se refiere a algo aún más variado y heterogéneo.

Pero bueno, si nos dan un poco más de tiempo, verán de qué se trata: recién empezamos.


Encontrarán en esta actualización cuatro nacionalidades y edades diferentes: un norteamericano mayor y muy premiado, que nos ofrece un tema que, al leerlo aquí y sin saber la altura con la que lo encara este autor, le puede poner los pelos de punta a muchas personas: la religión.

Tenemos a un autor español que, casualmente, luego de que estuvimos hablando estos días en el taller literario de Axxón de la riqueza de los mitos de nuestra cultura sudamericana y de lo interesante que puede ser explotarlos en nuestros cuentos, nos trae un relato mágico, evocador, de seres míticos europeos.

Y tenemos a un autor argentino, como no, con una historia en el espacio, con estación orbital, colonias, extraterrestres humanoides, choque de... bueno, mejor no adelanto más: ciencia ficción con todas las letras y sin atenuantes.

Y esto se completa (por esta semana, recuerden que continuaremos) con un cuento del más puro terror sobrenatural, pleno de escenas bien gráficas, de un jovencísimo autor griego.

Lo que se llama un variado menú...

Y un adelanto de la compuerta que abrimos en este número, y a partir de ahora, por la que derramaremos con amplitud el intenso aporte de relatos que estamos recibiendo.


Recientemente —dos o tres días, nada más— tuve el gusto de enviar cincuenta y dos avisos de "cuento aceptado para publicación" a los autores que nos han presentado trabajos en los últimos tiempos.

Y tenemos más del doble de esa cantidad en evaluación.

Aprovecho para agradecer en público esta enorme tarea al grupo de lectura, que hace un esfuerzo incesante y totalmente desinteresado.

Estos cincuenta y dos cuentos que ya sabemos que publicaremos están siendo ilustrados, recopilados los datos de los autores, corregidos en una última revisión, establecidos los cuentos relacionados, clasificados según la temática, es decir, la preparación habitual que requiere cada cuento... Y la verdad que nosotros mismos nos sorprendemos al chequear el número, hay que tener en cuenta que en los ejemplares recientes hemos publicado unos quince cuentos por mes, desde la longitud mínima de la minificción, pasando por el cuento breve y llegando —habitualmente, y no como rareza— a la extensión de novela.


Creo que este caudal que nos llega, y que ofrece Axxón mes a mes, ya se puede llamar un fenómeno. Una cosa así deja y dejará marca, hace historia, y no pasará en vano.


El tiempo lo dirá. Por ahora, disfrutémoslo.

Eduardo J. Carletti, 3 de abril de 2008
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