Revista Axxón » «Idiomas alienígenas: un breve paneo por la ciencia ficción de base lingüística», Yoss - página principal

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AXXÓN!
  
 

CUBA

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Mientras que disciplinas como la física, la matemática, la biología y hasta la sociología y psicología han dado pie a numerosas historias de ciencia ficción[1], hasta ahora son relativamente muy pocos los casos en que a la lingüística[2] le ha correspondido ser la parte científica del binomio que da nombre a este género.

De tal guisa, el problema de cómo comunicarse con seres que, nacidos bajo otros soles, obviamente no hablan inglés ni español, entendimiento sin el cual parecería imposible un auténtico contacto ni muchas interesantes historias, ha sido, más que tratado, en general astutamente soslayado por los cultivadores del género que nos ocupa. A menudo echando mano a recursos no muy ingeniosos y con cierto tufillo a deus ex machina

Como los célebres y socorridísimos traductores universales automáticos.

Resulta indudable que las máquinas, con su amplia y perfecta memoria, pueden resultar de gran ayuda en cualquier traducción, como bien saben todos los que alguna vez han recurrido al célebre software Babylon. Pero también es cierto que, con su mecánica falta de «sentido común» a menudo enredan más que lo que resuelven, con absurdas interpretaciones literales de metáforas, un lógico desconocimiento o comprensión plena de los idioms o frases verbales, y otras carencias por el estilo.

Quizás los futuros cibertraductores, dotados de verdadera IA, puedan subsanar estas desventajas… pero no por ello dejará de ser una verdad de Perogrullo que ninguna máquina ni ningún hombre son capaces de establecer comunicación «mágicamente» con los hablantes de una lengua para cuya sintaxis y gramática no han sido previamente programados…

A menos que sean adivinos… o telépatas, claro.

Pero incluso esta otra cómoda salida clásica al dilema ha sido de cuando en cuando puesta en entredicho: si el lenguaje es condición sine qua non del raciocinio, su vehículo, su esqueleto y su sistema lógico, entonces ¿sería acaso capaz un cerebro humano de comprender los pensamientos directamente emitidos por otra mente cuyas ideas se articularan según las reglas de una lengua de semántica muy diversa y, en consecuencia, que funcionara según una concepción del mundo quién sabe cuán radicalmente distinta de la nuestra?

Vale mencionar que la CF, siempre audaz, ha especulado también ocasionalmente sobre la existencia de otros sistemas de comunicación, por no decir lenguajes, incluso más sorprendentes que la telepatía. Como los idiomas feromonales de los insectos sociales[3], en los que un grupo de olores primarios funge como alfabeto cuyas combinaciones permiten expresar conceptos más complejos. Como códigos musicales[4], visuales[5] o térmicos[6], sin olvidar todos los lenguajes o códigos de máquina que circulan por el universo virtual del ciberpunk…

Del mismo modo, en numerosas ocasiones la existencia de idiomas secretos o incomprensibles ha servido como un elemento más para reforzar una trama de CF[7].

Pero estudiar todas estas aproximaciones sería tema de un trabajo mucho más extenso que el presente, que ya lo es bastante, pese a que hayamos optado por concentrarnos únicamente en analizar historias que presentan diferentes lenguajes hablados por seres humanos…. o al menos lo bastante humanoides como para poder vocalizar las lenguas oriundas de la Tierra.

 

 

¿CUENTO EL MUNDO COMO LO VEO O LO VEO COMO LO CUENTO?

 

Desde que Ferdinand Saussure publicara su insoslayable Gramática General, y según muchos incluso desde antes[8], ha sido preocupación cardinal de muchos lingüistas y no lingüistas la disyuntiva de si el lenguaje determina la percepción del mundo o viceversa.

Las profundas diferencias idiomáticas entre comunidades humanas modulan también una honda diversidad en sus patrones de conducta y pensamiento, ¿o es a la inversa? ¿Sus diferentes condiciones de vida han dado origen a lenguas ad hoc?

La historia de las famosas veinte palabras que según algunos tendrían los esquimales para designar las diferentes clases de nieve de su entorno, ya que las variaciones de este fenómeno meteorológico son tan importantes en su cotidianeidad, puede leerse de dos formas: o son realmente los inuits capaces de distinguir de una ojeada tantos tipos de nevadas y en consecuencia su idioma se ha adaptado a tal sutileza… ¿o será que su riqueza lingüística en tal apartado es la verdadera causa de que diferencien tantos matices en una sustancia que, a ojos del común individuo occidental que ha crecido en habitaciones confortablemente dotadas de calefacción[9], nunca deja de ser sino nieve?

Aunque las teorías más modernas parecen coincidir en que existe una directa relación causa efecto entre ambiente y lenguaje en todas las culturas, también cabe señalar que distan mucho de considerarla estricta, ni unidireccional. Lo que, traducido al buen español, vendría a sonar más o menos como que los lenguajes dependen de las condiciones de vida en que se desarrollan los que los crean… pero también que un cambio en el lenguaje, en ciertos casos, puede precipitar profundas alteraciones en la realidad que éste supuestamente se limitaría a describir.

Examinaremos a continuación cómo se proyectan con respecto a este interrogante cardinal cuatro autores diversos en otras tantas novelas de CF bien conocidas del fandom mundial, aunque hasta el momento no publicadas[10] en Cuba.

Ellas son: Los lenguajes de Pao, de Jack Vance; Babel 17, de Samuel «Chip» R. Delany; Empotrados, de Ian Watson; y Lengua Madre, de Suzette Haden Elgin.

 

 

LOS LENGUAJES DE PAO

 


Los Lenguajes de Pao

Jack Vance, prolífico y, aunque no siempre bien valorado por la crítica, muy popular entre los lectores del fandom mundial, no tiene rivales dentro de la CF en lo tocante a la coherente concepción y vívidas descripciones de los más variopintos entornos, culturas y personajes alienígenas[11].

Los lenguajes de Pao (The languages of Pao) tiene el nada desdeñable honor de haber sido, cronológicamente, la obra pionera de la sociolingüística en la CF.

Vance escribió esta novela en 1958, publicándola al año siguiente, aunque no apareció en español hasta el 87, por Ediciones B (Bruguera Libro Amigo). Como tal, puede considerarse una obra de juventud, en la que el característico lenguaje barroco y florido que luego distinguiría a su autor aún no se muestra; por el contrario, resulta tan sencillo que casi parece autoparodiarse, aunque su consustancial ironía ya asoma en cada párrafo, para indiscutible deleite de los lectores inteligentes.

El argumento es relativamente simple: los habitantes del planeta homónimo, aunque altamente individualistas, creen en la no violencia, hasta el punto que, cuando quieren derrocar a un gobernante, se lanzan a una especie de huelga total de brazos caídos, sin hacer nada… hasta que el repudiado renuncia al poder que ya es incapaz de ejercer. Y su lenguaje refleja adecuadamente esta filosofía vital que los ha hecho felices durante siglos, inmersos en una especie de inmovilismo social y científico, ajenos el devenir del resto de los mundos de una galaxia ocupada por los seres humanos desde tiempos inmemoriales.

Pero esta idiosincrasia pasiva que tan bien y por tanto tiempo les ha funcionado dentro de los límites de su planeta no les será en absoluto útil para enfrentarse a enemigos venidos del exterior: los agresivos y tecnológicamente mucho más desarrollados murgales, que los invaden y ocupan militarmente sin, por supuesto, encontrar resistencia alguna por parte de los desconcertados pero siempre pasivos paoneses.

La historia comienza cuando Berán, el audaz pero inmaduro legítimo Panarca[12], desposeído de su cargo por su ambicioso e intrigante (aunque también bastante pusilánime) tío Bustamonte, tiene que exilarse en Rotura, planeta vecino y especie de academia galáctica del conocimiento, regido por los Preceptores, a los que sólo les interesan dos cosas en el Universo: acumular saber… y reproducirse al máximo, para así generar nuevos entes acumuladores de dicho saber.

Pero después llegan los murgales, y Bustamonte, convertido inesperadamente de victimario en víctima y obligado a entregarles un abusivo tributo periódico a los agresivos invasores a cambio de la paz, contacta a su depuesto y distante sobrino, solicitándole ayuda para liberar el planeta natal de ambos de la odiosa ocupación extranjera.

Interviene entonces el tercer protagonista: el sabio Palafox, Preceptor roturano de Berán, que le plantea una interesante vía de acción a su discípulo. La situación es más compleja que lo que parece a primera vista: para liberar a Pao no servirá contratar un ejército mercenario que se oponga a los murgales, porque un pueblo que no lucha por su libertad no es capaz de apreciarla si se la regalan. Pero tampoco funcionará entregar a su gente armas modernas: sin entrenamiento ni espíritu de lucha, los paoneses serían pobrísimos rivales para las bien entrenadas tropas invasoras, y cruelmente diezmados en consecuencia.

Hay que enseñar a los paoneses a combatir, a usar tales armas. Para ello, lo primero será liberarlos de su antigua mentalidad pasiva… y el camino más simple es cambiándoles el lenguaje que hablan.

El plan de acción de Palafox es tan radical como astuto, aunque requerirá más tiempo que una simple revuelta interna o una reconquista armada desde el exterior: en vez de asesores militares cuyas abiertas enseñanzas bélicas las fuerzas murgales de ocupación lógicamente no verían con buenos ojos, el Instituto de Rotura enviará a Pao cientos de «inofensivos» profesores de idiomas.

Con su ayuda y ante los mismos ojos de los invasores, Bustamonte dividirá a los hasta el momento tercamente pasivos paoneses en tres castas, y cada una será dotada de un lenguaje con características propias y muy concretas: directo, simple, agresivo e invocador de la cooperación entre todos en aras de un ideal superior para los guerreros, que tendrán el papel protagónico en la oposición contra los ocupantes murgales hasta la definitiva liberación; detallado y rico, pero en extremo preciso, con claras relaciones causa-efecto, para los técnicos y científicos, para así favorecer el desarrollo industrial que pondrá el planeta a la altura del resto de la galaxia en pocas generaciones, salvándolo de ser tentación de nuevos y ávidos invasores; y retorcido, complejo, lleno de matices, trampas verbales y sutilezas, para los comerciantes, políticos y diplomáticos, que tendrán la importante misión de establecer un sistema de relaciones con otros mundos habitados para garantizar la paz ulterior.

Bustamonte, entre la espada y la pared, acepta, por supuesto. Pero Berán, que aunque joven no es tonto, se pregunta: ¿seguirán siendo paoneses estos nuevos ciudadanos? ¿Vale la libertad el precio de tan drástica transformación? Y ¿qué secretos intereses pueden tener Palafox y Rotura en tal experimento lingüístico a escala planetaria?

En fin; aventura, intriga y reflexión en grandes dosis.

La novela resulta bastante esquemática en su argumento de buenos y malos, y sus personajes poco menos que obsesos de una sola pieza, aunque los diálogos a veces exhiben una rara profundidad. Pero si bien la parquedad estilística de Vance, tan diferente de su posterior exuberancia, da la impresión de que se trata de una historia simplísima, Los lenguajes de Pao es todo menos sencilla.

Sin ser lingüista, el viejo Jack maneja certeramente los conceptos de esta disciplina, en apariencia partidario al cien por ciento de que el lenguaje determina el modo de vida y no al revés. Una idea que resultaba hondamente revolucionaria a finales de los 50, sobre todo cuando, como en este caso, es llevada casi hasta sus últimas consecuencias: tras expulsar a los murgales, comerciantes, científicos y militares, con lengua diferentes, parecen condenados a un nuevo conflicto intraplanetario, esta vez de no entendimiento… sólo que surge ese recurso eterno de las fronteras para salvar la situación: una improvisada lingua franca que minimiza sus diferencias haciendo hincapié en los conceptos a todos comunes.

Tres nuevos y artificiales lenguajes han cambiado la realidad… pero la nueva realidad, con sus inéditas condiciones, ha hecho surgir un nuevo lenguaje, síntesis de los anteriores. Causa cuyo efecto mismo la modifica. Dialéctica pura.

¿Qué es entonces lo primordial: la cultura o el lenguaje? Vance, por lo visto, personalmente opina que ni sí ni no, sino todo lo contrario. Y casi nos convence.

 

 

BABEL 17

 


Babel 17

Publicada en 1966, o sea, en plena fiebre de experimentación estilística de la Nueva Ola, de la que «Chip» Delany fue autor emblemático en los EE. UU., en un principio esta novela parece apenas una space opera más, bien que imaginativa y algo menos convencional, como las que marcaron los inicios de su precoz e imponente, aunque no muy prolífica, carrera[13] y que luego también continuaría escribiendo[14], aunque con cada vez menor éxito de crítica y de público.

Hay naves y combates espaciales entre la Alianza Terrestre y los misteriosos Invasores; un vitalmente importante centro de desarrollo de armas nuevas de la Alianza, Armsdege, donde el excéntrico barón Ver Dorco ha creado a los letales androides camaleones, los TW-55, y al que amenaza un terrible sabotaje del odiado enemigo… y, ¡no faltaba más! un grupo especial encargado de evitarlo.

Hay naves que para surcar el hiperpespacio requieren de curiosos equipos de navegantes humanos drásticamente modificados, que viven segregados en arrabales, formando una singular y semi marginal subcultura, cuando no están contratados: el Ojo, la Oreja… hasta una enlace africana muerta hace poco, pero cibernéticamente recodificada: Mollya Twass. Hay piratas del cosmos, y a veces hasta son caníbales…

Pero Babel 17 es mucho más… no en balde ganó para su precocísimo autor el primero de los dos Nébula que obtuviera antes de cumplir los veinticinco[15].

Porque la heroína de la novela y líder del equipo que acude a Armsdege no es una militar experta en lucha cuerpo a cuerpo ni una científica loca genial en el concepto tradicional, sino una popular poetisa[16], Rydra Wong, experta en todo tipo de lenguajes y con un particular talento para adquirir en tiempo récord otros nuevos, desde que una lesión cerebral sufrida en su infancia la obligó a reaprender a hablar desde cero. Y su misión principal desde el principio no es simplemente salvar el enclave dirigido por Ver Dorco, sino desentrañar el misterio de la más reciente y mortífera arma de los Invasores: el críptico e incomprensible lenguaje Babel-17.

De hecho, es estudiándolo que Rydra tiene la intuición del sabotaje que acecha al barón… sin que pese a todo consiga evitarlo, pues uno de los TW-55, caído bajo el control Invasor por culpa del enigmático idioma (según se sabrá después) da muerte a su creador.

No hay en esta obra épicas batallas espaciales ni acertijos físicos o de ciencias duras que deben ser desentrañados por la protagonista. Todo el meollo de la aventura tiene base lingüística: cuando la desorientada y descorporizada Molly se comunica con Rydra, lo hace ¡en swahili, el idioma de su infancia! al que ha sufrido una regresión por el trauma tanático, y que la poetisa aprende rápidamente sirviéndole de enlace con el resto la tripulación. Cuando el primer sabotaje del enemigo Invasor deja a la nave virtualmente sorda y ciega en órbita alrededor de la Tierra, Rydra soluciona el problema con un ingenioso juego de palabras…

Tras la muerte del barón Ver Dorco, la nave de Rydra logra escapar del subsiguiente caos sólo para ser nueva y misteriosamente saboteada y quedar a la deriva en los alrededores de la nova Bellatrix.

Allí los rescata la gran nave Tarik[17], liderada por Jebel, uno de muchos caudillos o pequeños señores de la guerra locales que sostienen una guerra privada contra los Invasores en ese sector, sin importar que eso signifique saquear naves de la Alianza, llegando a veces hasta ¡uy! el canibalismo.

En esa nave Rydra conoce a los miembros de una singular raza no humanoide que acompañan a Jebel en su cruzada personal: los Ciribianos, cuyo lenguaje se basa en cambios de temperaturas, hasta el punto de que pueden describir una compleja estación termoeléctrica en sólo seis de sus «palabras». Reflexionando sobre esta extraña lengua es que Rydra tiene sus primeras intuiciones sobre el verdadero sentido de Babel 17.

Pero sin su encuentro y romance con el último personaje clave de la historia, el Carnicero, lugarteniente de Jebel, probablemente este lenguaje artificial habría continuado siendo un enigma nadie sabe hasta cuándo.

Porque resulta que el Carnicero tiene una curiosa tara que además de volverlo inmune a los insidiosos efectos de la ingeniosa lengua, también le permite desentrañar el secreto de su fuerza; no sólo no recuerda su pasado, sino que es incapaz de expresarse en términos de tú y yo. Parece por completo carente de todo ego o noción similar.

Y finalmente, Babel 17 es descifrado: se trata poco menos que del arma perfecta, el Caballo de Troya definitivo: una lengua cuya auténtica comprensión te convierte en tu propio peor enemigo, subconsciente mediante. Un idioma en el que la palabra para «mal» y «enemigo» es «Alianza» … y que en consecuencia te hace desear destruirla con todas tus fuerzas. Los dos sabotajes a su nave los perpetró…la propia Rydra. Es la bomba semántica final.

Delany, sin ser tampoco lingüista, pero como poeta al fin, con una noción intuitiva y clara del significado y el poder de las palabras, ha bordado una intrigante reflexión sobre el papel del lenguaje en la percepción del mundo. Para él, definitivamente, es el idioma el que moldea la realidad, y no en lo absoluto al revés.

Y tenga razón o se equivoque, lo cierto es que nunca volvió la CF a contemplar al lenguaje como un objeto pasivo, después de esta osada e imaginativa especulación.

 

 

EMPOTRADOS

 


Empotrados

Texto emblemático de la New Wave en su fase final, publicada en 1973 en inglés y galardonada dos años más tarde con el Premio Apollo, Empotrados (The Embedding), aparecida en español sólo diez años más tarde, en 1985, como parte de la colección Orbis, es la primera novela pero, paradójicamente, la mejor conocida de Ian Watson, autor inglés que nunca ha sido muy del gusto del gran público por lo profundo y singular de los conflictos que suele abordar en sus inquietantes obras[18].

La historia consta de dos líneas argumentales básicas: en la primera, Chris Sole, lingüista visceralmente inglés como su autor, está desarrollando un experimento tan valioso como censurable desde el punto de vista ético: en un entorno cerrado y controlado, intenta enseñar a cuatro niños rescatados de una de las tantas guerras que asolan Asia, bajo la influencia de la droga PSF, aceleradora del aprendizaje, cómo hablar un lenguaje completamente artificial, de sintaxis autorreferencial: empotrado[19].

Y de repente, casi justo cuando su cuarteto de pupilos empieza a mostrar los primeros síntomas de un extraño problema, sus servicios son requeridos por el gobierno norteamericano: el suceso esperado por todos ha finalmente ocurrido. Una nave extraterrestre se acerca a la Tierra, y como Sole es considerado una de las eminencias mundiales en cuestión de alienación lingüística, deberá abandonar el laboratorio, pase lo que pase, para facilitar la comunicación con los visitantes…

La otra trama llega a Chris a través de las cartas que desde la selva amazónica le envía un colega francés bastante izquierdista (aprendió el portugués en el Mozambique ocupado por el FREnte de LIberación de MOzambique, estudiando a los nkonde, una etnia local), a la vez que antiguo amante de su actual esposa, Eileen[20]. Pierre está estudiando a los xemahoa, una curiosa etnia indígena… una más de las muchas que serán desplazadas o desaparecerán si el colosal Proyecto Amazonas, la gran represa hidroeléctrica que lleva adelante el gobierno militar brasileño con ayuda técnica y económica norteamericana llega a su culminación, en forma del mayor mar interior del mundo, visible incluso desde la Luna.

Los xemahoa son una cultura de aparente salvajismo, pero dotada de una rara comprensión para los números (cuentan con plumas de las alas de los pájaros, y cada una tiene un determinado, invariable número de plumas significativas, según la especie) con curiosas leyendas sobre la génesis del universo y la vida, y centrada en rituales mágicos dirigidos por un brujo líder durante los que se ingiere el maka-i, un poderoso hongo enteógeno, bajo cuyos efectos es como únicamente puede hablarse y/o comprenderse la forma B del xemahoa, tan altamente empotrada como el lenguaje artificial de Sole… y que según el brujo, garantiza la total comprensión del mundo… o sea, ¿la omnipotencia?

Otras tribus indígenas, más resignadas o más pragmáticas, están abandonando la zona inundada, pero los xemahoa tienen una manera muy distinta de hacer frente a la catástrofe que se avecina. No pueden abandonar la selva con cuyos elementos cuentan y hablan: la selva que es su propia historia… así que van a luchar con todas sus fuerzas por quedarse donde están. Pero no con bombas y fusiles, como los guerrilleros revolucionarios brasileños venidos de las ciudades para «ayudar» a indios cuya forma de vida ni siquiera comprenden, con tal de molestar a la dictadura.

No; su plan es muy diferente. Más trascendental, si se quiere: Maka-i, el dios-hongo, debe encarnarse en humano y usar su poder en este mundo. Para ello, una mujer ha concebido y llevado adelante su embarazo totalmente drogada durante meses y meses. Y la percepción del caraiba[21] Pierre de esta hora crucial para el pueblo xemahoa, cuyos hombres bailan drogados durante horas mientras el nivel del agua ya cubre sus tobillos, está mediada por el único de la tribu que habla portugués: Kayapi, un mestizo, y como tal lógicamente discriminado en una cultura altamente endogámica sin tabúes contra el incesto, pero que aspira a heredar el puesto del brujo, pese a que el hechicero ya tiene otro aprendiz de sangre «limpia» …

Entretanto, el equipo soviético-norteamericano[22] del que forma parte Chris Sole ha ya contactado con los Sp´thra que, en secreto para el resto del mundo, han posado su lanzadera cilíndrica de enigmático sistema de propulsión ¿antigravedad? en medio del desierto de Nevada.

Se trata de humanoides que, por un oscuro motivo teológico, recorren el Cosmos desde hace trece mil años, recolectando lenguajes que, supuestamente, en un futuro cercano les permitirán contactar a los Creadores, seres paradimensionales a los que deben su cultura y existencia. Todo es negociable para los Sp´thra, que no dan nada gratis: dejando aparte el valiosísimo secreto de su propulsión interestelar a velocidades cuasilumínicas mediante lecturas de corrientes espaciales[23], la localización de la civilización humanoide más próxima o el planeta apto de ser colonizado por los hombres que más cerca se halla de la Tierra, todas son informaciones de las que puede disponer la humanidad … a cambio, los Sp´thra sólo quieren seis cerebros humanos vivos programados en los lenguajes más característicos de las varias culturas del planeta.

Casi nada ¿no?

Rusos y americanos protestan enérgicamente al inicio del para ellos abusivo trato, pero al final aceptan entregar a los seis cerebros humanos vivos. Mejor es algo que nada… pero cuando Sole habla de los xemahoa que estudia Pierre y su singular lenguaje B autoempotrado, el interés de los negociantes venidos del espacio llega al punto de prometerle a la humanidad un Lector de Corrientes y un motor ¡el secreto del viaje a las estrellas! a cambio de un solo cerebro codificado en tan insólita lengua.

De repente hay que salvar a toda costa a los xemahoa y a su entorno, en el que crece maka-i ¿una droga estimulante del aprendizaje aún más fuerte que el PSF? Y Chris Sole parte, con un grupo de agentes especiales, a detener a toda costa la construcción del colosal dique amazónico, y encontrar a Pierre y a sus xemahoa.

A partir de aquí todo se precipita: mientras nace el niño maka-i, una monstruosidad con hernias cerebrales, dos «pequeñas» bombas nucleares de un kilotón, ocultas en aparentemente inofensivas maletas, son detonadas por sendos agentes, agujereando el dique… y la selva se salva.

Pero ha sido sólo el principio. Cuando un helicóptero finalmente rescata a Sole, Pierre y los agentes, resulta que ya no son necesarios los cerebros codificados en xemahoa A o B. Las bombas serían pequeñas, sí… pero un satélite chino ha detectado las explosiones nucleares, y la ola de indignación antinorteamericana que sacude Brasil ha entretanto derrocado al gobierno militar y desata una revolución, verdadera reacción en cadena que involucra de la noche a la mañana a media Latinoamérica. La estabilidad del mundo peligra y los chinos se frotan las manos…

Así, mientras el oportunista Kayapi devora el cerebro del niño mensajero de maka-i (interpreta su nacimiento como que el dios, una vez resuelto el problema, no se dignará aparecer ante su gente ¿para qué?) y ante la tácita aprobación que el agotamiento le impone al brujo, ocupa de facto su lugar al desplazar a su aprendiz oficial… los rusos y americanos deciden que, a corto plazo, la estabilidad política del planeta es aún más importante que el viaje a las estrellas: es preciso un chivo expiatorio, urgente, para calmar los ánimos de las plebes latinas sublevadas ¿y quién mejor que los Sp´thra?

Mula con terrible raciocinio, la humanidad, en vez de morder la zanahoria del vuelo espacial que le tendían los extraterrestres, reacciona con una ofendida coz que les parte el cuello: la nave es destruida por misiles, acusada de haber atacado a la humanidad. Luego, como ratas hurgando en los despojos, o rescatadores de naufragios provocados, varios cosmonautas humanos registran sus restos en la órbita, esperanzados con que alguno de los cerebros cargados de conocimiento haya sobrevivido al impacto que despresurizó la nave. En cualquier caso, la ingeniería inversa humana tendrá trabajo para varios decenios, desentrañando los secretos de los artilugios de los pobres seres.

Sea como sea, el show debe continuar; la cínica patraña, la audaz mascarada ha salvado nuevamente la cara de los poderosos… por alto que haya sido su precio esta vez. Pues ¿de qué le vale a una raza ganar su mundo si pierde el universo?

Cuando Sole regresa a Inglaterra llevando consigo al aún aturdido Pierre, se encuentra con que los niños de su Mundo Empotrado están en crisis. Tres se han hecho daño, así que saca al cuarto aún ileso, Vidya, de su entorno controlado, con la intención de salvarlo… pero en la casa, ante Pierre, que acaba de descubrir su paternidad, su mujer lo acusa de serle infiel ¿ese niño moreno es suyo? ¡Seguramente! Lo trajo del Brasil, es su represalia por la relación anterior de ella con Pierre…

Vidya, incapaz de entender lo que dicen los adultos, pero captando su agresividad y altísimo tono emocional, comienza a convulsionar y cuando Sole intenta calmarlo…

En el segundo clímax de la historia, el alienado niño establece contacto directo con el cerebro de su «creador»: en estado de shock por la incapacidad de asimilar todas las nuevas estructuras semánticas empotradas, los cuatro infantes del Mundo Empotrado han desarrollado una rústica telepatía, especie de empatía proyectiva, en la que toda su locura es vertida sobre las mentes de quienes se les acercan. Y el lingüista tiene así un atisbo del infierno al que ha condenado a los pequeños sujetos de su inhumana experiencia.

Chris logra sobrevivir pero sólo a costa de romperle el cuello a Vidya en un desesperado reflejo defensivo. No obstante, entra en catatonia… y no se sabe cuándo ni con qué visión del mundo despertará.

Con una trama aparentemente tan simple, pero en realidad tan compleja y ramificada, resulta bien difícil determinar cuál es el verdadero tema de esta novela. ¿Ian Watson especula sobre el lenguaje y su percepción? ¿Sobre los procesos de aprendizaje, la naturaleza de la inteligencia… y la percepción de mundo según el lenguaje? Sin duda. Pero además de tan abstrusas y elevadas disquisiciones, también reflexiona sobre el imperialismo y sus consecuencias en los países del Tercer Mundo, sobre un posible primer contacto con extraterrestres, sobre el papel de los científicos y su ética… sin olvidarse de ser fiel al espíritu hippie de la década anterior, los 60, describiendo dos clases de viaje iniciáticos: con drogas… y a través de la locura semántica proyectada empáticamente.

Y su gran proeza narrativa está en lograr esta especie de zapping narrativo en menos de doscientas páginas. Donde un escritor normal aprovecharía para profundizar en los personajes, él recurre a la elipsis, y nos da un bombardeo de ideas fascinantes y maravillosas que quedan en el aire tras un final que no ata todos los cabos, sino que sólo los sugiere, como la vida misma. Probablemente ésa sea una de sus intenciones[24]: partir de una situación incómoda, volverla aún más inestable y dejarnos con la impresión de que estamos abocados al desastre irremediablemente.

Empotrados da la sensación extraña, aunque no del todo desagradable, de que su autor es mucho más inteligente que nosotros. Es un libro difícil de leer, y en buena medida se debe precisamente a sus abstrusas disquisiciones lingüísticas que nos obligan a cuestionarnos a cada paso nuestra percepción de la realidad. No es que esté mal escrito ¡todo lo contrario, es una lección de dominio narrativo! pero sus personajes son claramente antipáticos ¿a propósito? y hasta bien entrada la historia no sabemos exactamente qué hacen o pretenden… ni mucho menos cómo terminarán.

Centrándonos una vez más en el aspecto lingüístico que nos interesa, salta a la vista que Watson supone que nuestro aprendizaje y razonamiento se ven afectados por la propia estructura del lenguaje y la cantidad de espacios «basura» o sobrantes que hay entre la información esencial: su teoría de que conseguir un lenguaje sin esos espacios, un lenguaje «empotrado», podría conseguir una comprensión satisfactoria de muchos conceptos que ahora se nos escapan es a la vez original y fascinante, aunque poco clara: no resulta fácil imaginar lo mucho que no explica, y juega bastante con la desorientación del lector.

¿Tal vez otra manera de captar el mundo no «empotrado»?

 

 

LENGUA MATERNA

 


Lengua Materna

Hemos dejado este libro para el final por dos razones: una, que es la única obra de una autora de CF que pudimos encontrar centrada en el tema de la lingüística, amén de que se trata de una novela claramente feminista[25].

La otra y principal es que, en su vida profesional, Suzette Haden Elgin, nacida Patricia Anne Suzette Wilkins, y que vive en Arkansas, es toda una Doctora en Lingüística, especializada en dialectos amerindios tan «simples y populares» como el navajo[26], el hopi y el kumeyaay, sobre los que imparte regularmente clases en la Universidad de San Diego.

Además de obras serias de lingüística, como la curiosa El gentil arte de la auto-defensa verbal (Gentle Art of Verbal Self-defense, Dorset Press, 1980) en la que enseña a las personas débilmente posicionadas en la sociedad, como mujeres, niños, ancianos y miembros de etnias discriminadas algunas técnicas simples para que puedan defenderse de la violencia verbal de la que son objeto cotidianamente, y del Primer Diccionario y Gramática del Láadan, la lengua de semántica femenina por ella inventada y sobre la que trata la más célebre de las series de CF de esta autora, que ha escrito y publicado otros varios libros del género[27].

El argumento de Lengua Materna (Native Tongue) aparecida en inglés en 1984, y que tuvo versión al español sólo en 1989, es simple y a la vez alucinantemente aterrador en su claro feminismo de advertencia: comienza con el texto de una reaccionaria enmienda a la Constitución americana[28], en consonancia con la cual las mujeres pierden en la práctica su estatus legal de ciudadanas[29], volviendo en la práctica a la condición de semisiervas domésticas de siglos atrás.

Es una sociedad dominada totalmente por los hombres, en la cual las mujeres no pasan de meros objetos, de animales de compañía mimados en el mejor de los casos, apreciadas por su belleza física y valiosas tan sólo en función de las capacidades genéticas destacadas que puedan aportar a una futura generación… de hombres, por supuesto.

Sin embargo, en este pesadillesco pero aun así siempre posible futuro, la humanidad ha contactado a diferentes especies alienígenas, con las cuales comercia de forma habitual. Dentro de este entorno, las capacidades lingüísticas son de una importancia capital y constituyen una verdadera fuente de beneficios y poder para los grupos (las Líneas, o familias de lingüistas) que mejor las dominan.

La humanidad, en pocas palabras, depende totalmente de la aguda habilidad de las Líneas para comprender idiomas alienígenas, que desde pequeños adquieren sus niños alternando con estos seres extraterrestres en costosas Interfases.

Paradójicamente, pese a que hacen su trabajo lo mejor que pueden, todos los miembros de las Líneas son a la vez envidiados (por la supuesta opulencia en que viven, del todo falsa) y odiados por el vulgo, cuyas vidas han mejorado drásticamente justo gracias a las negociaciones en las que esos mismos lingos son indispensables… y por los gobiernos, que se sienten del todo a su merced, y no entienden por qué insisten esos malditos lingos en que no es posible que un cerebro humano aprenda sin traumas la lengua de un alienígena no humanoide, pues las hondas diferencias entre su percepción del mundo y la humana cuestan la cordura a todos los infantes expuestos a tan antinatural convivencia.

Así que siguen desarrollando programas cada vez más absurdos para superar esa barrera y romper el monopolio traductor de las Líneas, aunque les cueste la vida a decenas de niños ofrecidos «voluntarios» por sus padres a cambio de gruesas sumas, o simplemente concebidos y gestados artificialmente en probetas.

Pero, tal y como el dominio del lenguaje es la clave del poder lingüístico que detentan dichas Líneas como mediadoras en las relaciones con los extraterrestres, también se convierte en el arma secreta alrededor de la cual se pueden aglutinar las mujeres en defensa de su libertad, sus derechos y su propia dignidad.

Porque, generación tras generación, pacientemente y en la sombra, las mujeres han ido creando el Láadan: un lenguaje altamente sintético, que instrumenta la columna vertebral de una especie de sociedad secreta XX[30]. Este idioma obviamente ofrece una riqueza inmensa en unos aspectos, por así decir, femeninos, a la vez que carece de los elementos habituales, masculinos, omnipresentes en las lenguas «naturales» como reflejo de la secular dominación del «sexo fuerte».

Esta naturaleza hace que el Láadan[31] sea absolutamente ininteligible, en la práctica, para los hombres, incluidos aquéllos con elevadas dotes lingüísticas… y cuando toda una generación de mujeres lo habla ya como su lengua materna, su dominio antes férreo y total comienza a resquebrajarse.

En esta novela, auténticamente femenina como pocas, o sea, mucho más centrada en los matices y en los detalles que en las peripecias y las acciones, se desarrollan de forma magistral ciertos aspectos que, como las relaciones personales y los sentimientos de los individuos, normalmente en la CF pasan a un segundo (si acaso) plano.

No obstante, Lengua Materna narra una historia muy concreta; la de cómo fueron surgiendo las Codificaciones o conceptos semánticos básicos del Láadan, a través de distintos momentos en la vida de mujeres que jugaron un papel clave en su elaboración, sobre todo la talentosa, sufrida y a veces ingenua, pero con clara visión de futuro, Nazareth, su casi heroína (aunque se trata de un obra con un auténtico protagonista coral femenino), pero también de la impetuosa aunque bienintencionada Rachel y de la bellísima y aún más retorcida Michaela que, traumatizada por la venta de su hijo al gobierno para «experimentos lingüísticos», ha decidido vengarse no sólo de su cruel marido sino de todos los hombres, pero muy especialmente de los malditos lingos, culpables de todo lo malo del mundo, según sabe cualquiera…

Como ocurre con todo verdadero lenguaje, muchas palabras del Láadan no pueden ser traducidas más que por medio de definiciones amplias.

Examinar algunas de estas palabras-codificaciones tan exclusivamente femeninas, como las correspondientes al prefijo negativo «ra» que aparecen en un pequeño glosario incluido al final del libro, puede resultar revelador, a la vez que prueba incontrastable de cuánto ha trabajado su autora en el Láadan, con una seriedad que nada tiene que envidiarle a las muchas horas que otro filólogo-escritor aún más célebre, J. R. R. Tolkien, dedicó al quenya y el sindarin para la fascinante saga de su universo fantástico de la Tierra Media.

RAMIME: Abstenerse de preguntar, por cortesía o amabilidad.

RAMIMELH: Abstenerse de preguntar, con mala intención, especialmente cuando está claro que alguien quiere ansiosamente que se le pregunte.

RANEM: No perla; una cosa fea que alguien construye capa tras capa como una ostra una perla, como el odio acumulado al que se presta atención.

RANI: No taza; un cumplido vacío, algo que uno adquiere, recibe o consigue, pero carente de toda significación.

RARILH. Abstenerse de archivar deliberadamente. Por ejemplo, no haber archivado a lo largo de la historia los logros de las mujeres.

RARULH. No sinergia; la que cuando se combina sólo hace las cosas peor, con menos eficacia.

RASHIDA: No juego; un juego cruel que sólo lo es para los que lo practican desde el punto de vista dominante, con el poder para forzar a los otros a participar.

RATHOM: No invitado; una persona que viene de visita sabiendo perfectamente que se está entrometiendo o causando dificultades.

RAWESHALH: No gestalt; una colección de partes sin otra relación que la coincidencia, una elección perversa de elementos que es considerada un conjunto; especialmente cuando se utiliza como prueba de un supuesto delito o violación.

Advertencia: la obra tiene un no sé qué que resulta más bien desazonador para el lector masculino… quizás la incómoda sensación de que uno se está perdiendo algo, de que algo importantísimo está ocurriendo ante nuestros ojos sin que lo percibamos.

Y quizás por eso mismo resulta tan fascinante. Después de haber leído libros cardinales del feminismo de la diferencia como Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus y Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas uno empieza a hacerse una idea, aunque todavía vaga, del posible «porqué»: al fin y al cabo, hombres y mujeres tienen líneas y sistemas de pensamientos tan diversos entre sí como si pertenecieran a especies diferentes.

 

 

A MANERA DE CONCLUSIÓN… O POR UNA CF CADA VEZ MÁS ¿SERIA Y ENTRETENIDAMENTE LINGÜÍSTICA?

 

Quizás, pese al indiscutible profesionalismo de la Haden Elgin, la gran novela fantástico-lingüística esté aún por escribirse. Pero ¿será legible? Es decir, en buen cubano: ¿tendrá suficientes lectores más allá de las cátedras de Idiomas y Filología… concretamente, dentro del exigentísimo fandom de la CF?[32]

En este sentido, igualmente podría decirse que la gran novela matemática está aún por escribirse (gracias a todos los dioses habidos y por haber) pese a algunos intentos de Rudy Rucker que se le han acercado peligrosamente. Lo mismo que la gran novela de la teoría cuántica, a despecho de esa perla de difícil comprensión pero fascinante trama que es Cuarentena, del australiano Greg Egan.

No obstante, queda abierta la invitación a reflexionar: ¿es que resulta inevitablemente denso y propio sólo de especialistas poner algo más de cuidado en el acápite de los idiomas que hablan los seres alienígenas? Sin necesidad de inventar una nueva lengua para cada historia, es de suponer que la CF pudiera muy bien permitirse un poco más de seriedad y verosimilitud en su abordaje de este, hasta hoy, tristemente muy descuidado o, como mínimo, superficialmente tratado subtema.

 

 

ANEXO: DICCIONARIO AAKWAIL-TERRANO (sólo fragmentos, menos mal…)

 

AAKWAIL: sust. (toponímico) autóctono para el tercer planeta de Régulo (alfa de la constelación de Leo). De volumen y superficie menores que la Tierra (6000 Km. de circunferencia ecuatorial) está cubierto en un 82% de agua. Las tierras emergidas se reducen a un continente y varios arcos de islas, todas escasamente pobladas. Por extensión, gentilicio para los naturales de dicho mundo, y también su lengua. Literalmente «gente verdadera, completa o correcta». Adj.: adecuado, correcto. Adv.; ejecutado del modo preciso, lógico, digno o completo.

AAMINBA: adj. objeto que está siendo sometido a telekinesis (ver bauwad). Sust. Frecuentemente es aplicado específicamente a las moradas flotantes de trozos de roca, dotadas de gran uiow (ver) que construyen los aakwail durante su fase fion (ver) mediante moluwab (ver). Los aaminba son a menudo impresionantes palacios que con su delicado e ingrávido equilibrio desafían toda regla arquitectónica conocida en el resto del Ecumen. Más que simples moradas, son monumentos a la fuerza y paciencia de su habitante-constructor. Unos pocos aaminba fueron construidos fuera de Aakwail, y todos antes del sawulab (ver) por luabbloids (ver) que querían así demostrar su buena disposición hacia el Ecumen.

BAUWAD: verb. desplazar objetos con la mente. Telekinesis. Literalmente «mover algo del modo aakwail» (ver). Adj: define momentáneamente a un aakwail que está efectuando telekinesis. Los aakwail-fion (ver) carecen de patas, tentáculos u otros miembros manipuladores cualesquiera; es sólo gracias a este poder paranormal que son capaces de interactuar con su medio y fabricar tanto sus asombrosos aaminba (ver) como otras delicadas y efímeras artesanías. Su control telekinético es sorprendente a todo nivel: lo mismo pueden mover electrones o protones individuales dentro de un átomo (ver moluwat) que objetos que pesan toneladas. Esto les permite, entre otras cosas, la transmutación de un elemento en otro, base de su sofisticada industria química.

FION: sust (biología). Fase colonial, menos móvil, fotosintetizadora, inteligente y dotada de bauwad (ver) del ciclo de vida de los aakwail. Adj. Por extensión, civilizado. Literalmente «capaz de supeditar los intereses del individuo a los de la mayoría». Los aakwail fion tienen el aspecto de grandes gusanos planos verdes, a veces hasta de un metro de largo por veinte centímetros de ancho y cinco de altura, sin boca, ano, sistema digestivo, respiratorio, nervioso o de ningún otro tipo centralizado, porque se forman por la agregación de cientos de aakwail wao (ver) transformados de individuos en poco menos que células incapaces de funcionar de manera aislada. Son muy resistentes, y sus funciones vitales se encuentran distribuidas por todo su cuerpo, pero sus sentidos son mucho menos agudos que en su forma voladora y predadora. No obstante, su autoconciencia, inteligencia, memoria eidética (ver iilak) y su don del bauwad (ver) les han permitido construir una civilización sorprendentemente sofisticada, aunque no tecnológica.

IILAK: sust (biología). Memoria eidética de los aakwail fion (ver). Literalmente «reconstrucción interior». Los nativos de Régulo III no olvidan ninguna experiencia o conocimiento vivido o adquirido durante su fase fion. En contra de la opinión imperante entre los xenólogos terranos, ciertos investigadores cetianos especulan que algunos de estos recuerdos selectos podrían llegar a la siguiente generación, pasando a través de la fase intermedia de aakwail wao (ver), constituyéndose así en memoria genética, para suplir la absoluta carencia de escritura de la civilización aakwail, pero esta teoría aún no está suficientemente demostrada.

MOLUWAT: verb. Transmutar elementos. Convertir una sustancia en otra por la cuidadosa adición o sustracción de electrones, protones o neutrones a sus átomos mediante bauwad (ver). Literalmente «desplazar la esencia de la realidad». Aunque sólo en pequeñas cantidades y con grandes costos de biakoss (ver), los aakwail fion (ver) son capaces de volver realidad el viejo sueño de los alquimistas terrestres: convertir el plomo en oro y viceversa. Son asimismo capaces de fabricar moléculas de polímeros complejos con propiedades sorprendentes incluso para la química contemporánea, como superconductividad, memoria dúctil, etc. Para ello no requieren de complejas instalaciones ni sofisticados equipos, sino sólo de su versátil bauwad. El Ecumen consideró por años esta habilidad de los habitantes de Régulo III como extraordinariamente valiosa, y pese al sawulab (ver) aún sostiene negociaciones con ellos, sobre todo con la diezmada facción luabbloid (ver) para su utilización con la máxima eficacia comercial.

SAWULAB: sust (neologismo). Control reproductivo consciente. Literalmente «resistir a Bsawul con ayuda del bauwad (ver)». Nombre que recibe la férrea política de chantaje reproductivo aplicada por los suakk (ver) con el objetivo de que el Ecumen se retire parcial o totalmente de Régulo III. El sawulab ejemplifica a la perfección lo determinante que puede llegar a ser el bauwad en un enfrentamiento. Actualmente, y desde parsecs de distancia, los aakwail controlan por completo las capacidades reproductivas terranas, cetianas y de otra media docena de razas del Ecumen, permitiendo que sólo sean fértiles algunas pocas uniones previamente comunicadas. Esto ha obligado al Ecumen a reducir drásticamente su presencia en Régulo III, y sin atreverse a tomar ninguna represalia contra el planeta, so pena de que el biakoss (ver) remanente de los suakk (ver) incluso extintos éstos y el resto de los aakwail, impida entonces definitivamente la continuidad biológica de sus especies constituyentes.

SUAKK: sust. Muy dotado de numbe (ver). Guardianes aakwail fion (ver) de sentidos especialmente aguzados, efectivísimos vigilantes comunitarios contra depredadores, en particular fiiklob (ver) y por tanto llenos de abblufab (ver) pese a no destacar por su elevado bauwad (ver). (Neologismo) Facción secreta de los aakwail que mediante el sawulab (ver) ha logrado que Régulo III volviese a un aislamiento casi idéntico al anterior al contacto con el Ecumen. La fuerza de los aakwail suakk radica sobre todo en que, comunicándose principalmente mediante wombauwfabfaa (ver), los miembros de otras razas son incapaces, no ya de conocer sus planes, sino de siquiera identificarlos. Es así como, siendo relativamente pocos en número, han impuesto sus ideas no sólo a todo Aakwail, neutralizando a los antes dominantes luabbloids (ver) sino prácticamente a toda la galaxia.

UIOW: sust. armonía, regularidad, elegancia. El concepto puede estar ligado tanto de modo específico a la belleza estética, por ejemplo, en los aaminba (ver), como genéricamente, como en el abblufab (ver). Verb. (neologismo) hacer que funcionen con armonía. Se supone que los suakk (ver) prefieren referirse de este modo eufemístico al orden derivado de su sawulab (ver), política de la que en el fondo se avergonzarían.

 

 


NOTAS

 

NOTA 1: En lo adelante, para abreviar, CF. [VOLVER]

NOTA 2: Tal vez porque muchos, escritores y también no escritores, aún se cuestionan la condición de ciencia, dura o no, que pueden tener las teorías e investigaciones sobre algo tan subjetivo como es el lenguaje humano. Con perdón de los semióticos o semiólogos… [VOLVER]

NOTA 3: Ver, por ejemplo, La hormiga, de Pedro Gálvez (Ultramar Editores, 1983) [VOLVER]

NOTA 4: Como el que emitían los seres extraterrestres que encontraban Cucho, Tiño y Botark en una historieta cubana de los 80, publicada en Zunzún. [VOLVER]

NOTA 5: Ver el cuento En las profundidades, de Arthur C. Clarke (que luego dio origen a un episodio de la mucho menos lograda serie Venus prime, en colaboración con Paul Preuss), en el que calamares inteligentes de un abismo marino terrestre se comunican formando figuras coloridas y/o luminosas con sus cromatóforos. [VOLVER]

NOTA 6: Como los Ciribianos de Babel 17 de Samuel R. Delany, a los que posteriormente abordaremos de modo más amplio en este mismo trabajo. [VOLVER]

NOTA 7: Recuérdese el importante rol que juega el lenguaje secreto chakobsa de gestos y miradas codificados, en la serie Dune… bien que Frank Herbert nunca se molestara en explicar sus términos o gramática. Algo similar ocurre con las novelas El mundo de los No A y Los jugadores del No A de Alfred Van Voght, en las que cada capítulo se inicia con un breve comentario sobre una hipotética, secreta y esclarecedora Semántica General, sin que en realidad sus crípticos enunciados tengan gran relación con la trama, que sin ellas no pasaría de una space opera bastante convencional. Y last but not least, vale la pena citar la formidable Epepeh del húngaro Fedrenc Karinthy, publicada en Cuba y verdadera disertación sobre el alienamiento lingüístico a través de un profesor políglota que, por error, llega un día a un país en el que sólo se habla un extraño idioma que no conoce ni es tampoco capaz de aprender pese a todas sus habilidades lingüísticas. [VOLVER]

NOTA 8: La fábula de la caverna platónica podría interpretarse, con algunas reservas, en este sentido… [VOLVER]

NOTA 9: O, como los oyentes, en países tropicales en los que jamás ha nevado ni parece posible que tal cosa ocurra, diga lo que diga la inverosímil novela La nevada, de Gabriel Céspedes. [VOLVER]

NOTA 10: No es por llorar miseria, pero ¡como taaaantas otras…! [VOLVER]

NOTA 11: Los ejemplos sobran: Los Chasch, Los Wankh, Los Dirdir y Los Pnume, que constituyen la famosa tetralogía de Tschai, el Planeta de la Aventura; Mundo Azul; la trilogía de Alastor, la serie de Los Príncipes Demonio; la originalísima novela corta Hombres y dragones, su único Premio Hugo; la serie de Estación Araminta; las novelas El hombre sin rostro, Los valerosos Hombres Libres y Los Asutra, que componen la trilogía del Anomo y muchas más que han hecho las delicias de tres generaciones de fans de la ciencia ficción y hasta de la fantasía, como Lyonesse. [VOLVER]

NOTA 12: Gobernante supremo del planeta Pao. [VOLVER]

NOTA 13: Nacido en 1942 en Harlem (es uno los pocos autores negros del género, junto a Octavia Butler) con una sólida educación en Letras (ha publicado varios libros de poesía y de estudios sobre este género) ya en los sesenta Delany publicó Las Joyas de Aptor (1962); la trilogía de Toron: En las afueras de la ciudad muerta; Las torres de Toron y Ciudad de los mil soles (1963-65); La Balada de Beta-2 (1965). [VOLVER]

NOTA 14: Nova (1968); La Intersección de Einstein (1967) y Tritón (1976). Porque la trilogía de Dhalgren (1975) y En Ciron vuelan (1993) que aún puede encontrarse en algunas librerías cubanas (en cucs, claro) no son space- operas ni siquiera considerándolas con criterios muy amplios. [VOLVER]

NOTA 15: El segundo fue por La Intersección de Einstein, de 1968. También tiene un Hugo por el relato corto El tiempo considerado como una espiral de piedras semipreciosas. [VOLVER]

NOTA 16: En las que algunos han querido ver a la esposa del autor, la poetisa Marylin Hacker. [VOLVER]

NOTA 17: Nombre muy apropiado para un vehículo tan gigantesco que es casi una ciudad: montaña, en árabe. [VOLVER]

NOTA 18: Obras como El jardín de las delicias; El modelo Jonás; Magia de reina, magia de rey; Draco; Arlequín y El hijo del caos. Amén de un puñado de cuentos bastante crípticos. [VOLVER]

NOTA 19: Y vale la pena aclarar ya el significado lingüístico que da el autor en la novela a este concepto: para él todos los lenguajes humanos tienen cierto grado de «empotramiento» dado que cada vez que omiten un sujeto, un verbo para hacerlo más breve, aunque sin perder comprensibilidad, están exigiendo a los cerebros de quienes lo hablan y lo escuchan un esfuerzo de creación de equivalencia memorísticas temporales, que a veces pueden sin embargo convertirse en definitivas, como los epítetos, idioms y lugares comunes culturales. El ejemplo máximo de lenguaje empotrado cotidiano al que se refiere Ian Watson son las retahílas infantiles, de las que quizás la más conocida en español sea aquella del gallo de boda: «sol, seca al agua/que no quiso pagar al fuego/ que no quiso quemar al palo/que no quiso pegarle al perro/que no quiso morder a la chiva/que no quiso comerse la hierba/que no quiso limpiarme el pico/para ir a la boda de mi tío Perico» y que tanto hacen disfrutar a los niños, cuyas mentes en formación encuentran tremendamente dificultosa la retención y operación simultánea de tantos datos… hasta que aprenden a «desempotrar» estructuras de esta clase, o sea, a «traducirlas» a un lenguaje lógico. [VOLVER]

NOTA 20: El hijo de ella supuestamente con Chris se parece al francés de manera innegable y lleva incluso su nombre, en una intriga de infidelidades familiares asumidas en silencio muy típicamente inglesa. [VOLVER]

NOTA 21: Extranjero. [VOLVER]

NOTA 22: No hay que olvidar que en los 70 la Guerra Fría estaba en su apogeo. Éste es el único aspecto en el que la novela ha envejecido. [VOLVER]

NOTA 23: Para la que usan como navegantes a los Lectores de Corrientes, seres vivos evolucionados en una atmósfera de metano, especie de gigantescas ballenas sin las cuales resulta inútil su propulsión. [VOLVER]

NOTA 24: Claramente en la estela de la más incisiva ciencia ficción democatastrofista al estilo del norteamericano Harry Harrison (¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio! llevada al cine como Soylent Green) y de la célebre Trilogía del Desastre:Todos sobre Zanzíbar; Orbita inestable; y El rebaño ciego, de otro británico pesimista, John Brunner. [VOLVER]

NOTA 25: Para que nadie nos acuse de machistas sin falocentristas… y porque realmente es la mejor. [VOLVER]

NOTA 26: Lenguaje que, como algunos fans de la historia militar sabrán, y tal vez otros recuerden de la excelente película Windtalkers con Nicolás Cage, es tan complejo y de semántica tan original que en la Segunda Guerra Mundial las tropas norteamericanas lo usaron como código secreto en el frente del Pacífico, empleando comunicadores de esta etnia para enlazar a sus unidades por radio, sin que pudiese ser jamás descifrado por la por otro lado muy competente en materia de idiomas inteligencia militar japonesa… [VOLVER]

NOTA 27: La mayoría no están aún publicados en español. Como la serie Coyote JonesFurthest, (Ace Publications, 1971); At The Seventh Level (DAW Books, 1972) y Star-Anchored, Star-Angered (Doubleday, 1979). De otra de sus trilogías Native TongueNative Tongue (DAW Books, 1984); Native Tongue II: The Judas Rose (DAW Books, 1987) y Native Tongue III: Earthsong (DAW Books, 1993) sólo han publicado en castellano los dos primeros volúmenes, ambos traducidos magistralmente por Rafael Marín Trechera, el autor de la recordada y aún no superada space-opera hispana Lágrimas de Luz. Son Lengua Materna (Ultramar Best Seller 286, 1989) y La rosa de Judas, (Ultramar Best Seller 288, 1990). Quizás el tercer libro, que leímos en inglés con gran esfuerzo, no ha sido traducido porque, en buen cubano, es el más «serio», lingüísticamente hablando, de una trilogía ya bastante densa en este aspecto, lo que lo vuelve en extremo difícil de leer para los no especialistas del ramo… aunque no por ello menos interesante, en verdad, como conclusión del ciclo que es. [VOLVER]

NOTA 28: Que la autora fija imprudentemente en el año de 1991, sin preocuparse en lo absoluto porque la novela pueda envejecer cronológicamente como ya lo hizo en efecto. [VOLVER]

NOTA 29: Un pequeño botón de muestra: ARTICULO XXV, Sección 1: No se permitirá a ninguna ciudadana de los Estados Unidos desempeñar ningún cargo público por elección o por nombramiento, participar en ningún empleo (oficial o no) en las profesiones científicas o investigadoras, trabajar fuera del hogar sin el permiso escrito de su marido o (de no estar casada) un varón responsable emparentado por sangre o señalado como su tutor por la ley, ni ejercer control sobre el dinero u otras propiedades sin permiso escrito. Sección 2. Dadas las limitaciones naturales de las mujeres… [VOLVER]

NOTA 30: No se refiere al siglo XX, sino al sexo femenino, por el doble cromosoma X. [VOLVER]

NOTA 31: Es curioso que exista un precedente o análogo del Láadan en la vida real: El Nü Shü, código secreto de muchas mujeres chinas. Se trata de una manera diferente de escribir la lengua habitual, que como muy interesante característica tenía la de ser fonética en lugar de ideográfica o ideogramática, a diferencia de la versión masculina. Y escribo «tenía» y no «tiene» porque, lamentablemente, su última conocedora plena «nativa», o sea, que lo aprendió en su infancia como «lengua materna» murió el pasado año de 2004. Al parecer, ahora quedan apenas un par de mujeres con conocimientos muy parciales y limitados sobre esta particular manifestación cultural y feminista. El Nü Shü vino a ser conocido fuera de China sólo en fecha tan reciente como 1983… justo un año antes de la publicación de Lengua Materna por Suzette Haden Elgin. Resulta lógico entonces suponer que, tratándose de una destacada lingüista y una feminista en activo, fuese de las primeras en interesarse por esta noticia. ¿Cuánto hay entonces de Nü Shü en este libro? Sólo la autora podría responderlo… sin que, en todo caso, esta circunstancia concreta merme en lo más mínimo el gran valor de esta novela y de las demás de la trilogía, pues en no pocas ocasiones los escritores de ciencia ficción parten en su fabulación de datos reales que se limitan a extrapolar o deformar por analogía. [VOLVER]

NOTA 32: Como ejemplo de lo que podría ser preferible evitar, y pidiendo de antemano perdón por la inmodestia, hemos incluido en el ANEXO algunos fragmentos de nuestro propio (y más bien fallido) cuento de ciencia ficción Diccionario Aakwail-Terrano, en el cual intentamos estructurar la historia del contacto de la humanidad unida (el Ecumen) con una cultura alienígena a través de una lista escogida de definiciones de su lengua… un trabajo agotador que nos exigió varias semanas, pero que, sin embargo, consideramos que resulta denso casi hasta el punto de la ilegibilidad y el bostezo. Y el peor, el único pecado que no puede permitirse la literatura ni ningún otro arte es el de aburrir al público. Por supuesto, la lectura de este Anexo no es ni mucho menos obligatoria para la comprensión cabal de este artículo. [VOLVER]

 

Este artículo se vincula temáticamente con Diccionario aakwail-terrano, de Yoss y Editorial: «El poder de la palabra», de Eduardo Carletti, sobre discurso «El peligro del relato único» de Chimamanda Adichie.


Axxón 224 – Noviembre de 2011

Artículo de autor latinoamericano (Artículo : Ensayo : Literatura : Fantástico : Ciencia Ficción : Lingüística : Cuba : Cubano).

Una Respuesta a “«Idiomas alienígenas: un breve paneo por la ciencia ficción de base lingüística», Yoss”
  1. Carlos dice:

    Muy interesante artículo sobre la lingüistica en la literatura de ciencia ficción. Enhorabuena a Yoss por el tema elegido y por su elaboración. Solo añadir que, en mi opinión, Jack Vance es el autor de ciencia ficción antropológica más importante del siglo XX. Sus aportaciones fueron las primeras sobre las bases de sociedades completamente distintas, y Blue Planet es, si no la primera, una de las primeras novelas donde se desarrolla un mundo propio extra-terrestre (con excepción, claro, de los relatos de mundos de Lovecfraft en los años 30) Reducido a un absurdo estereotipo de escritor de aventuras «juveniles» (un san benito que le colgaron para siempre: y que él mismo nunca negó, porque consideraba sobre todo ser un escritor de entretenimiento y de aventuras, pero no «juveniles», ni mucho menos simples), Vance ha aportado tantas ideas al género que hoy en día estas ideas se han «disuelto» entre otros escritores mucho menos dotados que él, y que encima reciben premios y reconocimientos. La filosofía de Vance es materialista, y comprende el significado antropológico del lenguaje y la transformación sobre las especies. Otro dato interesante es cómo el entorno o el clima generan modos culturales específicos. Solo quería hacer esta reseña breve sobre un autor mayúsculo, un escritor de escritores (es decir, un autor al que leen más los escritores que el público aficionado al género; por ejemplo el George Martin de los 70 es vanceniano hasta la médula) Vance también tuvo una capacidad para dibujar personajes tan sutiles como le interesara, y a obras como «El jardín de Suldrun», «El príncipe Gris» o «Lámpara de noche» me remito. Por si fuera poco, es uno de los mejores dialoguistas de la literatura contemporánea: sus diálogos no tienen nada de acartonados, y nos remiten a la personalidad real de sus protagonistas.

  2.  
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