Taller Literario Gratuito de Axxón
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CUENTOS Y COMENTARIOS

Taller abierto

Cuento en análisis 0003 (semana del 27 al 03 de Setiembre de 2004):

LOS HOMBRES AZULES

De Rubén Mesías Cornejo

Sin temor a equivocarme diré que ninguno de los informes que tuve sobre la mesa de mi despacho me procuraron la suficiente clarividencia para permitirme esbozar un ínfimo panorama del extraño orden que actualmente impera en el país: aconteció que los nuevos hombres que ostentan el mando de la República, me encerraron junto con otros camaradas en uno de tantos cubículos que pueblan este vasto campo de concentración. Aquí adentro transcurren los días de los ex dirigentes de una sociedad que no supo contrarrestar a sus enemigos inmediatos. Hoy, lejos del poder y de sus lujos, solo nos queda la opción de hacer vida contemplativa, pues nuestras mentes se entretienen divagando entre las miríadas de recuerdos que acompañan nuestro encierro. Como he dicho, en este pacifico lugar solo se puede vivir retrospectivamente, ya que darle curso a la memoria constituye el único medio para transgredir la disciplina re-educativa que los agentes del régimen nos han impuesto. . Habitualmente puedo escuchar sus carcajadas cuando algún colega mío sube el tono de su voz para dirigirse a una multitud imaginaria, pidiéndole moderación a sus vítores, vítores que el alucinado percibe, y que, seguramente alguna vez recibió. Claro está que si pudiera establecer alguna relación que me condujera a descubrir la fuente de los delirios de mi camarada, me atrevería a hacerlo, pero las reglas del establecimiento prohíben que un particular intervenga en una terapia ajena. Además existe un argumento coactivo que me lo impide: ocurre que una fornida mano enguantada me coge del cuello y me obliga a distanciarme del vocinglero. Mas allá encuentro a varios hombres tendidos en posición pronal, el sol reverbera sobre aquellos cuerpos raquíticos, teñidos de azul, como una legión de esplendentes destellos, sugiriendo en el espectador casual una imagen extraída de la contemplación de una playa paradisíaca. Sin embargo la frenética gimnasia que le imponen a. sus cuerpos, que se arquean de arriba hacia abajo, delata una larga abstinencia del ejercicio sexual. Aquellos hombres fornican la Tierra, fecundando con su semilla el espacio destinado para sus tumbas. Vuelvo la mirada hacia otro ángulo del campo, y escucho la amonestación de mi cancerbero. Debo alejarme de nuevo, y en silencio, con la instrucción de no divulgar en otra parte lo que acabo de espectar. Empero, una presencia inesperada me obliga a retroceder. He tropezado con otro recluso, un hombre achinado y obeso que me observa como si deseara destruirme. Y tal vez sea así puesto que ha decidido avanzar sin considerar mi presencia, raudamente me hago a una lado para que el gigante pase. No obstante permanezco. Pendiente de los actos del monstruo y observo como se dirige a agredir abiertamente a los fornicadores de la Tierra, pese a que estos jamás han hecho nada, que yo sepa, para despertar la ira de aquel bruto.

Cambio de rumbo optando por un sendero que me conduzca hacia las vallas electrificadas que cercan el lugar por todas partes, y que mis ojos alcanzan a divisar en lontananza, casi unidas al limite del horizonte en el cual el sol se funde con la Tierra, sin embargo muchas calles antes de llegar a mi destino mis pies atraviesan un hermoso vergel donde algunos de nuestros ministros mas prominentes juegan demencialmente al ajedrez arrojándose las piezas a la cara. Cuando los contemplo mi imaginación se los representa como si fueran párvulos que estuvieran descubriendo, por vez primera, el orden de las formas. De hecho la disciplina que el movimiento de las piezas implica constituye para ellos un complejo misterio en el cual les complace habitar.

Mientras continuo mi periplo observo como los contendientes blanden un caballo, o en ocasiones un alfil, para lanzarlo contra su oponente, imaginando quizás que el trebejo arrojado se transfigura en un poderoso dardo cuya fuerza aniquiladora puede acabar con el rival de inmediato. Siendo así, cada golpe acertado se convierte en un triunfo y en una ostentosa humillación para el golpeado. Cuando todo acaba ambos contendientes terminan estallando en risotadas, inducidos por la evidente estupidez de lo que han hecho. Algo que deben comprender cabalmente pues el rito se reanuda hasta que el arribo de la noche impide la reiteración de aquella absurda representación.

Dejando atrás la visión de estos enloquecidos burócratas, mis pasos continúan acercándome a las enhiestas alambradas que protegen el recinto. Cuando las veo he pensado, muchas veces, en humedecer mis manos para experimentar, de una vez por todas, el violento impacto de la electricidad, y cancelar así la miserable existencia que estoy llevando a cuestas. Confieso que evocar el pasado ya no me satisface. En términos reales resulta duro añorar una denostada viñeta del ayer, sabiendo que no servirá de nada recomponer el cuadro de una realidad definitivamente perdida. Debo admitir que aquella es la pauta sobre la que desarrollo mi vida de presidiario. Soy un hombre azul, un ente gélido que nada quiere saber ya. Mi uniforme confirma el estado de mi mente, y mis recuerdos actuales reflejan mi acuciante deseo de perecer. Soy incapaz de encontrar un sentido a las escenas que relate, y realmente lo único que deseo olvidar el infausto día en el que una vociferante turba de anarquistas invadió mi oficina para exigirme, bajo amenaza de muerte, que renunciara al ejercicio de la presidencia.

Un día después la república dejo de obedecerme, y aquello significó el triunfo definitivo de los malditos predicadores que, teniendo como base la filosofía trascendental de los de los siglos pretéritos, crearon un discurso eficiente que transmitido de generación en generación consiguió decantar las estructuras sociales hacia la forma que actualmente tienen.

Ahora nos encontramos en una realidad donde impera la libertad y el hombre es capaz de controlar sus pasiones malsanas. .No existe la codicia, y cada quien vive de su propio esfuerzo, autoabasteciéndose y practicando el trueque en escala masiva. Por ende, las aglomeraciones urbanas desaparecieron para aprovechar el espacio que ocupaban en la ampliación de la creciente frontera agrícola. En este sentido, ausente la estructura sobre la cual se sustentaba el estado capitalista, éste perdió su razón de ser, extinguiéndose junto con todos los iconos que encarnaban dicha cultura.

Sin embargo buena parte de nuestra burocracia continúo existiendo negándose a abdicar de los principios en los cuales se había formado. Siendo así, los hombres nuevos nos redujeron dentro del perímetro de esta antigua ciudad, que antaño fue la capital. Rodeándola de alambradas para evitarnos el contacto con el exterior. Adentro nuestra especie puede continuar su existencia sin rumbo, sumida en la inacción, en el marasmo de los recuerdos, aunque yo sea el único que prefiera engullir, de golpe, todas las cápsulas que llevo en mi bolsillo para enterrarme en un suelo sin imágenes que me acerque definitivamente a la verdadera muerte.

Chiclayo, 2 de julio de 1996 / 28 de julio de 2003 .




Comentarios:

Laura:

Hola a todos

EL cuento es bueno. (Están logrando que lea Cf. hispanoamericana!!) Lo que fue difícil para mí fue como dijo Carlos Flores, los párrafos extensos. Pegados. Pocos puntos y aparte.

La idea, comprensible... generalmente los opuestos se parecen. Cuando una cosa ha llegado a ser totalmente lo opuesto de otra, corre el riesgo de asemejarse. Como el símbolo del yin/yang. La parte negra contiene un círculo blanco, y la parte blanca contiene un círculo negro. Es difícil mantener un equilibrio y sobre todo en cuando de compromiso con las ideas se trata.

Y al revés de Carlos, puedo entender fácilmente como un anarquista puede caer en un procedimiento totalmente contrario a su razón de ser. Es ver la otra cara de la moneda. La historia siempre es contada por los que ganaron la batalla, pero que de la otra parte, más allá que coincida o no con nuestros valores.

Al principio pensé que "Los hombres azules" eran hombres de las estrellas... de a poco fui cayendo en la ideología muy terrena... eso sí un dejo amargo me ha quedado en el recuerdo...

Quizá ese fue el objetivo de Rubén Mesías. Si eso era lo que querías, conmigo lo has logrado


Carlos Flores Gutierrez:

Procedo a comentar el cuento "Los Hombres Azules" de Rubén Mesías.

Bueno, para comenzar podría decir que los largos párrafos en que la historia
está redactada hacen un poco cansada la lectura, sobre todo en la pantalla
de la PC, pues es muy fácil perder la línea al avanzar la página, podría
dividirse fácilmente en párrafos más manejables.

La historia propiamente dicha me pareció buena, redactada con buen estilo y
correcto uso de las palabras en forma de pensamientos del protagonista, pero
al final resulta un tanto confusa, pues se conduce como las memorias de un
preso político en un campo de concentración tipo fascista hasta convertirlo
en una especie de deshecho social, dejando en el camino muchos cabos sueltos
y dudas.

Los anarquistas lo metieron ahí con amenazas de muerte, para subsistir en
condiciones que impulsan a la locura y el suicidio, sin posibilidades de
socializar con los otros presos, que más bien parece colección de dementes
perdidos, pero el propio protagonista les endilga los mejores conceptos
posibles a sus carceleros en el penúltimo párrafo, cuando la postura de
alguien en esa situación sería diametralmente diferente.

Ahora si el nuevo régimen anarquista otorgó la libertad, controló las
pasiones malsanas, etc., ¿cómo "los hombres nuevos" fueron capaces de
concebir y dirigir un lugar como ese? Si un "régimen anarquista" hace eso,
me parece que ya no sería anarquista, me parecería más una dictadura que
otra cosa. No sé, pero me pareció un poco confuso en ese sentido.

Bueno, es lo que se me ocurrió tras leerlo unas tres veces.


MaGnUs:

>Bueno, para comenzar podría decir que los largos párrafos en que la historia
>está redactada hacen un poco cansada la lectura, sobre todo en la pantalla

Estoy de acuerdo, es un tanto confuso en ese sentido, además de que, para
mi gusto, las frases son un poco demasiado largas.

Igual me parece también que esta correctamente escrito, aunque falta un
poco de claridad en el desarrollo...parece más parte de una historia más
larga que un cuento que se pueda presentar solo.


Eduardo J. Carletti:

No conviene que repita comentarios.

Estoy de acuerdo con la base de los comentarios ya realizados, en general.

   1. Yo pondría unos cuantos puntos aparte más.

   2. Quitaría algunos adjetivos en frases donde la dupla adjetivo-sustantivo se presenta más de una vez.

   3. Revisaría cuidadosamente la puntuación y acentos.

Excepto estos detalles que se han observado, el texto está bien escrito.

Respecto a contenido de historia, todo lo que tiene que ver con el ambiente "carcelario", etc, no es muy original.

Aclaro que a mí, en particular, ya me molestan de manera automática las repeticiones de ambiente que se ven en las obras de ficción de las situaciones carcelarias. No sé si se podría inventar otra cosa (bueno, Alonso lo hizo en una novela que tiene por ahí, pero que no se conoce todavía), así que el comentario es muy subjetivo .


Axel Pimentel:

Hola, mis comentarios sobre "Los Hombres Azules".
El lenguaje es muy rebuscado, eso es bueno si ese efecto se quiere
trasladar, si esa es la forma de expresarse del personaje, con frases como
"cubículos que pueblan este campo", "vivir retrospectivamente" "el sol
reverbera sobre aquellos cuerpos raquíticos" que no hacen mucho sentido y
dificultan la lectura.
Encuentro contradictorio que al principio hay unos "nuevos hombres que
ostentan el mando de la República" y luego "cada quien vive de su propio
esfuerzo". Luego ¿quién se hace cargo de las cárceles?
Como una pesadilla, como un infierno, como una fantasía, bien. Como la
utopía que describe al final no me convence.
¿Por qué son azules los hombres?
Algunas imágenes me gustan y me parecen evocadoras, especialmente la de los jugadores de ajedrez.


Omar Vega:

Leí el cuento y encontré que el autor maneja el oficio literario con
habilidad. Se sabe expresar, lo que es bueno. El detalle de los
párrafos muy largos es remediable, pero ya tiene lo esencial. El uso
del narrador en primera persona es particularmente adecuado para
crear atmósferas psicológicas, como la de este relato. Mis criticas
irán dirigidas, entonces, no al autor quien, a mi entender, lo hace
muy bien, sino exclusivamente al cuento en particular.

En primer lugar creo que no se trata de un cuento, sino de la
descripción de una atmósfera; de una escena. Un cuento tiene una
trama y un desarrollo; parte de un gancho inicial y se extiende a un
clímax, culminando en un desenlace. Hay sorpresas y curiosidades en
el camino. Se engaña al lector. A veces oculta lecciones
trascendentes. En fin, es un arte curioso. Vale la pena aprender de
Poe, Borges y tantos otros maestros.

El relato de Rubén se queda en una escena y describe de manera muy
ligera lo que ocurre en un mundo extraño. Se explica que se trata de
un presidente que sufre un golpe de estado de fundamentalistas. No se
sabe nada más sobre que paso ni que pasara. Es un instante. Una
fotografía.

Considero que es bueno y está muy bien escrito. Pero que da para un
relato más largo e intrigante, que describa con más detalles que paso
con esa sociedad. Y que muestre cambios.

Pero lo básico esta; se ve el talento en el manejo de la palabra.


Amos Josepher:

A mi personalmente no me interesa si el trabajo tiene forma de cuento, relato, informe, o un ejercicio de escritura, para probarse uno mismo de lo que es capaz, sino si despierta mi interés. LOS HOMBRES AZULES de Rubén tienen una carga dramática y amarga lo suficientemente interesante, como para obviar esa observación.

Posiblemente si Rubén se lo propusiera estoy seguro que, usando su propio criterio, conseguiría eliminar algunos tropiezos menores. Me gusta su estilo seco y efectivo y eso hace resaltar para mí, alguna debilidad como en este párrafo que me suena a conformismo cuando lo mismo podía haberse escrito de una manera más agresiva. Además existe un argumento coactivo que me lo impide: ocurre que una fornida mano enguantada me coge del cuello y me obliga a distanciarme del vocinglero

Claro que son gustos personales. Por lo demás lo he leído con gusto.Me entró curiosidad por saber que significan esas fechas al final.


Inma:

Personalmente esta forma tan enfática de describir una situación no
es mi predilecta, prefiero el lenguaje sencillo y fácil que no por
ello tiene que carecer de fuerza y dinamismo. Pero tengo que decir
también que Rubén maneja el juego de palabras con gran habilidad, es
indudable su talento para escribir, por lo cual felicito a Rubén
sinceramente. No sé si él pretendía hacer un cuento de esta historia,
yo no lo catalogaría como tal, más bien podría ser un extracto de una
posible novela, el tema escogido y su manera de tratarlo lo permiten.
Sólo echo de menos algunas pausas, sobretodo en el primer párrafo, he
intentado leerlo de viva voz y casi me quedo sin aliento. Por lo
demás, sólo reiterar mis felicitaciones al autor.


Sergio Gaut Vel Hartman:

Coincido con los compañeros que vieron en "Los hombres azules" un escenario que prefigura un cuento y no un cuento en sí mismo. No tiene desarrollo y sólo la mención a la incapacidad para "ver" anticipadamente los signos que anunciaban un golpe de estado permite vislumbrar un tránsito desde una situación A a otra B. Pero todo el cuento transcurre en B y sólo alguna observación posterior, apoyada en el uso habitual de los términos ("anarquía", "capitalismo", "libertad"), induce al lector a crear en su cabeza un cuadro de cuál sería ese desplazamiento... siempre que tales términos conserven en la realidad ficcional los mismo valores que les damos en nuestra realidad. El narrador/víctima da a entender que el suyo ha sido un gobierno dictatorial, y que la primera impresión (el golpe de estado, reclusión en campos de concentración) está bastante cerca de una verdadera revolución o de un regreso a una normalidad perdida. No obstante, todo esto sufre las consecuencias de una exagerada compresión. Todos los sucesos narrados, tanto los que serían experimentados por el narrador como los de sus compañeros que fornican con la tierra y los burócratas que juegan al ajedrez arrojándose las piezas a la cara, merecen un desarrollo y su puesta en función de una trama, que aquí, en estas breves mil palabras (y algo más) no existe. Sugiero una reescritura profunda aprovechando que hay un escenario, personajes y una situación explotable. Coincido con Eduardo en que los problemas de puntuación deben ser resueltos y más cuidada la presentación. Una observación válida para todos. El Word tiene una opción para colocar el texto en español. Yo veo que muchos textos llegan con la opción en "ningún idioma" o "inglés". Eso impide que se vean marcadas las palabras que han sido incorrectamente escritas. Hay que ir a HERRAMIENTAS > IDIOMA > SELECCIONAR IDIOMA > ESPAÑOL >PREDETERMINAR > ACEPTAR. No es difícil y evita que aparezca un "prohíben" o "espectar" (un verbo que no existe y un neologismo que no se necesita ya que hay varias palabras que podrían reemplazarla). Veo posibilidades en el cuento, pero así como está no es publicable.


Enrique Castillo:

Trataré de no repetir conceptos vertidos previamente. El concepto me parece interesante, pero me evoca la sensación de ser un extracto tomado de un capitulo de una novela más basta, como si fuera una probada para atraer al lector. Y si así fuese lo consigue en parte, me induce a querer leer la historia previa, pero el cierre que le dio al cuento no me llama a saber a más a futuro. Por otro lado, las frases previas al final de alabanza al nuevo régimen, me dan la idea de un condicionamiento que no se muestra con la fuerza necesaria para que sea evidente a cualquier lector que no busque sentidos ocultos en cada frase. Está bien no subestimar al lector, pero pretender un análisis de las motivaciones del autor en cada frase me parece excesivo, y si no es eso lo que buscaba el autor, entonces, debió usar un sistema de escritura más llano. Si se da a este cuento forma de novela o se lo extiende para llenar los huecos que se le encuentran me encantaría leer esa  hipotética nueva versión, el concepto es interesante .


Voltairexxi:

Bueno, a mí no me pareció mal ni el lenguaje ni el concepto, es que
simplemente estoy más acostumbrado a que al protagonista le pase
algo. Después de todo, protagonista viene de "prota", y "agón",
lucha. O sea, el tipo debiera luchar (aunque sea mal, aunque sea en
retirada) y esa lucha debiera tener un final en el cual el tipo
debiera estar diferente de cómo empezó. Y en esta viñeta, el prota
sigue exactamente tan molusco que como empezó, ni más, ni menos.
Además me parece que te diluyes en anécdotas secundarias, extensas,
en una galería de tipos. Con eso a) matas la generalización que
creaste en el título b) pierdes espacio que debiera estar dedicado a
profundizar en algo, aunque sea de forma indirectísima, a través de
la rara voz narrativa o del ligero absurdo que propones.


Luis Saavedra:

Lamentablemente el cuento lo sentí muy frío en mi experiencia, en el
sentido de que no me produjo ningún gran efecto estético o
intelectual. He creído ver que bebe de esa tradición fantástica que
cultivaba Michael Ende, en donde todo era un significante, una
sugerencia abierta al lector para su propia interpretación, pero no
fue suficiente para mí, que me quedó la sensación de tener alguna
ambientación, algunos personajes, pero ningún verdadero motor o
justificación del deambular de un personaje que tampoco tiene rasgos,
como si fuera una marioneta.

Lo positivo es que está razonablemente bien escrito y que un tema así
siempre se le pueden sacar buenos dividendos, en forma narrativa y
dramática.

Mi sugerencia es que se reescriba teniendo en mente un poco más de
ambición y planeación, tanto a nivel de trama como de personaje principal.

Una pregunta: ¿Por qué el título si los personajes azules no tienen
mayor peso en el relato?


Rubén Mesias Cornejo:

Hola Luis

Como autor del cuento te respondo algo sobre el origen del titulo.

En primer lugar me pareció evocativo titular esta historia así, pues deriva del recuerdo que tengo de una visita a un hospital psiquiátrico en el cual los internos llevaban un traje de color azul.

Y el cuento tiene su origen precisamente en la impresión posterior, bastante fantaseada de esa visita

Un saludo desde el PERU


Luis Saavedra:

Rubén:

> En primer lugar me pareció evocativo titular esta historia así, pues
deriva del recuerdo que tengo de una visita a un hospital psiquiátrico
en el cual los internos llevaban un traje de color azul.
Concuerdo con ello, es una buena imagen para el cuento y un título
poderoso. No la deseches, potencia la idea de los hombres azules,
dirige tu atención hacia estos seres que al parecer no tienen salida .


Hado Navarro:

En general me gustaron la ambientación, los personajes y la poética.
El final fue un tanto súbito y estaría bueno que hubiese más
atmósfera. En cuanto a una interpretación no se si me cae tan bien la
analogía entre anarquistas que se contradicen o están dementes y
políticos encerrados que también están locos. Estar loco no es
necesariamente contradecirse. Pero bueno estas son especulaciones
mías... A veces me excedo en la búsqueda de la justicia poética.
A Sergio Gaut vel Hartman:
En cuanto al verbo "espectar" me encanta y no creo que no exista. Un
término comienza a existir a partir de que se lo usa, se lo entiende
y comparte. A menos que no lo entiendas creo que no habría motivo
para censurarlo en el ámbito editorial.

El relato me gustó y espero leer más cosas con ese tipo de
expresiones.


Rubén Mesías Cornejo:

Gracias por los comentarios amigo Navarro, por tus palabras deduzco que tienes una visión mas libre de estos asuntos, pero los editores tienen sus propias pautas y también hay que ceñirse a ellas para que los relatos queden expeditos para su publicación.



 

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