Hora Cero Semanal


De Enciclopedia de la Ciencia Ficcion y Fantasia argentina

El llamado Suplemento Semanal de Hora Cero de Editorial Frontera, de Héctor Germán Oesterheld, fue anunciado ya en el número 5 de la revista Hora Cero mensual original y apareció el día 4 de setiembre de 1957, convirtiéndose en la más popular y accesible.

Se publicó a lo largo de poco más de dos años, siendo el último número aparecido el 116, del 18 de noviembre de 1959. Salía los días miércoles de cada semana y su precio era considerablemente más bajo que el de su revista de origen, $ 1,50. También era inferior la calidad del papel y menor el número de páginas, que apenas alcanzaba a las ocho hojas incluyendo la tapa y la contratapa, con catorce planchas de tres tiras cada una y unos nueve o diez cuadros de historietas por carilla. Esto daba un buen tamaño para la visualización del dibujo y una reproducción gráfica muy aceptable. La tapa y la contratapa estaban impresas a tres colores, que variaban cada cuatro números. Esto se debía seguramente, a que las revistas eran impresas en tandas mensuales de a cuatro ediciones por vez.

El interior de la publicación iba solamente en blanco y negro. Estas características se mantuvieron hasta el número 97 del 8 de Julio de 1959, a partir del cual y hasta el último número, las portadas mostraron en la mayoría de los casos (no en todos) un mayor colorido. Hora Cero, Suplemento Semanal era exactamente del doble de formato que su publicación original: en sus dimensiones, 195 × 226 mm., y mantenía la orientación horizontal.

A diferencia de Hora Cero, el suplemento semanal no traía historietas completas en su primera etapa y hasta el número 13. Todas las publicadas terminaban con el clásico "continuará", que mantenía en vilo a todo un país durante una semana ante las alternativas de las historias largas de "Ernie Pike" (dibujada por Pratt) y el más que formidable y famoso mundialmente El Eternauta, obra magna de Héctor G. Oesterheld dibujada por Solano López.

El primer número comenzaba en la retiración de la tapa con "Desencuentro", una larga historia de Ernie Pike entre tanquistas ingleses en África del norte durante el cerco de Tobruk. Se estiraba a lo largo de cinco planchas y los sublimes dibujos del veneciano, ricos en claroscuros y medios tonos de aguada, ilustraban perfectamente una muy buena historia de Oesterheld que tendría un dramático final tres números más adelante.

A continuación y con el antetítulo "una cita con el futuro" se anunciaba El Eternauta. Esta historia se extendía solamente en tres planchas con unos treinta cuadros y siempre concluía en una secuencia de suspenso que mantenía sin altibajos el interés de los lectores de semana en semana, sosteniéndolo a lo largo de dos años. La historia de Juan Salvo, el fabricante de baterías que soporta con su familia y amigos una invasión extraterrestre en Buenos Aires, luego extendida a casi todo el planeta, y su posterior huída a lo largo del tiempo y el espacio, es suficientemente conocida y tuvo varias reediciones posteriores. Bástenos recordar que esta versión, publicada en el suplemento de Hora Cero, es la primera y hasta donde hemos podido enterarnos, la única completa de acuerdo al original, sin eliminación de títulos ni cuadros de enlace al fin de cada entrega.

Luego venía "Randall, the killer", un extraordinario western con magníficos dibujos de Arturo del Castillo que se iban superando entrega tras entrega hasta alcanzar una perfección comparable a la de los grandes maestros europeos y norteamericanos, pero con una personalidad propia en su ritmo cinematográfico, evidenciado en formidables claroscuros y rayados y tramados, propios de un grabador, que adornaban cada cuadro. Los muy buenos y humanos argumentos de Oesterheld sirvieron de base a esta verdadera obra maestra del western sudamericano que se extendería en las ediciones del suplemento hasta el número 61.

 



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