Francis Crick en los años 50, en Cambridge
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En la Inglaterra de 1940 el joven científico Francis Crick decidió dedicar
su vida a develar dos misterios: los fundamentos de la vida y cómo da origen
el cerebro a la conciencia.
Para 1953 Crick y James Watson, su joven colaborador estadounidense, habían
resuelto el primero de ellos con su modelo del ADN. Comenzaron así una
revolución en la biología y se ganaron un puesto permanente en los anales de
la ciencia.
Luego de eso, Francis Crick se concentró en buscar un área física del cerebro
que fuera crítica para la conciencia humana. A pesar de sus esfuerzos, el enigma
de la mente permanece tan intratable como siempre.
En el acto homenaje a Crick, fallecido el 28 de julio pasado a los 88 años,
que se celebró en el Instituto Salk de La Jolla, se habló de este asunto
inconcluso.
Se desconoce de qué manera los miles de millones de células cerebrales
interpretan sensaciones, hacen uso de la memoria y asociaciones para
encontrarles algún sentido, y finalmente crean pensamientos conscientes
acerca del mundo.
"Para nosotros es inconcebible, pero de algún modo sucede", dice Terry
Sejnowski, un neurobiólogo computacional del Instituto Salk que estudia cómo
utilizar computadoras para entender el cerebro.
"La conciencia es esquiva", dice. "Es difícil atraparla".
El cerebro guarda aún muchos secretos
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Según los científicos, la conciencia, sobre la que teólogos y filósofos han
reflexionado por siglos, es, en el fondo, el producto de la biología, por
más desconcertante que esto pueda parecer.
"Las alegrías y tristezas, memorias y ambiciones, el sentido de identidad
personal y libre albedrío, no son más que el comportamiento de un vasto
armazón de células nerviosas y moléculas asociadas", escribió Crick en 1994
en su libro "La hipótesis sorprendente".
Dilucidar cómo el cerebro crea la conciencia modificaría profundamente la
manera en que los humanos nos vemos a nosotros mismos, dicen los científicos.
Conociendo los mecanismos internos, se podrían encontrar nuevos tratamientos
para las enfermedades mentales. Comportamientos antisociales como la
violencia y el abuso sexual podrían abordarse desde nuevos ángulos.
Se podrían construir máquinas que realmente piensen, lo que traería al mundo
real la inteligencia artificial de la ciencia ficción.
"Las posibilidades son ilimitadas", dice Sejnowski. "Es como tener el Santo
Grial".
Los neurocientíficos poseen medios refinados para estudiar cómo las distintas
partes del cerebro procesan la luz, el sonido, los olores, el sabor y el
tacto. Han identificado en el cerebro lugares importantes para el lenguaje,
habla y memoria.
Pero a la conciencia atañe la manera en que todas las partes se unen para
crear una mente pensante.
"El reduccionismo es una buena manera de empezar, pero llega el momento en
el que hay que unir las piezas y ver cómo funcionan en conjunto" dice
Sejnowski. Él llama al esfuerzo de armar esa visión global "el proyecto
Humpty Dumpty".
Hace siglos que se busca desentrañar los mecanismos de la mente
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Hoy, más que en cualquier otro momento de la historia, los neurocientíficos
creen poder resolver el problema de la conciencia.
Técnicas de imagen refinadas, como las usadas en resonancia magnética,
pueden mostrar al cerebro vivo en acción hasta el detalle de la activación
de pequeños grupos de neuronas en partes específicas del mismo.
Entretanto, la avanzada tecnología de computadoras permite a los científicos
filtrar enormes cantidades de información y crear modelos de cómo operan
diferentes partes del cerebro.
"La tecnología para descubrir y caracterizar cómo la mente subjetiva surge
del cerebro objetivo está a nuestro alcance", escribe en su nuevo libro, La
búsqueda de la conciencia, Christof Koch, neurocientífico de Caltech y
colaborador de Crick durante mucho tiempo. "Los próximos años serán decisivos".
Uno de los métodos con que los científicos han atacado el problema de la
conciencia y en el que Crick se concentró en los últimos años de su vida
consiste en estudiar de qué forma el cerebro interpreta y da sentido a lo
que ven los ojos.
El estudio de la atención, o qué circuitos neuronales son afectados cuando
el cerebro se concentra en un objeto visual dejando a otros de lado, es un
área importante en este campo.
El sistema visual, desde la retina del ojo hasta la corteza visual y más
allá, abre una ventana por decirlo de alguna manera hacia uno de
los aspectos de la conciencia.
Los científicos que estudian el sistema visual en el cerebro han hallado que
ciertas células cerebrales se activan cuando detectan movimiento. Otras
parecen activarse sólo en respuesta a cambios de color o dimensión.
Pero no está nada claro qué significa todo esto, y los científicos que
buscan diagramar caminos visuales en el cerebro que contribuyan a la
conciencia están en gran medida buscando a ciegas, dice Ed Callaway, un
neurocientífico del Instituto Salk.
"Hay miles de millones de neuronas en el cerebro, y cuando las registramos,
no sabemos de qué tipo son", dice. "Hay una enorme complejidad neuronal".
Aún así, los estudios realizados en el Instituto Salk, UCSD, Caltech y otros
lugares han brindado nuevos conocimientos:
Al estudiar el neurotransmisor dopamina se ha aprendido más sobre el
sistema de recompensas del cerebro, o cómo el cerebro humano asigna valores
a ciertas cosas; desde la dedicación y tiempo empleados en la obtención de un
simple objeto, hasta inscribirse en la universidad, casarse o proponerse una
carrera. Se está comenzando a ubicar el lugar del cerebro donde se realizan
tales decisiones.
En el sistema visual, se encontró que las mismas células cerebrales que
procesan las señales luminosas también llevan información sobre el valor de
las mismas. "Están entrelazados", dice Sejnowski. "El objeto, y su valor para
el animal, ambos están representados por el mismo grupo de neuronas".
También se halló que la región del cerebro llamada tálamo no es sólo el
lugar por el que las señales nerviosas ingresan a la corteza (donde ocurre
el pensamiento de alto nivel), sino que también regula la cantidad de
información que pasa. "El tálamo podría ser una de las estructuras secretas
que implementan y regulan las representaciones conscientes en la corteza",
dice Sejnowski.
Los últimos descubrimientos sólo se asoman a lo que ocurre dentro del
cerebro. En sus últimos años Crick se concentró en buscar un área física del
mismo que fuera crítica para la conciencia humana.
Los científicos aún tienen que encontrarla.
Cuando se alcance la comprensión, seguramente no será por un solo
descubrimiento dramático, como lo fue el de la estructura del ADN en 1953.
Y la clave hacia la conciencia podría incluso no estar vinculada con
una parte física del cerebro.
Francis Crick
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"Yo pienso que es algo más sutil, como las interacciones entre los distintos
patrones de actividad en diferentes partes del cerebro", dice Sejnowski.
El problema de la conciencia es difícil, pero más difícil aún es procurar
adelantarse para saber de qué manera será resuelto.
"No veo razones que impidan que terminemos por descubrirlo", dice. "Lo que
no se puede es predecir cuándo, o dónde, o cómo".
Recientemente se realizó un homenaje a este apreciado científico, que seguía produciendo
resultados para la ciencia hasta poco antes de morir, a los 88 años de edad. En
un emocionante tributo al "caballero de la ciencia", Francis Crick, co-descubridor de la
estructura del ADN, el 27 de septiembre pasado se juntaron varios centenares de personas
en el Instituto Salk para Estudios Biológicos de La Jolla.
Y hace menos tiempo aún murió Maurice Wilkins, otro de los pioneros de la investigación
del ADN, a los 87 años, en un hospital, rodeado por sus familiares.
Hace alrededor de 50 años, Wilkins y Rosalind Franklin lograron imágenes de rayos X del
ADN (ácido desoxirribonucleico), a partir de lo cual Francis Crick y James Watson
descubrieron posteriormente la estructura de doble hélice de la molécula que constituye
el material genético.
En 1962, Wilkins recibió, junto con Watson y Crick el Premio Nobel de Fisiología y
Medicina. Rosalind Franklin ya había muerto en el momento del otorgamiento del galardón.
Más datos:
(Traducido por Carlos, adaptado y ampliado por Eduardo Carletti de varios sitios de Internet)