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05/nov/02
La disciplina está estancada
por sus altos costos, resultado de que las operaciones insumen mucho tiempo.
Los cirujanos dicen estar un poco desanimados, pero hay gran demanda de los
pacientes.
Intentan revitalizar la cirugía
robótica
(La Nación) A tan sólo cuatro años de haber sido
presentados como los inventos que habrían de revolucionar el mundo de la
cirugía, los robots Da Vinci y Zeus temen hoy quedar arrumbados en algún
rincón de los contados centros médicos que, seducidos por las promesas de los
expertos en robótica, decidieron invertir un millón de dólares en la
adquisición de estos sofisticados artilugios.
En un encuentro científico celebrado hace poco más de un año en Munich,
Alemania, los popes de la llamada cirugía asistida por computación
coincidieron en que la disciplina se encontraba estancada, mucho antes de
cumplir con sus expectativas, víctima de limitaciones técnicas que habían
logrado empañar las mejoras obtenidas con la introducción de estas nuevas
herramientas quirúrgicas.
En respuesta a las demandas de los decepcionados cirujanos, la industria madre
de la cirugía robótica se encuentra actualmente trabajando en el desarrollo de
nuevos accesorios entre los que se destacan las suturas automáticas o los
sistemas de estabilización del corazón que podrían sacar a esta disciplina
del pozo en el que encuentra. De esos intentos de salvamento trata esta nota.
Promesas nada más
La entrada de los robots quirúrgicos a los quirófanos fue acompañada por
promesas de todo tipo. A los pacientes se les dijo que las tres incisiones de un
centímetro de diámetro por las que se introduce el instrumental reducirían el
riesgo de infecciones, el dolor posoperatorio y el tiempo de internación. A los
cirujanos se los tentó con la posibilidad de realizar maniobras quirúrgicas
impensables para la mano humana, mientras que las instituciones médicas no
dudaron en creer ciegamente que la robótica era un camino más para reducir
costos.
A los pacientes no les fue tan mal; en todo caso, son los cirujanos y las
instituciones las que tienen motivos para quejarse.
"Los cirujanos estamos con un poco de desánimo al respecto confesó el
cirujano argentino Roberto Battellini, ya que nos hemos dado cuenta de que el
manejo de estos robots no es tan simple como los ingenieros nos hacían
creer". Desde diciembre de 2001, el doctor Battellini integra uno de los
centros cardiológicos más grandes del mundo: el Herzzentrum de la Universidad
de Leipzig, Alemania. Allí, opera junto al doctor Friedrich-Wilhelm Mohr, uno
de los pioneros de la cirugía robótica cardíaca.
Pero no son los imperfectos comandos que permiten a los cirujanos dirigir el
instrumental con el que operan el Da Vinci o el Zeus el principal obstáculo
para la masificación de la cirugía robótica, aseguró esta especialista:
"El problema es que con estos robots no hemos logrado realizar la
operaciones en un tiempo menor al que demandan las cirugías
convencionales".
Desde que los técnicos arman el robot hasta que el paciente abandona el
quirófano pueden transcurrir cinco horas, contra dos que requiere la cirugía
miniinvasiva.
"El costo de la hora de quirófano en los países desarrollados es tremendo
comentó Battellini; lo que la cirugía robótica ahorra en días de
internación no es nada en relación a lo que gasta en tiempo de
quirófano". En Alemania, por ejemplo, un día de internación cuesta 200
euros, contra 600 euros la hora de quirófano.
De ahí que operar con robots sea lo suficientemente caro como para quedar
relegado a los pocos centros de investigación que pueden darse el lujo de pagar
el precio de ser pioneros en la materia.
¿Por qué demoran tanto tiempo las cirugías robóticas? "La mano del
robot ofrece tan sólo seis grados de libertad (movimientos posibles), contra
los 20 a 25 que permite la mano humana", responde el doctor Battellini. Es
por eso que tareas como las suturas, que requieren numerosos grados de libertad
de movimiento, terminan tardando más del doble que las de una cirugía
convencional o miniinvasiva.
"Desde hace un buen tiempo, los cirujanos estamos pidiendo a los ingenieros
que doten los robots de un mayor número de grados de libertad, pero ellos nos
responden que esto no es posible, y nos ofrecen otras vías alternativas para
hacer más rápido las suturas."
Suturas automáticas
Una de estas nuevas alternativas son las aún experimentales suturas
automáticas. Entre los distintos sistemas en desarrollo, el ventrical es el que
más chances tiene de rescatar a la robótica: consta de dos diminutos anillos
magnéticos que, una vez colocados en los orificios que se hacen en los vasos
por conectar, se pegan instantánemente y sin necesidad de suturas.
Hasta ahora sólo se ha realizado un reducido número de experiencias en perros
con el ventrical, y una sola en humanos hace poco más que un mes. "Si este
sistema es perfeccionado y cumple con los requerimientos para los que ha sido
diseñado, podría ayudar a la robótica a dar el gran salto que la saque de su
estancamiento actual", comentó Battellini.
Los que parecen indiferentes a todas estas cuestiones son los pacientes.
"El paciente se deja llevar por lo que ve en la televisión y por la
promesa de tener menos dolor y la cicatriz más pequeña de las técnicas
miniinvasivas aseguró Battellini. En Alemania tuve pacientes que llegaron a
llorar porque su intervención (un triple by pass, por ejemplo) no podía ser
realizada mediante cirugía robótica."
Link relacionado:
http://www.sti.nasa.gov/tto/spinoff2000/hm1.htm
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