Barrio de las Piedrecillas Azules: Informe acerca del origen mitológico del nombre

Localización

Se trata del Barrio más central de nuestra Ciudad, delimitado por Avenida de los Tres Amantes, Sendero de la Torre, Calle Mendeléiev y El Borde.

Historia

... y en toda esta parte de la comarca se pueden encontrar pequeñas piedras, de un azul purísimo, muy pulidas la mayoría, no más grandes que mi pulgar. Algunas tienen finas vetas de un blanco níveo. Son pequeñas, sin embargo, no hay arenas azules, ni siquiera en las riberas del río... ... el cura Juan me dice que tienen emanaciones del Diablo... sin embargo, a mí me gustan mucho, me transmiten paz... ¡Quien me habrá mandado a explorar en tierra desconocida con un padre del Santo Oficio!

—Fragmento de "Fundación Heroica de la ciudad de Urbys", atribuida a uno de los Fundadores

... y Cou-Celib, el Único, el Creador de todo lo que fue y será, le regaló a su amada un globo de delicado cristal, dentro había creado un Mundo, con mares, ríos y lagos, montañas y valles, animales y plantas, aire y nubes; para solaz y esparcimiento de su amada... ella contemplaba frecuentemente los cambios en su mundo... estaba fascinada por la creación de su Señor... ella dábase cuenta que los habitantes del Mundo veían el globo de cristal como si fuera su Cielo...

... y Cou-Celib y su amada tuvieron un retoño, que creció travieso e inquieto como todos los retoños. Un día, golpeó el globo de cristal, rompiéndolo en una parte...

...grandes cataclismos se sucedieron dentro del roto globo de cristal... escaparon las nubes, el aire se enfrió y congeló, murieron muchos animales y muchas plantas...

...finalmente su padre, el gran Cou-Celib compuso el mundo, restaurando el cristal, creando nuevos animales y nuevas plantas, y como castigo y lección, le encargó el cuidado a su retoño...

... y eso es lo que son las piedrecillas, fragmentos del cristal que eran el Cielo, que cayeron al Mundo justo en estas tierras, porque fue por encima de este lugar donde el Cielo se rompió...

—Fragmento de una leyenda nativa. Del relato de Rigoberta del Mar, una de las últimas habitantes originales de las tierras de la actual Urbys

... como saben, hoy día es muy difícil encontrar una de tales piedras. Las que les venden a los turistas en la plaza Mayor, o frente a la Ópera de Todos los Fantasmas son burdos cantos rodados pintados con la pintura absorbible que fabrican en el Instituto. Hay quienes dicen haber encontrado una de verdad en la excavación de alguna construcción. Lo dudo mucho. Nunca nadie me mostró una. Las poquísimas que se disponen en el Museo, el Instituto, o aquí mismo en la Facultad son de dudosa procedencia. Todas las familias patricias de la ciudad dicen tener al menos una, pero ninguna permite que sean analizadas científicamente...

—De la cátedra de "Historia Metropolitana Comparada", Facultad de Ciencias Arcanas de Urbys

... La composición química de las rocas es bastante desusada: los silicatos tienen un 40 % menos de densidad que los normales, los aluminatos generalmente no se combinan con el cobalto, que en este caso le da el color azul a la roca. Por otra parte, los óxidos de titanio que dan los colores blancos suelen ser inestables, y tienden a degradarse en rocas de la antigüedad fechada de éstas. Tienen una resistividad eléctrica del orden de 10:sup:`18`, muy superior a la del diamante, por ejemplo, y son impenetrables al los campos magnéticos, como si fueran un superconductor. No contienen trazas de radioactividad, ni natural ni artificial, y lo más extraordinario de todo es que la datación mediante el método del Carbono:sub:`14` da una antigüedad de más de 4500 millones de años...

—Del "informe preliminar acerca de las pequeñas piedras azules", clasificado como de alto secreto, Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de Urbys

La piedrecillas deben ser celosamente custodiadas. Constituyen un tesoro invalorable por sus características únicas. Es el deber del Instituto desentrañar el misterio de su origen. ¿Como y por qué llegaron a estas tierras? Si eran tan abundantes ¿por que desaparecieron? ¿Quién las tiene? Te delego el cuidado de éstas, que están en poder del Instituto desde antes de su fundación. Han sido cuidadosamente contadas, pesadas y medidas. Debes seguir investigándolas con todos los medios a tu alcance, actual o futuro. No pueden ser dadas a conocer hasta que develemos las respuestas a estas cuestiones...

—Del "Manual para directores del Instituto", clasificado como de altísimo secreto, Instituto de Investigaciones Cientificas y Técnicas de Urbys

Camino solo, cruzando la plaza del Árbol Viejo, pensando en las piedrecillas azules.

Dejo vagar mi mirada por la plaza, mi mente también divaga. Imagino al cura Juan, mirando horrorizado el rostro del Maligno en una piedrita. Veo a un científico del Instituto pesando una pequeña roca con una vieja balanza de platillos de bronce. La imagen, no sé por qué, me hace gracia.

Abandono la plaza por la esquina sudeste, rumbo al río. Salto la baranda que lo bordea en este sitio y sigo caminando por la ribera, mirando las aguas. De pronto, un destello de color azul me llama la atención por sobre el marrón de la tierra.

Es una pequeña piedra, no más grande que mi pulgar, del color del cielo en una tarde de otoño. Tiene finas vetas de color blanco, que en un extremo se vuelven casi, casi gris.

No tengo ninguna duda: ésta es una de las Piedrecillas Azules. Ni falsa ni pintada. Verdadera. Efectivamente, parece un pedazo de cielo.

La siento cálida en la palma de la mano. Esta pequeña piedra es tan antigua como la Tierra misma. Vio erguirse montañas, hundirse continentes, nacer la vida. Vio subir al mono y bajar al hombre del árbol.

¡Qué cosas podría contarme! ¡Qué historias, qué portentos!

Por sobre mi cabeza pasa un gorrión, que se posa en un sauce llorón, unos metros más allá.

Unos chicos pescan en la otra margen, puedo ver los peces observando desconfiados el anzuelo. Una parejita pasea lentamente por el puente que está más allá.

Nunca va a poder contarme nada, es sólo una piedra. Sin embargo, puedo sentir que tiene algo para contarme.

Me dice desde su inmovilidad mineral que la vida es un milagro, que una vida puede ser corta y evanescente, pero que la vida es perdurable y debe ser honrada como el tesoro que es. Me cuenta que una piedra puede ayudar a sentir paz, pero no puede ir al interior del ser a buscarla.

Me siento en paz y lleno de vida.

Vuelvo a la plaza, desandando mis pasos. Sin querer me fijo en el borde del sendero.

Una piedrita azul con vetas blancas. Más allá, otra. En el cantero del Árbol Viejo, un par más.

Salgo de la plaza y, fijándome un poco en el jardín de una casa, veo otras tres.

¡Ahhhh! ¡Ya caigo! Las piedrecillas no eran tan escasas, entonces...

Porque al fin y al cabo éste es su barrio, ¿no?

Creo ver otra enseñanza de las piedras. En conjunto, me dicen que no es tan difícil encontrar el tesoro que representan, que sólo es necesario un poco de voluntad y dedicación...

Sí, es una buena enseñanza.